Por la Coordinadora Antiprivatización de la Sanidad (CAS)
Ante la decisión del Gobierno PSOE-Podemos y de la UE de iniciar la vacunación masiva de la población con el fármaco producido por la multinacional estadounidense-alemana Pfizer- BioNTech queremos hacer públicas algunas consideraciones que nos parecen de especial gravedad y que echamos en falta en la gran mayoría de los medios de comunicación masivos.
Quienes integramos CAS no tenemos relación alguna con quienes sostienen posiciones anti-vacunas, muy al contrario. Entendemos que, de entre todos los medicamentos, son las vacunas las que han permitido las mejoras más significativas en la prevención de enfermedades que ocasionaban gran mortandad, sobre todo en la infancia.
En todo el mundo, la vacunación infantil masiva, en los países donde ha sido posible ya que su puesta en práctica depende de la existencia de infraestructuras sanitarias suficientes, como el mantenimiento de la cadena del frío, ha permitido disminuir la incidencia o erradicar enfermedades que producen gran mortandad. No obstante, siguen pesando como una losa las desigualdades sociales y, en pleno siglo XXI, las dificultades para acceder a bienes de primera necesidad como el agua, la luz, la vivienda, la calefacción, etc., en países dependientes y en los barrios donde vive la gente trabajadora del centro del imperio, siguen mostrando la determinación de la composición de clase en los niveles de salud de los pueblos.
Las consideraciones que manifestamos son las siguientes:
1º.- La actual pandemia Covid19 al igual que la salud y la enfermedad en general, tienen una determinación social y, por lo tanto, su tratamiento eficaz requiere intervenciones sobre las condiciones de vida y de trabajo. Sus prioridades demandan actuar para cambiar radicalmente la situación allí donde se trabaja en condiciones de semi-esclavitud, con largas jornadas de trabajo y salarios míseros, o en el paro, o con pensiones indignas, donde se vive en situación de hacinamiento con falta o escasez de luz, agua y calefacción y donde la tensión, la angustia y la inseguridad afectan gravemente la psique humana y las relaciones sociales.
2.- Es imprescindible actuar para cambiar radicalmente modos de producir y de consumir como la ganadería industrial, la deforestación o la destrucción del hábitat de especies salvajes, aspectos básicos que constituyen el caldo de cultivo para esta pandemia y otras muchas enfermedades.
3º.- Los avances científicos han producido medicamentos útiles, como las vacunas infantiles, que han ayudado a disminuir la mortalidad por enfermedades infecciosas, pero la dictadura del beneficio del capital impuesto en este caso por las multinacionales farmacéuticas pervierte la naturaleza del medicamento. La prioridad del beneficio a toda costa determina que, en muchas ocasiones, el producto farmacéutico, elemento importante del sistema de salud, genere un despilfarro de dinero público y se convierta en productor de enfermedad, mediante la corrupción de profesionales y políticos.
4º.- La evaluación de la seguridad y eficacia de un medicamento tiene sus ritmos y sus formas. No respetarlos conlleva riesgos, máxime cuando va a ser administrado a millones de personas sanas.
5º.- La UE y los gobiernos como el nuestro han colaborado decisivamente en la preparación del negocio destinando a la compra coordinada de vacunas, aun sin conocer resultados contrastados. Se han destinado para ello 1.200 millones de euros a sufragar por los estados miembros y adoptando el escandaloso acuerdo de que sean los gobiernos respectivos, con nuestro dinero, los que sufraguen las indemnizaciones por efectos nocivos de las vacunas.
6º El gasto de muchos centenares de millones de euros en un producto farmacéutico de escasa eficacia y más que dudosa seguridad, es absolutamente injustificable cuando el hambre se apodera de los barrios obreros, se confinan los casos de Covid en viviendas hacinadas e insalubres mientras miles de hoteles permanecen cerrados y su personal en ERTE. Un ejemplo concreto, en estos días, por ejemplo, en Madrid, 40 personas se han intoxicado con butano por falta de luz y un niño ha sido ingresado con síntomas de congelación.
7º. –El gobierno español ha iniciado la vacunación masiva de la población con un producto denominado impropiamente vacuna, fabricado por la primera multinacional farmacéutica Pfizer-BioNTech que presenta las siguientes características:
- Su eficacia demostrada es muy pequeña y exclusivamente para casos leves o moderados.
- No hay dato alguno que avale su utilidad para disminuir complicaciones graves, ingresos en UCI o para aminorar la mortalidad.
- Se desconocen sus efectos sobre la fertilidad humana.
- No se dispone de datos sobre aspectos tales como duración de la inmunidad, interferencia con otras vacunas, contagiosidad de la persona vacunada, etc.
- Se usa por primera vez en seres humanos, no ha completado su estudio en animales y puede tener efectos graves sobre la capacidad reproductiva y sobre diversas enfermedades.
8ª.- Los múltiples antecedentes de corrupción de expertos (incluida la OMS y las respectivas Agencias del Medicamento), y de políticos, por parte de las grandes empresas farmacéuticas, junto con las fabulosas ganancias que se van a generar, permite sospechar que se está construyendo un siniestro escenario de urgencias y demandas acuciantes de vacunación, a costa de la seguridad más elemental, de nuestra salud y de nuestro dinero.
9º.- Para que los medicamentos estén al servicio de las necesidades de salud y estas no estén supeditadas a los negocios de las empresas farmacéuticas, es imprescindible la creación de una industria farmacéutica pública que produzca y distribuya los medicamentos esenciales según la OMS, entre los que se encuentran las vacunas.
La OMS recibe el 90% de sus fondos de grandes empresas farmacéuticas y multimillonarios.
Un texto más amplio en el que se analizan con más detalle los fundamentos y el aparato crítico que sustenta estas posiciones puede consultarse en este enlace.