Hace un siglo se lograba en España la jornada laboral de 8 horas, no fueron las buenas intenciones de los gobiernos sino la lucha de nuestras generaciones pasadas comenzando por la huelga de La Canadiense. Fue el primer pais de Europa en conseguirlo. También las condiciones laborales y sociales que disfrutamos hoy, proceden de las luchas que nuestros mayores llevaron a cabo cuando trabajaban. Hoy nos dan de nuevo ejemplo llenando las calles, con sus reivindicaciones y su dignidad. Semana tras semana salen de sus casas, aguantan los dolores, los años, el reuma, todas las dificultades que otras personas más jóvenes no tienen que vencer y siguen a pié de cañón.
Porque ese es el único camino para conseguir mejorar la vida de todos y todas, y también para preservar las mejoras que quienes nos predecedieron consiguieron para quienes hoy tenemos la responsabilidad de tomar el relevo.
Hoy les vemos llenar la plaza del Ayuntamiento luchando de nuevo, pero no luchan sólo por ellos, como lo hicieron igualmente hace años, las pensiones dignas que defienden son también las que nos dejan de herencia, porque son generaciones que entienden muy bien lo que significa solidaridad.
Ayer gritaban «¡Los de la acera a la carretera!», no nos quedemos mirando porque también es nuestra lucha y la solidaridad es el cemento social con el que se construyen los logros. Por ellos y ellas pero también por nosotros y nosotras, se lo debemos.
