Creemos necesario luchar desde la ruptura con un modelo sindical, que en los últimos 30 años nos ha conducido a sucesivas pérdidas de derechos, y que en este momento de aguda crisis del capitalismo, ha demostrado su complicidad y su falta de voluntad y capacidad para dar una respuesta a los ataques contra la clase trabajadora. Un modelo sindical que ha promovido un sindicalismo institucionalizado, dependiente del estado, dirigido a impedir la movilización y la participación real de la clase trabajadora en organizaciones sindicales autónomas y con voluntad de lucha.
La reforma de la Negociación Colectiva, que se está tramitando en el parlamento es, además de un nuevo y grave recorte de derechos, una vuelta de tuerca más para tratar de controlar la conflictividad laboral y la lucha social, consolidando el bisindicalismo institucional y su papel como gestores de la crisis en favor de los intereses capitalistas, recortando aún más la capacidad de acción de otras organizaciones sindicales, y la libertad sindical de trabajadores y trabajadoras.
La reunión del 24 de junio es el primer paso de un proceso que en los próximos meses impulse la movilización desde reivindicaciones comunes, debatidas y asumidas por los trabajadores y trabajadoras, con el horizonte de una Huelga General con capacidad de enfrentar la actual ofensiva y avanzar en la conquista de nuevos derechos sociales.
Los acontecimientos surgidos a partir del 15M han roto con el clima de pasividad previo y nos sitúan en un escenario de movilización, sin precedentes desde que surgió la crisis, que ahora debe trasladarse a los centros de trabajo, situando las reivindicaciones sociales y económicas de trabajadores y trabajadoras en el centro del debate público, aportando a este movimiento las herramientas necesarias para la confrontación y la lucha en el terreno económico y laboral, complementando a las demandas socio-políticas la acción concreta contra el capitalismo.
La situación nos exige una respuesta proporcionalmente igual de contundente que las medidas que estamos sufriendo los trabajadores y trabajadoras y por ello consideramos necesario no sólo continuar con las luchas sindicales que llevamos a cabo, sino dar un paso que rompa definitivamente con este modelo de sindicalismo institucionalizado y generar un precedente en el cual seamos los sindicatos de clase quienes empecemos a marcar los tiempos desde la acción ofensiva para conseguir nuestros objetivos.