EL MIEDO. La Crisis original fruto de una burbuja financiera internacional, se ha adecuado a las circunstancias macro de cada Estado, pero en todos lleva un objetivo evidente: Desvalorizar el Trabajo. Todo puede ser más barato, todo se puede hacer con menos, todo lo que haga falta legalmente para que los Beneficios de las grandes empresas se multipliquen y de paso los de la casta directiva.
Hay motivos para que nuestro miedo personal se encuentre activado y alimentado. ¡Desde luego! Los bancarios, con clara tendencia a pensar que somos “aparte”, nos vamos cayendo del guindo, al menos más que antes y viendo que todo lo laboral nos concierne. Ante el miedo, vamos haciendo quiebros para sortear la consciencia de la
situación. Pero hay demasiados casos concretos, fuera de los telediarios, entre nosotros mismos, ante los que la consciencia prevalece, y bien por preguntar, bien por conocer, bien por pararnos esos pocos minutos necesarios, acabamos, a pesar nuestro, dándonos cuenta de que EL MIEDO es lógico, tiene por desgracia base suficiente.
Ante EL MIEDO no hay una solución mágica, instantánea. Ante EL MIEDO sólo caben 2 actitudes humanas:La acomodación o la preocupación. Ambas son las 2 caras de la misma moneda: El miedo.
La acomodación es mayoritaria. Sirve mientras sirve para llevar el día a día, pero suele tener efectos secundarios en lo personal (el ánimo, depresión, peores condiciones de vida, etc.). La acomodación fortalece el miedo, porque no lo evita ya que las causas persisten y las figuras que representan el miedo (empresa, jefe concreto, etc.) se engrandecen y refuerzan.
La preocupación es minoritaria. La preocupación provoca movimiento y por eso agota. En ese moverse para disminuir la preocupación. te informas, entiendes, mides, etc. y puedes comprender tu miedo, su media y formas de acometer los hechos que más miedo te generan. La preocupación no soluciona, pero aporta argumentos para aquilatar los hechos y el miedo.
De la preocupación nace la asociación que tampoco soluciona, pero ayuda muchísimo.
