En las crisis los estados salen en defensa del capital. Desde el 2008, el capital financiero y la gran empresa han recibido ayuda tras ayuda, ahora toca a la pequeña y mediana empresa. Al trabajador, se le despide, se le desahucia y se le empobrece.
En ello están, después de pasar el rodillo de la reforma laboral aplaudido hasta con las oreja por la patronal Confebask, donde se han ajustado las plantillas vía EREs, transformando el trabajo de calidad en precario, reduciendo los salarios y empeorando las condiciones de trabajo. Ahora nos vienen la patronal y los políticos a su servicio (esta vez el PNV) y por el bien del país, estableciendo en primer lugar una línea de crédito barato a las empresas de unos 600 millones de euros, donde la mayor parte la van a poner, la administración autonómica y las diputaciones.
Y en segundo lugar se busca el consenso de los sindicatos, lo llaman diálogo social y en fondo se busca un pacto social, donde CC.OO., UGT y ELA, ya se prestan rápidamente a negociar, como si aquí no hubiera pasado nada.