Muy poco o nada le preocupa a la patronal y a los grandes poderes económicos y a sus valedores políticos e institucionales la pérdida de empleos a cuenta de la pandemia y la crisis de miseria y pobreza social que se está viviendo en todo el Estado y también en Hego Euskal Herria.
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En las últimas semanas han venido informando de la pérdida puestos de trabajo en la hostelería, el sector servicios, incluso en grandes empresas industriales, con enormes beneficios en los últimos años.
Pero son insaciables, no les importan las y los pensionistas, los trabajadores y trabajadores, ni otros amplios colectivos sociales que lo están pasando muy mal, incluso en situación de pobreza extrema. El presidente de los empresarios de Bizkaia, Iñaki Garcinuño, con toda la cara y sin fruncir la ceja, ha manifestado públicamente su interés de que tras el compromiso de que después de que se acaben los ERTEs, las y los trabajadores tengan garantizado su puesto de trabajo al menos durante seis meses, “la patronal pueda desvincularse de ese compromiso y, por tanto, poder echar a la calle a la gente sin respetar ni siquiera ese mínimo de 6 meses de trabajo garantizado”.
Elogió las ayudas que supusieron y suponen los ERTEs, señalando a continuación que es una mala idea obligar a las empresas a mantener los puestos de trabajo durante seis meses porque se puede poner en riesgo su continuidad. Esto no es sino una muestra más de su cinismo, que cuando las cosas vienen mal dadas les parecen muy bien las ayudas del Estado, pero en cuanto les interesa exigen
Claman “libertad” para hacer lo que les venga en gana, para proteger y aumentar si es posible sus beneficios y el reparto de dividendos a sus accionistas.
Estos sólo atienden algo, cuando se encuentran enfrente con un movimiento de contestación y movilización social fuerte. Mientras tanto, no hay negociación ni acuerdo posible por parte del empresariado. ¡Que no nos engañen cuando dicen con todo desparpajo que liquidando a una parte de la plantilla se garantiza el puesto de trabajo al resto!
