Esta noche pasada de nuevo el puerto de Santurtzi apareció lleno de policías, para proteger el trabajo de las empresas privadas, mientras se ha anulado las tarjetas de acceso al puerto de los estibadores en huelga, por lo que ni siquiera pudo entrar el Comité de Huelga, para poder denunciar estos hechos ante la Inspección de Trabajo.
Por su parte, los sindicatos niegan que se estén incumpliendo los servicios mínimos fijados, y afirman que se está trabajando a más del 50% de jornada, y acusan a la patronal de fijar unos servicios mínimos “abusivos”.
Además los sindicatos de la estiba han extendido la huelga en el puerto de Bilbao, que debía finalizar el próximo 9 de noviembre, hasta el próximo 9 de diciembre, un mes más. No les ha disuadido de ello ni las advertencias sobre el impacto que ya han tenido en la industria las tres semanas de bloqueo ni la pequeña tregua que sellaron con las empresas el miércoles para rebajar la tensión y reabrir negociaciones.
Se ha consensuado una plataforma reivindicativa común que ya han remitido a la empresas. Las demandas incluyen siete puntos, que abordan desde el ámbito funcional o la incorporación de trabajadores y la reducción de la eventualidad hasta el estado de la maquinaria, el calendario laboral o los descansos.
El comité sostiene que esta nueva convocatoria es compatible con el proceso de diálogo para solucionar el conflicto, que gira en torno a la necesidad de pactar un convenio colectivo bajo la reciente legislación que impone la liberalización.
La patronal Cebek, que hace unos días acusó a los estibadores de poner en riesgo la economía vasca, denunció que esta prórroga es una «auténtica irresponsabilidad» y la Consejera Arantxa Tapia, alienándose con la patronal, calificó la huelga de «kafkiana» en una entrevista radiofónica e informó de que ha pedido al ministro de Transportes, José Luis Ábalos, que busque una solución al conflicto.
