No es que sea necesario, sino que es lógico y exigible a cualquier dirigente social la revisión permanente de la utilidad de las estructuras de gestión pública. Es decir, reducir los gastos superfluos, en particular los dedicados a sostener el sistema por pervivencia más que por utilidad, debiera ser lo natural en cualquier gestión política, sea del color que fuera, pero la clave para el avance social está en que el endeudamiento tenga una orientación de hacer avanzar al conjunto social del Estado, a la ciudadanía.
