Quien a mal árbol se arriba, mala sombra le cobija.
La mayoría de los trabajadores se han arrimado a partidos políticos y sindicatos, que se han dedicado a aplicar reformas laborales, siempre con el cuento de que recortar, congelar y flexibilizar, era bueno para crear y mantener los puestos de trabajo.
Se aceptaron las ETT, se aceptaron los despidos improcedentes, se aceptaron bajar las indemnizaciones por despido, se aceptaron los convenios con doble escala salarial, se aceptaron los trabajos precarios y los salarios mínimos, y al final se aceptó la esclavitud.
La dignidad ha desaparecido y nadie sabe como ha sido, y los trabajadores humillados y vencidos, piden sopitas y ponen morritos, pero sin ánimo de molestar a los poderosos. ¡QUÉ DECEPCIÓN!
Pero no está todo perdido. Aún quedan unos cuantos utópicos que quieren cambiar el mundo. Cambiar este mundo injusto, explotador y desigual, por un mundo solidario basado en la autogestión y el apoyo mutuo. ¿TE APUNTAS?
UTOPÍA NO ES HACER LO IMPOSIBLE, SINO HACER LO QUE NO SE HA HECHO.
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