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Un nuevo crimen patronal se ha cobrado la vida de un trabajador de 41 años aplastado por una bobina

por Juan

No es la fatalidad ni tampoco la precariedad, es la patronal de la fábrica Cables y Alambres del grupo Vicinay la que el martes dejo sin vida a un trabajador vecino de Leioa de 41 años, casado con 2 hijos, que quedó atrapado por una encarretadora de alambre. La gravedad de sus heridas provocaron finalmente su fallecimiento en el hospital de Cruces en la madrugada de ayer.

Este nuevo crimen, que se describe en un lenguaje anestésico como “accidente laboral“, seguramente como la inmensa mayoría quedará impune, porque rara vez ocurre que los accidentes laborales sean simples “accidentes”, pues sus causas suelen ser: la presión ejercida por los mandos de la empresa sobre los empleados por las restricciones horarias o de recursos, el mal diseño o mantenimiento precario de los equipos, la ausencia o falta de solidez de las medidas básicas de seguridad o la precaria situación y baja cualificación del trabajo.

Según fuentes del comité de Cables y Alambres, que cuenta con una plantilla de alrededor de 150 personas, este siniestro «se veía venir, porque no se ha tomado ningún tipo de medida para mejorar una maquinaria que consideran «antigua». «Lo hemos venido denunciando con más fuerza, paralizando máquinas y realizando peticiones por escrito de reparaciones urgentes».

Estos crímenes corporativos son considerados menos graves ya que son atribuidos a la imprudencia/negligencia. Ahora bien estos delitos de las empresas se producen en condiciones que requieren premeditación y planificación, se cometen a veces a sangre fría, a menudo con el fin de promover metas financieras o mantener sistemas rentables de producción en condiciones que a menudo se mantienen durante largos periodos de tiempo. Los dueños o accionistas de las empresas no asumen responsabilidad alguna por esas pérdidas ni tampoco por los perjuicios causados por el daño que generan.

Estos crímenes son una de las consecuencias del actual sistema laboral precarizado a raíz de las reformas laborales, casi nunca se nos invita a pensar en las actividades criminales de las empresas como verdaderos crímenes. La capacidad de la empresa para causar daño y cometer crímenes con relativa impunidad es apuntalada por el estado y por el derecho, que configuran un marco legal que refuerza económica y socialmente el poder de la patronal.

La principal ventaja que reporta la legislación a los capitalistas-inversores, es la creación lo que comúnmente se conoce como” persona jurídica“, donde tienen responsabilidad  limitada que queda reducida al riesgo financiero a que se exponen los propietarios o accionistas de la sociedad. Solamente este tipo de crímenes es castigado cuando se demuestra la responsabilidad personal de un mando de la empresa.

El planteamiento de los sindicatos mayoritarios de que la precariedad, la escasa calidad del empleo y la falta de medidas adecuadas son las causas de los crímenes de empresa, omiten la responsabilidad e impunidad de los dueños o accionistas de las empresas. 

Es necesario una campaña para abolir la “personalidad jurídica”  y contra la responsabilidad limitada de las corporaciones que de posibilidad a que en un episodio de negligencia criminal u homicidio corporativo, pueda ser atribuido a la dirección de la empresa.

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