Inicio Represión La represión que viene (Por Juan Teixeira)

La represión que viene (Por Juan Teixeira)

por Colaboraciones

Ya queda poco para acabar este 2021, año II Después de la Pandemia. Y aunque socialmente está muy mal visto hablar en negativo en fechas navideñas, creo que esta vez está bien prevenir ante lo que se nos viene encima. Ojalá me equivoque, pero parece que es gordo. 

Respecto a la pandemia, poco queda por decir. Lo que ya es evidente es que mientras no se liberen las patentes y se vacune a todo el mundo, el virus seguirá mutando y no nos dejará seguir nuestra senda autodestructiva tranquilos. Obviamente las grandes farmacéuticas no cederán su gallina de los huevos de oro por las buenas, y menos ahora que están viendo como estas nuevas mutaciones hacen necesaria una tercera dosis, y luego una cuarta, y quinta y…

La situación económica tampoco es halagüeña, al menos para la gran mayoría de la población. Mientras “la economía” continúa especulando con todo lo que puede como si no pasara nada y agota sus últimos cartuchos, “la realidad” es cada vez más dura. La desigualdad es ya totalmente insostenible, y lo peor es que se acentúa imparable: según un estudio del World Inequality Lab que se acaba de publicar, el 10% más rico de España concentra casi el 60% de toda la riqueza, y tan solo un 1% de la población tiene una cuarta parte del patrimonio privado del país.

La cosecha de beneficios del Ibex 35 ha sido extraordinaria este año, superando los 50 000 millones de euros. Y es que aunque parezca mentira con todo lo que está cayendo, el Ibex está tan solo a un 5% de batir su máximo histórico. Mientras, la población se enfrenta a una subida de precios que reduce su poder adquisitivo enormemente, provocando por ejemplo que 50 millones de trabajadores europeos no pueden pagar la luz o el gas.

Es decir, si analizamos la situación únicamente desde la perspectiva económica, estamos bastante bien. Naturgy por ejemplo ha aumentado su beneficio casi un 60%, llegando hasta los 700 millones de euros en el tercer trimestre del año. Endesa también ha elevado sus ingresos un 43,6% en los nueve primeros meses del año, superando los 18 600 millones de euros. Sin embargo, si analizamos la situación desde la perspectiva social, la realidad es bien diferente. Mientras las empresas comercializadoras baten récords de beneficios, la factura media para los hogares ha aumentado espectacularmente, hasta llegar a los 96 euros. En 2021 la factura de la luz ha sido de media un 35% mayor que la de 2020.

Y es que aunque el Ibex diga lo contrario, lo que está por venir no pinta nada bien, veamos desde donde lo veamos. Por ejemplo, la economía española se aferra a los fondos europeos “Next Generation”, asegurando que los miles de millones que están por caer serán el bote salvavidas que nos llevará a un soleado destino postpandémico. La realidad es que esos fondos no harán más que aumentar la insostenible desigualdad que sufrimos, puesto que esos miles de millones acabarán en el bolsillo de las mismas grandes empresas de siempre, mientras que la población tendrá que cargar con la letra pequeña: más privatizaciones, mantener la reforma laboral ( o maquillarla un poquito, que viene a ser lo mismo), implantar copagos en servicios públicos…

Es decir, si sumamos todos estos factores (crisis económica, de modelo, social y ecológica), parece lógico llegar a la conclusión de que nos enfrentamos a un cóctel social explosivo que puede detonar en cualquier momento y con cualquier excusa. Los que están en la cima de la pirámide social en la que hemos vivido las últimas décadas lo saben, y por eso preparan a sus perros guardianes para defenderse e intentar mantener su privilegiada posición. 

LA REPRESIÓN LO ARREGLA TODO

A pesar de que España es uno de los países más seguros del mundo, el “gobierno más progresista de la historia” no solo no ha derogado todavía la polémica y represiva Ley Mordaza como tantas veces prometió, sino que ha aumentado el salario de los policías en más de un 20% en los últimos tres años, y desde 2018 hasta 2021 se han creado 13 000 plazas nuevas. Quizá algún malpensado crea que este fortalecimiento de las fuerzas de seguridad internas se produzca por una previsión del aumento del descontento social entre la ciudadanía. La siguiente noticia reforzará su planteamiento: la semana pasada la Dirección General de la Policía comenzó a distribuir entre sus agentes las nuevas porras de acero que sustituirán a las tradicionales, con un gasto para el Ministerio del Interior de 2 millones de euros.

No hay dinero para contratar enfermeras en una pandemia, pero si para subir el sueldo a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y comprar armas letales para utilizar contra la población. Porque estas nuevas porras son armas mortales si no se usan con precaución, y ya conocemos el talante dialogante de nuestras Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado…

La propia Dirección General de Policía elaboró un protocolo sobre el uso de estas porras de acero en el que se especifica que el agente deberá evitar hacerlo con movimientos verticales «de arriba hacia abajo», sin golpear «bajo ningún concepto» en cabeza, cuello o columna vertebral. Obviamente una cosa son los protocolos y otra el mundo real. Ahí tenemos el ejemplo de las balas de foam, cuyo disparo directo está estrictamente prohibido, y sin embargo es habitual que los agentes lo hagan. Ahora imaginaos a esos mismos agentes que se pasan con asiduidad los protocolos por el forro, con estas porras que destrozan huesos de un simple golpe: 

Por si esto fuera poco, la semana pasada también hemos conocido la noticia de que los mismísimos legionarios se entrenan para el “control de masas” con la ayuda de policías y guardias civiles. Los Legionarios. Controlando masas. Sueltos por la calle. Armados. Increíble pero cierto: la Segunda Compañía de la Bandera Millán Astray recibió formación en “técnicas de detención” y represión de protestas callejeras este mismo verano. El último bastión de defensa del franquismo controlando manifestaciones progresistas en las calles de nuestras ciudades, ¿qué podría salir mal?

Los instructores del curso que recibieron los legionarios señalan que así consiguen especializarse “en una materia para la que cada vez son más requeridos”: nada más y nada menos que “su labor de auxilio a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en labores de seguridad interior”. Y es que los conflictos que están por venir no serán tanto en el extranjero, sino entre los Gobiernos (en representación de la oligarquía) y sus propios ciudadanos.

La terrible desigualdad a la que asistimos, unido a un futuro próximo de escasez de recursos, nos lleva a dos posibles escenarios. Por un lado, un cambio de modelo económico y social en el que se anteponga la igualdad, la sostenibilidad medioambiental y el reparto justo de la riqueza. Y por otro lado mantener el actual sistema, llevándolo al extremo: el totalitarismo. Esa minoría social que acapara la mayor parte de recursos lo tiene claro, y ya se prepara para la batalla. 

Y es que la pandemia a día de hoy está lejos de ser el mayor de nuestros problemas. El reto principal que tenemos por delante es cambiar el actual sistema en el que vivimos antes de que sea demasiado tarde, puesto que es obvio ya que no es sostenible desde ningún punto de vista, más que desde el de la represión. Y hacia ahí nos lleva el 2022, a la disputa entre los que creen en un sistema más justo y sostenible y los que defienden el actual por propia conveniencia, utilizando para la batalla a sus lobotomizados súbditos y sus muchos soldados a sueldo. Feliz Navidad y próspero año nuevo!.

Fuente

Comparte:
Share

Artículos relacionados

Aviso legal. Esta web utiliza cookies para optimizar la navegación. Al continuar navegando está aceptando su uso y nuestra política de cookies y ver la forma de desactivarlas. (Política de privacidad) Internet Explorer, FireFox, Chrome, Safari Aceptar Leer más