En la eurozona los bancos centrales de los estados no pueden imprimir euros ni tampoco comprar su deuda pública y el único banco central que puede imprimir dinero es el Banco Central Europeo (BCE), y éste no puede comprar los bonos de deuda que emiten los distintos estados, según el artículo 213 de su reglamento.

 Lo indignante es que los bancos privados pueden pedir prestado dinero al BCE y conseguir unos intereses bajísimos (1%) y los estados si quieren financiar su deuda, tienen que pedir prestado dinero a los bancos privados, pagando unos intereses elevadísimos (hasta un 7%).

 En esta situación los estados se tienen que endeudar más y depender de la banca, que utiliza estos fondos para aumentar las deudas y conseguir beneficios seguros. Hoy el Presidente del BCE, Mario Draghi, antiguo director del Banco Mundial y Vicepresidente para Europa de Goldman Sachs, ha regalado a 523 bancos, 489.191 millones de euros a cómodos plazos hasta 3 años y sin apenas avales, con la coartada de activar el flujo crediticio para las familias y las empresas. Nos han colocado al zorro como guardián del gallinero. Y los estados y sus políticos tan contentos,  pues ya pagaremos los pueblos.

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