Atado y bien atadoLa Constitución de 1978 fué elaborada bajo la tutela de los militares, que impusieron la monarquía Juancarlista decretada por Franco, así como la impunidad del aparato del estado decretando la ley de Amnistía de 1977. En su artículo 2, quedaban amnistiados los delitos y faltas que pudieran haber cometido las autoridades, funcionarios y agentes del orden público, todo ello gracias al pacto entre los poderes fácticos (militares, financieros, empresarios y la iglesia) del franquismo agonizante y los jefes del PSOE, el PCE, el PNV y los nacionalistas catalanes.

En estas circunstancias, sin debate, con apoyo de los medios de comunicación en su inmensa mayoría controlados por el denominado movimiento nacional (el régimen franquista) y sin participación del pueblo, fué como se sometió a Referéndum la Constitución que fue aprobada por mayoría, excepto en Euskadi.

Entonces se debatía el aceptar un democracia de baja calidad o bien apostar por la ruptura democrática. En esa época el pueblo estaba concienciado y movilizado, impulsado por una clase obrera dispuesta a conquistar una democracia avanzada. Desgraciadamente el pacto, al que solamente se opusieron los partidos y organizaciones a la izquierda del PCE  (la nueva izquierda, los libertarios y los abertzales de izquierda), supuso la desmovilización social.

De nuevo ante el deterioro institucional demostrado por el resultado de las últimas elecciones al parlamento europeo, con la abstención del 55% de la población y la derrota del bipartidismo  que durante 39 años ha gozado de las mieles del poder, los poderes fácticos con el apoyo explícito de los grandes medios de comunicación, junto con sus estrellas mediáticas, han decidido con premeditación y alevosía, esta nueva operación de recambio del rey para que todo siga igual.

Una operación para renovar las figuras del bipartidismo tocadas por la corrupción y la impunidad más escandalosa, el lavado de cara de una monarquía desprestigiada por sucesivos escándalos de corrupción. Una operación de manipulación mediática para hacernos creer que el monarca franquista nos trajo la democracia y el “estado de bienestar”, cuando fué el pueblo, con su lucha en la calle, el que lo consiguió.

De nuevo se reproduce la misma estrategia con distintos actores. No van a permitir que el pueblo decida, mediante un proceso constituyente que renueve esta democracia de baja calidad.  Como ocurrió con Franco lo tienen ATADO Y BIEN ATADO, pero en estos momentos se encuentran débiles, el pueblo empieza a querer ser protagonista. Si conseguimos llenar las plazas y las calles puede que a corto o medio plazo consigamos tener UNA DEMOCRACIA REAL.

 

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