La base de nuestra actuación es el mundo laboral y la lucha sindical, pero también nos organizamos fuera del trabajo y de los centros de trabajo, en las calles de pueblos y ciudades, en ateneos y centros sociales, asociaciones de vecinos / as, de jóvenes , migrantes o pensionistas, etc.
Lo hacemos denunciando que cosas indispensables para la vida, como la vivienda, la energía, el agua o simplemente el espacio público estén sometidos a las leyes del mercado capitalista, especule con ellos simplemente con el objetivo de garantizar beneficios a bancos y grandes compañías. Tampoco aquí nos resignamos y tenemos muy claro que nuestra lucha es para defender nuestras vidas frente los exorbitantes beneficios de una pequeña minoría.
Como trabajadores / as, desde la CGT, y como población, organizados en infinidad de movimientos sociales y asociaciones, luchamos contra el expolio de los servicios públicos que, en vez de garantizar las condiciones de vida en la mayoría. Queremos frenar su privatización y buscar fórmulas para recuperarlos y autogestionarse los. Del mismo modo, no nos dejemos engañar con las pensiones públicas. No nos rendimos al fatalismo impuesto por medios de comunicación. Sabemos que son sostenibles, son necesarias y lucharemos, no sólo contra su recorte y privatización, sino para mejorarlas.
Por el hecho de luchar, hemos sufrido la represión y la seguimos sufriendo. En el trabajo, pero también fuera. Tenemos muy claro que esta represión la sufrimos, precisamente, porque somos como somos. Porque hemos decidido tomarnos seriamente la vida y defenderla. No sólo nuestra, sino la del conjunto de la población y, también, el conjunto del planeta. No creemos, sabemos que otro mundo es posible y la anhelamos. Un mundo donde el incremento de la productividad del trabajo signifique un beneficio para el conjunto de la sociedad y no un problema para los trabajadores / as, una parte de los cuales se nos expulsa hacia el paro con cada nuevo invento. Un mundo donde el aumento de la esperanza de vida sea un elemento positivo y no un argumento para poner nuestras pensiones públicas en venta, en una venta donde ganarán bancos y aseguradoras.
Somos dignos, estamos cargados de razones, mantenemos y abrimos infinidad de luchas. Estamos plenamente convencidas de la imperiosa necesidad de derribar el capitalismo y construir, de manera horizontal y autogestionaria una manera diferente de organizarnos como sociedad. Y sabemos que, si somos conscientes de nuestra fuerza y seguimos dando pasos en este camino de lucha que es nuestro, lo podemos conseguir.
* Editorial del núm. 193 de la revista Catalunya