Inicio Laboral Reforma laboral: la derogación que nunca llega y las mentiras de Gobierno y sindicatos institucionales

Reforma laboral: la derogación que nunca llega y las mentiras de Gobierno y sindicatos institucionales

por Colaboraciones

Después de casi dos años de gobierno progresista” la derogación de la última Reforma laboral ha sido una cantinela constante por su parte. Son ya innumerables las veces en las que algún miembro del actual ejecutivo expresa su intención de acabar con una de las medidas que más contribuyeron al deterioro de las condiciones laborales de la clase trabajadora en estos años.

En los últimos meses las burocracias sindicales, el Gobierno y la patronal han abierto una mesa de diálogo para dicha tarea. Al mismo tiempo en el interior del Gobierno, las diferencias sobre esta cuestión han generado diversos conflictos. Se trata sin duda de una de las grandes declaraciones de intenciones con las que, sobre todo Unidas Podemos, han intentado engatusar a las y los trabajadores.

La patronal por su parte se ha mostrado abiertamente contraría a acabar con una de sus principales conquistas en estos años. La CEOE, como principal organización patronal, ha argumentado que la creación de empleo, sobre todo entre los sectores más vulnerables, ha sido en gran medida gracias a la Reforma laboral, que “flexibilizaba la contratación”. Para los grandes empresarios quitarles este instrumento haría que aumente el paro, sobre todo entre la juventud. En otras palabras, es una amenaza de la patronal a todos los trabajadores, para presionar que la Reforma laboral se siga manteniendo, en sus puntos fundamentales, intacta.

Por su parte los sindicatos llevan años sin convocar ninguna gran movilización que haga contrapeso a esta presión de los empresarios. En estos últimos meses se han dedicado a vender que las negociaciones mantenidas con la CEOE y el Gobierno garantiza que la Reforma laboral se derogara antes de que acabe este año. Por lo que podemos observar se trata de dos relatos absolutamente diferentes, el de la patronal y las burocracias sindicales, y por tanto una de las dos partes está mintiendo o diciendo medias verdades.

El Gobierno ante esta situación ha ido rebajando progresivamente el discurso frente a esta cuestión. En un primer momento asumía claramente que su intención era derogar la última Reforma Laboral. A mediados del año pasado se anunciaba que la derogación era inminente, sin embargo solo se trataba de una maniobra para aprobar los presupuestos y para que los grupos parlamentarios a la izquierda del Psoe tuviesen alguna manera justificarlo. A las pocas horas salía un comunicado desde Moncloa para aclarar que no se iba a derogar “todavía” dicha medida.

De esta manera el Gobierno pasó a decir que solo iba a cambiar los aspectos más lesivos de la misma, sin especificar muy bien cuáles. En el eterno pulso entre las dos almas del Consejo de ministros, la de Unidas Podemos y el Psoe, la ministra de trabajo Yolanda Díaz anunció hace unos días que esos cambios en la Reforma Laboral básicamente consistían en rebajar el número de tipos de contrato y una serie de vaguedades que no se concretaban en nada. Para el ala más neoliberal del Gobierno, en alianza con las posturas de la CEOE, incluso estas tímidas medidas eran demasiado y rápidamente Nadia Calviño salió a decir que las negociaciones de los últimos meses no implicaban nada y que la Reforma Laboral no se va a derogar ni a eliminar sus elementos más lesivos, sino simplemente a “ajustar y a hacer cambios equilibrados”.

Todo indica que nos encontramos ante un nuevo chasco para los que creyeron que esta vez sí verdaderamente se iba a acabar con el principal instrumento de precarización de las condiciones laborales que hemos padecido las y los trabajadores.

La Reforma Laboral ha sido la piedra angular de un modelo laboral enormemente beneficioso para la patronal y que no está dispuesta a renunciar. Esta medida fue aprobada en uno de los momentos más duros de la crisis anterior y significó el abaratamiento de los despidos y la ampliación de las causas del mismo. También implico una serie de medidas que dejaba las manos libres a los empresarios para que pudiesen reducir salarios y eliminar derechos conquistados por sus trabajadores. Entre estas medidas destacan la supresión de los convenios colectivos cada dos años, teniendo por tanto que empezar de cero en cada negociación colectiva; facilidad para rebajar salarios por parte de la empresa sin previo aviso a los representantes de los trabajadores, o la supresión de los incentivos para los contratos por reincorporación de las mujeres con permiso de maternidad.

Es por esto que no se entiende no solo la pasividad de los sindicatos, sino incluso su discurso triunfalista como el del Secretario General de CCOO, Unai Sordo, que dijo que “ la reforma laboral se va a derogar si o si a finales de este año”. Es necesario decir taxativamente la verdad, la burocracia sindical y la ministra “comunista” mienten desvergonzadamente a la clase obrera. No se va a conseguir derogar la Reforma laboral si no se articula una enorme movilización desde las calles que se lo imponga a la patronal. Las discusiones y negociaciones de despacho por parte de los sindicatos solo hace que se pierda un tiempo valioso y que se prepare el terreno para una nueva decepción y desmoralización para amplios sectores de las y los trabajadores.

Después de 9 años sin convocar una huelga general es fundamental exigirle a quienes dirigen los sindicatos que convoquen y organicen democráticamente movilizaciones para acabar con el chantaje de la patronal y las condiciones de precariedad y miseria que quieren imponernos eternamente. El gobierno y los empresarios, que este año conseguirán beneficios record, no moverán un dedo a favor de la clase trabajadora sino se les impone a través de la lucha y la auto organización.

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