Ariel Goldstein es doctor en Ciencias Sociales por la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires e investigador asistente del CONICET en el Instituto de Estudios de América Latina y el Caribe.
Asimismo, Goldstein es autor de un libro que explica por qué estos grupos religiosos son un peligro para América. Su nombre es ‘Poder evangélico. Cómo los grupos religiosos están copando la política en América’ y es lo que me abre la posibilidad de entrevistar al doctor.
Analiza Goldstein cómo los grupos religiosos exhiben el conservadurismo reflejándose en las llegadas de Donald Trump a la Presidencia de Estados Unidos o de Jair Bolsonaro en Brasil. Por supuesto, también en el golpe de estado que permitió a Jeanine Áñez encabezar un gobierno de facto en Bolivia.
Llama la atención que los grupos evangélicos se alían no sólo con políticos de derecha a partir de una afinidad ideológica, aunque sí en su mayoría. Con los de izquierda también llegan a acuerdos, como en el caso de Nicolás Maduro en Venezuela o Andrés Manuel López Obrador en México, lo que demuestra su pragmatismo con tal de obtener influencia en la toma de decisiones.
Un libro imprescindible para comprender el poder de «las Iglesias» (señala el autor que no se trata de un solo ente, dado su carácter es artesanal y descentralizado) en la política actual. Hablamos con Goldstein sobre religión, poder, ultraderecha y medios.
La religión y el estado siempre han ido de la mano, ¿en qué momento se extremó la relación?
Esto tiene que ver con el surgimiento del pentecostalismo en Estados Unidos y su expansión a América Latina. En esta región siempre había predominado, desde la llegada de la Corona, el catolicismo ligado al sufrimiento. Pero ahora ha comenzado a crecer el evangelismo ligado al emprendedorismo y el individualismo. Los pastores evangélicos y sus iglesias tienen una forma de hacer política sin mediaciones. Muy distinta de la Iglesia Católica. Han sido muy exitosos porque apuntan a proveer solución a cuestiones que son problemas en el territorio, como el alcoholismo, drogadicción, o violencia doméstica, para las cuales el Estado ha fallado en proveer solución.
‘Poder evangélico. Cómo los grupos religiosos están copando la política en América’ es un ataque directo a los líderes ultras. Tenemos bastante claro a quién se refiere, pero ¿puede señalarnos quiénes son?
El libro hace foco en líderes de extrema derecha como Trump, Añez y Bolsonaro. Pero también, de forma sorprendente porque no lo esperaba, en mi investigación descubrí cómo la plasticidad de hacer política de las iglesias evangélicas les ha permitido construir alianzas con gobiernos que se autoreconocen como de izquierda. Lula y Dilma en Brasil, Daniel Ortega en Nicaragua, Nicolás Maduro en Venezuela y López Obrador en Mexico son firmes aliados de las iglesias. Se convierten, tanto para políticos de izquierda como de derecha, en fuertes aliados en momentos de crisis.
Ya tocaba el tema el año pasado en su libro «Bolsonaro. La democracia de Brasil en peligro», ¿ha ido a más?
En este libro profundizo la relación de Bolsonaro con los evangélicos, que ha avanzado mucho desde el Estado durante su primer año en la presidencia (2019). Eso no estaba tan desarrollado en mi libro anterior, donde también trato el tema, pero especialmente estaba centrado en la elección de 2018, cuando el ex capitán del Ejército todavía no había asumido la presidencia. En este libro mi análisis llega hasta enero de 2019, cuando recién acababa de asumir. Además, en este nuevo libro mi mirada es comparativa y abarca a todo el continente. Entonces es bastante más amplia. Aunque en el libro anterior había desarrollado el caso de Brasil en profundidad.
Pentecostales y neo-pentecostales
Enfoca el libro sobre todo en la expansión de los grupos pentecostales, ¿son los más peligrosos?
Los pentecostales y neo-pentecostales han desarrollado una profunda relación con la política estatal. Allí también está una explicación de las razones de su crecimiento. Reciben recursos estatales muchas veces y plantean cuestiones clave en las mesas de negociación con los políticos. A principios del siglo XX, la política era para estos grupos algo terrenal y mundano. Se consideraba que debían estar ajenos a la política. Hoy se consideran en muchos casos «nacidos para gobernar». Buscan influenciar la política, poner sus presidentes, ministros y definir las políticas públicas. Como sucede en Centroamérica, Brasil, Paraguay, Bolivia, Estados Unidos, los casos donde tienen mayor influencia.
