LampedusaMás de dos centenares  de muertos, 151 supervivientes y más de 150 desaparecidos es el balance de tragedia causada por al naufragio de una barcaza, en la que viajaban unas 500 personas, en su mayor parte procedentes de Eritrea y Somalia. Un continuo horror, una nueva tragedia de la inmigración en Lampedusa, la isla cementerio, donde desde 1990 hasta principios de año han muerto 8.000 personas al cruzar el Canal de Sicilia, de los que 2.770 lo fueron en 2011, cuando debido al conflicto en Libia cerca de 60.000 personas emprendieron la travesía en un intento de llegar a Italia.

Las muertes de Lampedusa se explican desde las políticas de migración que la Unión Europea lleva adelante sin importar las vidas humanas en juego. Nadie dice que son personas que escapan a las guerras de su país (Somalia) o a la sangrante dictadura de su gobierno (Eritrea). Nadie advierte que muchas de esas víctimas eran potenciales solicitantes de protección internacional (asilo) a quienes Europa les sigue dando la espalda, pese a tener una participación activa en el expolio y los conflictos armados que se suceden en esos países.

A Europa no le preocupa la cantidad de muertes. Que mueran pero lejos, es la consigna. Ya las primeras voces oficiales empiezan a reclamar mayor control en los puntos de salida, y tal vez la consecuencia que veamos sea abrir más cárceles en el continente africano, como en la École Six de Naudibú (Mauritania) donde las aulas de la escuela han sido sustituidas por celdas.

La transformación fue financiada por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), construida por el ejército español y con la Cruz Roja a cargo de las tareas “asistenciales”. Estas muertes, las anteriores, y las que podemos asegurar se seguirán sucediendo se explican todas desde las políticas de migración que la Unión Europea lleva adelante sin importar las vidas humanas en juego.

Aún con la vergüenza de la muerte pegándonos en la cara, vale la pena recordar que en 2011, año en que perdieron la vida o desaparecieron en el Mediterráneo más de 1.500 personas, el Ministerio de Interior español gastó en el Fondo para las Fronteras Exteriores 59.575.389,50 euros, de los cuales casi 15 millones salieron de nuestros fondos públicos y el resto provino de la Unión Europea.

El año pasado la Agencia de Control Fronterizo Europeo (Frontex) destinó poco más de cuatro millones de euros para el operativo Hermes, creado para frenar la llegada de inmigrantes desde países como Libia, Túnez y Argelia hacia, precisamente, la isla de Lampedusa. Los resultados, están a la vista.

En España, desde el año 2006, el Ministerio de Interior ha destacado el éxito de su política fronteriza, especialmente la disminución en la llegada de migrantes a nuestras costas. En sus números nunca aparecen las personas muertas o desaparecidas, hasta que tragedias como la de ayer les obliga a sacar su hipocresía. Mientras, siguen ordenando sus redadas racistas, torturando en Centros de Internamiento de Extranjeros y programando vuelos de expulsión masiva.

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