IMG_6305Quiere  transformar el mundo, cambiar la vida. En la plaza del Arriaga, en la plaza de los indignados del 15M, siguiendo la estela de Jorge Arzuaga, actualmente en huelga de hambre en la plaza del Sol de Madrid, junto con otras 17 personas que en otras ciudades están manteniendo acciones de protesta en forma de huelga de hambre, nuestro querido Olentzero se nos ha rebelado.

Escuchó noticias del joven bilbaíno que decidió ponerse en huelga de hambre y dijo…

-“Aski da!! Zerbait egin behar dot!  ( ¡Ya basta! ¡Debo hacer algo!)

Y así, como siempre hace Olentzero las cosas, desde el corazón y con absoluta generosidad, decidió iniciar un ayuno voluntario para acompañar a Jorge.

Lo comentó primero en el bosque con la mucha gente cercana que le quiere y, finalmente, bajó a la gran ciudad para que más gentes supieran de su grito de indignación.

Olentzero no es tonto, por muy fuerte e inmortal que sea, conoce sus debilidades. Sabe que él sólo no podrá cambiar de abajo a arriba el mundo, sabe que las injusticias son muchas y vienen de muy dentro, que la necesidad de organizarse es grande, que sumar luchas es hoy más necesario que nunca. Seguir luchando, luchar por siempre jamás.

Pero Olentzero tiene magia, una magia muy humana en la que confía plenamente. Una magia que nace de dentro, de muy dentro. Una magia que le da fuerza y que logra acercar a gentes muchas de buen corazón.

No podemos dejar sólo a Olentzero. Es cierto, es un cabezota, pero sus ideas, su lucha contra las injusticias todas, merecen la pena, merecen la lucha.

No podemos dejarle sólo porque su grito debe ser oído en todos los rincones del mundo, porque somos miles de personas quienes compartimos sus ganas de cambiar el mundo de base, desde abajo y por siempre.

Hay dos caminos: confiar en que todo se arregle de la noche a la mañana, desde… quién sabe dónde por no se sabe quien magia…o hacer caso al llamamiento de Olentzero para sumar la magias que cada cual tiene en su interior. Las magias que nacen de la suma de ilusiones sinceras y que llenan de fuerza las plazas.

Confiar en soluciones ajenas y lejanas que no llegan nunca o construir colectivamente soluciones propias y cercanas.

No podemos, no debemos, no queremos…

…dejar sólo a Olentzero!!

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