La banca acumula cada día más beneficios mientras que los servicios que ofrece se deterioran. Las prácticas abusivas con los créditos y las hipotecas, el incremento del cobro de comisiones, el cierre de sucursales, la reducción de los servicios de atención presencial…, acompañado de la destrucción de miles y miles de puestos de trabajo son el pan de cada día con el único objetivo de multiplicar sus beneficios.
Estas medidas afectan al conjunto de la sociedad, pero en especial a las personas mayores y pensionistas, por el alto costo de las comisiones para personas con bajas pensiones o ingresos, las dificultades para las operaciones por internet y la necesidad de ser atendidas presencialmente. Problemas que se han acentuado durante los 18 meses que venimos soportando el covid-19.
Y si nos referimos al ámbito rural, los problemas se acrecientan aún más. En la Comunidad Autónoma Vasca (CAV) 60 de los 250 municipios no cuentan con sucursal bancaria, incluso en algunos pueblos ni siquiera hay un cajero. Unas 30.000 personas, buena parte de ellas mayores sin coche o con escasos medios de transporte público, se ven obligadas a desplazarse 5 y más kilómetros de su domicilio para poder disponer de su dinero.
El Movimiento de Pensionistas saldrá de nuevo a la calle el lunes día 20 en las cuatro capitales y 70 pueblos de Hego Euskal Herria para exigir medidas inmediatas que reparen los problemas denunciados ya en diversas ocasiones y avanzar hacia una Banca Pública al Servicio de la Ciudadanía.
