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ESOS MARZOS SANGRIENTOS

por Andrés Gallego

Al igual que hay una semana negra de la transición española en enero de 1977, podemos decir que en el ámbito libertario tenemos unos marzos sangrientos. El 2 de marzo de 1974 el Estado asesinó a garrote vil a Salvador Puig Antich. El 10 de marzo de 1923 las fuerzas armadas de una patronal mafiosa y asesina mataron a Salvador Seguí de un tiro en la nuca. El 14 de marzo de 1978 muere, por las palizas que le dieron los funcionarios de la cárcel de Carabanchel, Agustín Rueda.
Es un pequeño recuerdo y homenaje en este marzo de 2022 a los compañeros Puig Antich, Seguí y Rueda. Todos ellos asesinados por la mano del sistema contra el que luchaban en un deseo de llegar a constituir una sociedad mejor. Todos
ellos muertos con violencia por las manos y los medios del Estado represor. A pesar de la diferencia de años entre las muertes de unos y otros hay un hecho común. Los querían muertos porque su presencia era importante en la lucha de las organizaciones en las que militaban.
Daremos unos pocos datos significativos para que hoy nuestros compañeros tengan un hueco en la historia. Hay muchos más compañeros y compañeras que dieron su vida por la lucha de ese mundo nuevo que llevamos en nuestros corazones. Pero en este artículo vamos a recordar someramente las biografías de estos tres luchadores por la libertad y la justicia social
que fueron señalados por el enemigo del pueblo.
Siguiendo el orden cronológico de sus asesinatos hablaremos primero de Salvador Seguí, “El Noi del Sucre”, como era conocido.
Vamos a contextualizar la época en la que Seguí desarrolló su actividad sindical. Los primeros años del siglo XX fueron años duros, con el surgir de la industrialización comenzaron a organizarse los trabajadores y trabajadoras de las fábricas que padecían condiciones laborales penosísimas unidas a la situación de necesidades de vivienda, etc. por el efecto del traslado de las poblaciones rurales a las ciudades. Así, Salvador Seguí empezó a militar en el movimiento libertario, siendo autodidacta fue adquiriendo su formación de la asistencia a ateneos libertarios y de los conceptos de la Escuela Moderna de Ferrer i Guardia aunque no fuera uno de sus alumnos. Sin embargo, fue un excelente orador y un líder en el mejor sentido de la palabra. Por ello, lideró la convocatoria de distintas huelgas desde 1915, siendo su participación en la huelga de La Canadiense uno de los hitos del anarcosindicalismo.
Con su forma de ser conciliadora, enemigo de la violencia y con una visión de la lucha sindical preclara fue capaz de dominar una asamblea bronca y dirigida hacia una situación límite para los trabajadores, como aparece en distintas
biografías suyas: “El mitin estaba a punto de suspenderse. Entonces, se levantó a hablar Seguí, tiró el cigarrillo al suelo, se secó los labios y se adelantó a la tribuna, donde destacaba su macizo corpachón. Gran parte del público calló, impresionada por su presencia e interesada por oírle. Pero otros continuaron interrumpiendo, decididos a que no se aprobase el convenio. Sin embargo, en aquellos tiempos anteriores a micrófonos y altavoces, la potente voz de El Noi del Sucre llegó hasta los últimos rincones, por encima de gritos y de protestas”. Y así, con su don de comunicación y oratoria explicó a los trabajadores los acuerdos logrados y la necesidad de dar un voto de confianza para salir de esta huelga tan larga y dura. Finalmente, la patronal a través de los matones del Sindicato Libre dio órdenes de terminar con uno de los elementos
más importantes de la lucha sindical. Un tiro en la nuca acabó con la vida de un obrero, un luchador por la mejora de la sociedad. Pero también acabó con uno de los que más criticaban la situación de violencia que provocaba el pistolerismo. Hoy tenemos sus discursos y su ejemplo para aprender a hacer sindicalismo.
Salvador Puig Antich era un chaval que nació en el seno de una familia acomodada. Pero la situación del momento le llevó a
ver que esa sociedad no era justa.
Vivía con la represión franquista, vivía con dolor las diferencias de clase que existían en la sociedad española de los años 60 y 70; se unió con otros compañeros a la lucha antifranquista organizándose en el MIL (Movimiento Ibérico de Liberación). Su actividad iba dirigida a remover la conciencia de la sociedad y procurar apoyos a los grupos de lucha antifranquista. Así, con la participación de un delator se intentó la detención de Salvador. Fruto de su intento de huida de zafarse de los policías se producen disparos.
Él resulta herido y uno de los policías muere. Se le acusa de la muerte de ese policía y es objeto de un juicio farsa en el que no se le permite un mínimo de defensa ni de estudio de las pruebas. Se le sentencia a pena de muerte.
Siendo juzgado por un tribunal militar cuya forma de ejecución de las sentencias es el fusilamiento, se decidió que fuera ejecutado a garrote vil, una de las muertes más crueles (solo el nombre ya lo delata). Siendo junto con la de otro preso el
mismo día 2 de marzo de 1974, el último asesinado por el Estado mediante el método de garrote vil.
Agustín Rueda nació en Sallent de Llobregat en una familia humilde. La comarca donde vivió su infancia Agustín es una zona dura, de tradición minera. Mucho paro, muchas dificultades para poder buscarse la vida. Ese ambiente generó en Agustín un espíritu rebelde y de rabia que le llevó a militar en la CNT y grupos autónomos de lucha. Así, fue detenido por colaborar con la lucha antifranquista. Tras varios pasos por distintas cárceles donde se unió al colectivo COPEL (Coordi-
nadora de Presos en Lucha) acabó en la cárcel de Carabanchel. Allí los funcionarios de prisiones lo mataron tras horas de
torturas por no delatar a los compañeros que estaban preparando una fuga. Lo torturaron durante horas y cuando se dieron cuenta de que su situación vital estaba gravemente comprometida dejaron de pegarle. Finalmente, en la noche del 13 al 14 de marzo de 1978 muere a causa de las lesiones que le han producido.
Los asesinatos de estos tres compañeros quedaron impunes. Fueron ejecutados por el sistema capitalista que busca la represión de quienes luchan por mejorar las condiciones de vida de la población. Pero sus muertes no fueron baldías. Nos han dejado un ejemplo de lucha y de entrega sin medida por unos ideales que son los nuestros.
Todos ellos fueron un eslabón más de la lucha que entre muchas más personas se ha llevado en pos de un mundo nuevo, de un mundo mejor y dentro de una organización.
En este marzo de 2022 volvemos a recordaros, compañeros, seguimos en la lucha.

Charo Arroyo

  Memoria Libertaria de la CGT

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