El agua es fundamental para la vida. ¿Por qué no deberíamos comprar agua embotellada? La privatización del agua se convierte directamente en un crimen contra la humanidad, sin ella no se puede vivir, por lo que su privatización supone negar un derecho humano y generar gran cantidad de residuos consumiendo recursos naturales no renovables.
Con el gran aumento de las temperaturas del verano oímos repetidamente año tras año en los medios de comunicación sobre hidratarse constantemente para evitar males mayores. El agua es fundamental para la vida. Sin ella, las reacciones químicas de nuestro cuerpo no tendrían lugar. Es más, el agua fue la cuna de la vida, esencial para que los primeros microorganismos pudieran desarrollarse y dar lugar a toda la increíble biodiversidad de la que consta nuestro planeta en la actualidad.
Sin embargo, para el presidente de la multinacional Nestlé, conocida por su chocolate, aunque también tiene lucrativos negocios en el tema de la venta de agua embotellada, “el agua no es un derecho; debería tener un valor de mercado y ser privatizada”. Es decir, que para el presidente de Nestlé, si no tienes dinero pues directamente te mueres (seguramente vayas al cielo donde cada día podrás saturar tu estómago con chocolate Nestlé). Como el propósito de privatizar el agua no lo puede conseguir, por lo menos a corto plazo, Nestlé (y otras compañías comercializadoras de agua embotellada) han iniciado una cruzada contra el agua del grifo.
Pero, ¿existe alguna diferencia entre el agua embotellada y el agua del grifo? Para responder a esta pregunta es necesario tener en cuenta dos situaciones. La primera de ellas es la de los países con unas instalaciones de potabilización y redes de distribución adecuadas como es el caso de la gran mayoría de municipios de España (exceptuando pequeños núcleos urbanos más o menos aislados) no existe ningún peligro para la salud humana al ingerir agua del grifo.
En muy puntuales excepciones es posible que el agua sea bastante “dura” (alto contenido en magnesio y/o calcio, por ejemplo), y que no sea aconsejable su ingesta directa para las personas propensas a formar piedras en el riñón. Sin embargo, esto puede arreglarse con un simple filtro para la cal.
El agua potable de las ciudades pasa unos controles de calidad muy estrictos y la única razón por la que podría llegar con deficiencias de calidad a los hogares es debido a la antigüedad de las tuberías de algunos edificios. Por tanto, no existe ninguna razón objetiva para preferir el agua embotellada a la del grifo. Esto lo sabe perfectamente el presidente de Nestlé, y precisamente por ello aboga por privatizarla, para que no nos quede otra opción que comprar sí o sí agua embotellada.
El agua es un bien público y pertenece a toda la Humanidad
Ahora bien, ¿Por qué no deberíamos comprar agua embotellada? Las razones son múltiples, y en muchas ocasiones se encuentran interrelacionadas. Solamente destacaré algunas de las más importantes.
1) El agua es un bien público y pertenece a toda la Humanidad, es vital para la vida, sin ella no se puede vivir, por lo que su privatización supone negar un derecho humano, supone un crimen contra la Humanidad.
2) el consumo de agua embotellada consume recursos naturales no renovables y genera ingentes residuos que si no son tratados adecuadamente generan gravísimos problemas ambientales.
3) el agua embotellada tiene que ser trasladada hasta los puntos de venta, generando emisiones de CO2 que, unidas a las emisiones que se producen en todos los otros puntos comentados, suponen emisiones de CO2 a la atmósfera completamente evitables.
4) en muchas ocasiones el agua proviene de acuíferos en los que se explota el agua a mayor velocidad que la tasa de recarga, produciendo numerosos problemas para la población local que depende de esos acuíferos.
La segunda situación o contexto en el que debemos analizar el consumo de agua embotellada corresponde a aquellos países que no cuentan con unas adecuadas infraestructuras de tratamiento y distribución de agua potable. Es urgente y de vital importancia garantizar un adecuado suministro de agua potable en estos territorios.
Sin embargo, nos encontramos con la paradoja de que las grandes corporaciones multinacionales dedicadas a la producción de agua embotellada tienen concesiones de explotación de acuíferos en estos países para producir agua embotellada a precios inasequibles para la población local. Es decir, que en vez de suministrar el agua potable a sus ciudadanos, los dirigentes de estos países se la otorgan a empresas extranjeras de forma gratuita.
Así, nos encontramos con países en los que las precipitaciones anuales son suficientes para abastecer a la población pero sin embargo no tienen acceso al agua potable por falta de infraestructuras. Eso sí, en los comercios se puede encontrar agua embotellada a un precio mayor que el salario medio diario. De esta forma, solo tendrán acceso al agua potable aquellas personas con suficientes recursos como para contar con sistemas de extracción, canalización y potabilización de agua en sus casas, es decir, las personas con un alto poder adquisitivo.
Esta es la situación que está viviendo la ciudadanía de muchos países pobres. Además, hay que tener en cuenta que tanto la falta de sistemas de potabilización como de depuración de aguas supone un gravísimo problema de salud pública. Determinados virus como el cólera se encuentran directamente relacionados con condiciones de insalubridad en las aguas.
Si a esto se le añade la situación de escasez de medicamentos en estos lugares el problema deviene en una tormenta perfecta, donde la muerte por una simple diarrea en niños se convierte en un drama diario. Tampoco hay que olvidar que sin un agua de calidad no es posible ni la agricultura ni la ganadería, por lo que también se está negando la posibilidad de crear una industria agroalimentaria de calidad. Como consecuencia, tendrán que comprar aquellos alimentos provenientes de la Unión Europea tan baratos debido a los terribles resultados que supone la Política Agraria Comunitaria. Aunque este es otro tema.
Así, la privatización del agua se convierte directamente en un crimen contra la humanidad. Y como tal, las personas que niegan el derecho al libre acceso al agua potable deberían ser juzgadas. Se está condenando a muerte a millones de personas. Tratados como el TTIP supondrían dar aún más vía libre a estos intentos de privatización de bienes públicos y a la impunidad de los dirigentes de las multinacionales.
No es casual que la mayor parte de las empresas que se dedican al negocio del agua embotellada participen también en otros negocios de cierta opacidad que implican el tráfico y explotación de niños, como por ejemplo el chocolate. Tampoco hay que olvidar que para la elaboración de las bebidas refrescantes se necesita una importantísima cantidad de agua (famosos son algunos casos como la extracción de agua en zonas con sequia extrema en la India para la elaboración de una célebre marca de cola).
Ahora bien, ¿qué podemos hacer desde nuestros privilegiados países del Primer Mundo?
- En primer lugar, de forma general, evita comprar agua embotellada. El agua que sale del grifo de tu casa, muy probablemente, es tan sana (o más) que el agua embotellada. Evita también comprar refrescos de esas famosas marcas. Hay refrescos artesanales o zumos que pueden perfectamente saciar tu sed.
- Como ya hemos comentado, muchas de estas marcas que comercializan agua embotellada también se dedican a la venta de otros productos. Consumir los productos de esas marcas es contribuir al aumento de sus beneficios y, con ello, a impulsar que sigan privatizando el agua.
Fuente: El salmón a contracorriente