¿Trump ha sido el que dio el pistoletazo de salida a la entrada de los ultrareligiosos en el poder?
La cuestión venía perfilándose ya desde Ronald Reagan. Con él se produce la primera alianza entre los blancos evangélicos y el Partido Republicano. Pero con Trump esto se profundiza. Por ejemplo, Paula White, Consejera Espiritual de Trump y pastora de la Iglesia Ciudad de Destino, Florida, pide por su reelección. Las razones: dice que Trump es anti-aborto, promete una Corte Suprema conservadora y mantiene a Estados Unidos «seguro» de las amenazas. Este es el tipo de acuerdo de mutua conveniencia que han trazado estos grupos con el magnate republicano.
¿Tanto poder tiene la Iglesia como para colocar a sus peones sobre el tablero político?
Aquí habría que hablar de «las iglesias». Se trata de muchas denominaciones. Su carácter es artesanal y descentralizado, como ha señalado el antropólogo Pablo Semán. En ese sentido, es una política muy distinta que la del Vaticano, jerárquica y centralizada. Allí también reside una de las explicaciones del avance evangélico.
Medios de comunicación y religión
Habla en su libro de que los grupos evangélicos son los dueños de los medios de comunicación, ¿hasta qué punto? ¿Podemos creer lo que dicen los medios de masas si esto es así?
Brasil y Estados Unidos son los casos más importantes en este sentido. TV Record, de Edir Macedo y la Iglesia Universal del Reino de Dios (IURD) es hoy el segundo medio en audiencia después del gigante Globo. En Estados Unidos, Fox News se dirige a este segmento. Pero especialmente Christian Broadcast Network (CBN) es el medio del pastor republicano Pat Robertson. Y también en Costa Rica funciona Enlace TV, que dirige su programación evangélica a toda la región. En síntesis, el fenómeno evangélico es también un fenómeno mediático. Sin considerar esta dimensión no es posible explicarlo.
¿Hay países libres de esta situación en latinoamérica?
Uruguay pareciera, si bien tiene presencia de iglesias, el que está más resguardado. Cumple dos condiciones que se encuentran ausentes en el resto de la región de forma conjunta. Una sociedad donde la caída de los fieles católicos lleva al crecimiento de los no religiosos (en el resto de la región esto lleva al crecimiento de los evangélicos) y un Estado que ha sido históricamente laico. Allí el Frente Amplio (partido de centroizquierda que gobernó los últimos años, ahora ha llegado la centroderecha de Lacalle Pou) ha sido claro en que debe mantenerse separado Iglesias y Estado.
¿Qué relación tiene con la religión el negacionismo de Bolsonaro o Trump?
Esa comprensión de la presidencia como «misión divina» puede llevar a lo que llamo un «binarismo político autoritario». Eso es peligroso para la democracia, creer que de un lado está Dios y el bien y del otro el Diablo y el mal. Muchos pastores contribuyen a este tipo de relatos, que pueden también servir de legitimación para los negacionismos.
¿Está íntimamente ligada la extrema derecha con la religión en el poder?
Sí, puede ser. Observando también lo que sucede en Polonia, donde hay una firme alianza con la Iglesia Católica del gobierno Ley y Justicia. La extrema derecha encuentra en la religión un sustento ideológico y social para sus acciones y creencias. Pero lo sorprendente es como también la izquierda latinoamericana ha pactado con los pastores evangélicos para sostenerse en el poder.
Para los preocupados por la democracia
¿A quién recomendaría su libro?
Creo, como dijo el sociólogo Alvin Gouldner que la «sociología es enemiga de todos los poderes constituídos». Necesitamos revelar los mecanismos del poder evangélico que están influyendo en las democracias. Como decía el sociólogo Charles Wright Mills, los problemas que hay que investigar son aquellos que ponen en riesgo los valores de la razón y la libertad. La indagación central y el planteo de los problemas de las ciencias sociales se relaciona con los valores de la razón y la libertad, y quienes o qué amenazan esos valores. Este es uno de esos problemas.
Esa conciencia puede generar una ciudadanía más activa que pueda colocarle un límite a esta situación. Entonces, todos aquellos preocupados con la política y la democracia podrían encontrar interés en el libro.
https://contrainformacion.es/ariel-goldstein-extrema-derecha-religion-sustento-ideologico-social/