Unas 50 personas han muerto después de que su embarcación quedara a la deriva en el Atlántico cuando intentaban alcanzar las islas Canarias. Además, la Organización Internacional para las Migraciones ha confirmado la muerte de al menos otras 140 personas cuando su embarcación se hundió frente a las costas de Senegal. Se trata del naufragio más mortífero registrado en lo que va de 2020.
Desfallecidos, deshidratados y exhaustos. Así llegan cientos de migrantes a las islas Canarias, mientras que para que otros el viaje no llega a tocar tierra. Asegurarse el sustento y buscar mejores condiciones de vida son algunas de las necesidades que persiguen migrantes al embarcarse en sus cayucos. Cada vez son más los migrantes que llegan con planes de irse de África Occidental por mar, dirigiéndose al oeste rumbo al archipiélago canario sin ninguna seguridad.
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El jefe de la OIM en Senegal, Bakary Doumbia, ha expresado su consternación por los últimos hechos y ha llamado a la «unidad» de la comunidad internacional para impedir que los traficantes y tratantes de personas se aprovechen de los migrantes que buscan un pasaje a Europa. «También es importante abogar por canales legales que perjudiquen el modelo de negocio de los traficantes e impidan que siga muriendo gente», ha añadido Doumbia en un comunicado.
La ruta del Atlántico
El drama migratorio no cesa. Las peligrosas travesías atlánticas de la llamada «Ruta Canaria» migratoria, que siguen miles de personas desde África hacia España, se ha cobrado cientos de vidas.
El aumento de estas embarcaciones es significativo. Solo en septiembre, partieron 14 barcos con un total de 663 migrantes y en uno de cada cuatro casos se informó de algún tipo de incidente.
Esta ruta atlántica comenzó a reactivarse en agosto de 2019, según revelan los datos del Ministerio español del Interior, cuando se cortaron la mitad las entradas irregulares y el mayor control marroquí acabó abriendo otra vía y empujando a los migrantes hacia la ruta del Atlántico, más extensa, más difícil de controlar y mucho más arriesgada.
Ritmo comparable a la «crisis de los cayucos»
Las organizaciones sociales -y también los servicios de emergencia- tienen especial temor por los antecedentes. El flujo de migrantes a Canarias está ya en ritmos comparables a la «crisis de los cayucos». Según el Proyecto «Migrantes Desaparecidos» de la OIM, se estima que ha habido unas 11.000 llegadas a las islas Canarias este año en comparación con las 2.557 del mismo período del año pasado.
Desde comienzos de año, la entrada de cayucos ha crecido en casi un 600% con respecto al año pasado; es decir, más de 8.000 migrantes han llegado a las islas en lo que va de año, unas cifras que se acercan a las de 2006.
Ese mismo año, durante la conocida como crisis de los cayucos, llegaron más de 32.000 personas, que partían en barcos tradicionales de pesca, principalmente desde Senegal, Mauritania y Marruecos. Mientras miles perecieron en el intento, sólo se recuperaron unos pocos cientos de cadáveres.