El 25N, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, se conmemora la lucha de tres mujeres dominicanas contra la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo en República Dominicana, que fueron brutalmente asesinadas la noche del 25 de noviembre de 1960 y miles de personas claman contra la la lacra de la violencia machista.
En los 15 años de la ley contra la violencia de género son ya 1.118 mujeres asesinada, se han registrado dos millones de denuncias, más las que quedaron sin denunciar, es una cifra que nunca podremos saber. Entre mayo y junio, hubo más asesinatos machistas en estos 30 días que en los cuatro primeros meses de 2021.
Las mujeres del Movimiento Feminista, están hartas de que a las víctimas de la violencia de género no se las crea, solamente cuando están muertas, reventadas o violadas. Hartas de que el sistema sigue beneficiando a los maltratadores, que aprovechan los resquicios de la letra pequeña de la Ley.
Resulta escalofriante que en el último barómetro de la Juventud, que analiza a los jóvenes de 15 a 29 años, señala que hace dos años solo un 10% de los jóvenes pensaba que la violencia de género no existía, en este tiempo que ha pasado, ahora lo opina el doble, el 20%, que dicen que no solamente la violencia de género no existe, sino que además se utiliza el concepto de ideología de género.
Consideran demencial el negacionismo machista, difundido a través de partidos como VOX, que están intentando derogar la ley de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género de 2004, niegan la violencia machista tanto, en ayuntamientos como en parlamentos y se niegan a participar en los minutos de silencio a las víctimas. Además su negacionismo y sus mentiras, son continuamente aireadas por los grande medios de comunicación de la derecha.
Animan a perder el miedo y denunciar cualquier gesto de maltrato, denuncian falta de protección a las víctimas en muchos aspectos, así como el insuficiente presupuesto institucional, la falta de educación contra el machismo en las escuelas e instituciones públicas, ayuntamientos, policía, etc..
Denuncian la falta de una buena formación en jueces y fiscales, inclusive en algunos letrados, algunos son inconscientes, pero otros actúan conscientemente contra las victimas, por su ideología machista y de derechas. Denuncian la falta de especialización de los trabajadores en los puntos de encuentro, en ese lugar donde la madre y el padre en situación de violencia de género que no pueden verse.
Consideran que en materia de violencia de género, no se contempla la violencia económica, es decir la privación intencionada y no justificada de recursos financieros a las víctimas de la violencia machista, tampoco se ha modificado el Código Penal en esta materia y no está contemplada en el convenio de Estambul, como una modalidad de violencia de género.
Las consecuencias que puede tener para las víctimas, en casos de impago de pensiones, es una modalidad de la violencia de género, que no está prevista en la ley del año 2004, supone la frustración de expectativas presentes y futuras, no solamente en relación a la madre sino también en relación a las hijas y los hijos. La imposición en exclusiva de deberes de cuidado a la madre, supone un retiro o un retroceso en la incorporar al mercado laboral.
Denuncian que la violencia económica de género tiene una versión específica, que se manifiesta como violencia vicaria, porque el privar de una manera intencionada e injustificada de la pensión alimenticia, supone privar en consecuencia a las hijas y a los hijos, de los recursos básicos. El estado está legitimando esta la violencia económica y está siendo cómplice de los agresores, porque no lo está regulando y controlando, dando las herramientas precisas para que se pueda, a través de lo económico, seguir perpetuando la violencia de género.
Y es que tanto la extrema derecha, como cierta clase política, demoniza a el feminismo y se repiten hasta la saciedad que es un lobby, dando voz al discurso machista y misógino de los partidos como Vox, ante las carencias del periodismo, por falta de espacio feminista, creando en el imaginario colectivo, la idea de que hombre no es un maltratador, si es impecable socialmente y sí tiene una alta posición social o reconocimiento social.
Por último, se denuncia el caso de sentencias de los juzgados, que aplican falso síndrome de alineación parental (SAP), por considerar que la madre lo que hace es lavar el cerebro de su criatura, para ponerlo en contra de la figura paterna, impidiendo a esa madre ver a su hija o hijo en 8, 10 o 12 años. No haciendo caso ni siquiera ni al propio Consejo General del Poder Judicial, que ya ha dicho que eso es machismo, que eso no tiene por qué aplicarse, un síndrome que ni siquiera tiene reconocimiento ni académico ni médico, ni por la Organización Mundial de la Salud.
