El Lehendakari Urkullu, se mostró partidario la semana anterior de mantener la máxima actividad posible para evitar el “coma económico” y el responsable de política institucional del PNV, Koldo Mediavilla, trataba en su blog, de “demagogos reivindicativos que solo hablan de “derechos” y jamás de “deberes” a quienes, en este contexto, habían propuesto eliminar toda la actividad industrial, resaltando que “amparados en una falsa seguridad sanitaria abogan por una especie de huelga general total”.
Ayer en entrevista en etb2, Arantxa Tapia, se mostraba en contra de la paralización de todas las actividades laborales no esenciales: “Es un poco disparate parar la actividad sin tener en cuenta el perfil industrial de cada comunidad”, y ve bien como plantea Sánchez que los trabajadores tengan un permiso retribuido y luego recuperen las horas, es decir que los trabajadores se paguen el paro.
Para el presidente de Confebask, Eduardo Zubiaurre la paralización de todas las actividades laborales no esenciales del Gobierno de Sánchez es “un despropósito, una amenaza y un ejemplo de incompetencia “, y que los empresarios están perplejos e indignados.
CGT lleva exigiendo la paralización de todas las actividades no fundamentales desde el 16 de marzo, por entender que se estaba poniendo en riesgo la vida de muchas personas trabajadoras innecesariamente, medida reclamada insistentemente por otros sindicatos, partidos políticos, alcaldes y algunos presidentes de comunidades autónomas por la necesidad imperiosa de frenar la expansión del virus y a evitar el colapso sanitario, como a la de preservar la salud de las personas trabajadoras.
CGT valora positivamente la paralización de todas las actividades laborales no esenciales, reprochando al Gobierno de PSOE-Unidas Podemos la tardanza de esta decisión ya que llega demasiado tarde, viendo las cifras de pérdidas humanas que se han alcanzado en pocas semanas en nuestro país con el avance de la propagación del Covid-19.