[wpdevart_youtube caption=»» align=»left»]mliymd3vxds[/wpdevart_youtube]
Israel viola sistemáticamente el derecho internacional y resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU en relación con la capitalidad de Jerusalén, los Altos del Golán sirios, el castigo colectivo a la población ocupada o los asentamientos. La anexión del 30 % de territorios de Cisjordania, en un nuevo avance de la construcción de un Estado sionista basado en el exterminio del pueblo de Palestina.
Esta operación genocida es contraria al derecho internacional y por lo tanto todos los Estados deberían tener la obligación –al menos moral-, de no reconocerla como lícita cuando se saben las terribles consecuencias que miles de personas van a sufrir por ello. Mientras la comunidad internacional ha terminado anestesiada ante una secuencia imparable de violaciones israelíes que por mera acumulación se han convertido en «normales».
Con el salvoconducto concedido por Donald Trump para que Benjamin Netanyahu pueda proseguir su huida hacia adelante, en lo que Israel ha denominado ‘plan de paz’, para los palestinos tan solo es el certificado de defunción de su sueño político de constituirse como nación, tras haber renunciado en 1947 a aceptar el 44% de la Palestina histórica que les concedía el Plan de Partición (a pesar de ser el 70% de la población).En 1993 no les quedó más remedio que acepar quedarse reducidos al 26% del territorio y, ahora, el plan de Netanyahu es restar otro 30% de la menguada Cisjordania a partir de hoy 1 de julio.
Ante este lento y calculado genocidio al pueblo Palestino, la Unión Europea, no ha logrado adoptar una línea de acción común por las diferencias internas entre sus estados miembros. El bloque comunitario sigue buscando en el diccionario palabras que expresen descontento y rechazo, pero se cuida de que no transmitan ninguna voluntad de pasar a los hechos y de que no hieran la sensibilidad de los gobernantes israelíes.
CGT, como organización internacionalista, llaman a la sociedad en su conjunto a apoyar todas las acciones que se organicen para colaborar y participar en la lucha por la libertad y el derecho a la vida del pueblo palestino. Consideramos que uno de los pasos más importantes es frenar la construcción del tren CAF en los territorios ocupados de Jerusalén, recordando que la causa palestina afecta a todas las personas directamente.