En la madrugada de hoy viernes 24 de septiembre, día de la huelga mundial por el clima, el movimiento de desobediencia al TAV Mugitu! ha querido manifestar su apoyo a la convocatoria- al igual que hace dos años en las térmicas de Castejón– realizando una acción en la que se ha denunciado al TAV como la infraestructura que mas ahonda en la crisis ecológica global que estamos padeciendo y que si no lo remediamos, nos conduce a un colapso planetario de consecuencias inimaginables. Recientemente se ha anunciado que el TAV en Navarra será rescatado con 145 millones de € provenientes de los fondos europeos post Covid.
El escenario de la acción ha sido el muro que separa Barañain de Etxabakoitz, barrio este que la semana pasada ha sido designado definitivamente como lugar de emplazamiento de la estación del TAV de Iruñea. Cuatro integrantes de Mugitu! Mugimendua se han descolgado de lo alto de este muro de 11 metros de altura – que a modo de atalaya está situado dominando la proyectada estación- y han realizado una pintada de grandes dimensiones con el lema KLIMA SOS, TAV
El TAV ha dado al traste con cientos de hectáreas de bosques autóctonos y valles refugios de biodiversidad y sumideros que tragaban las emisiones de CO2. La maquinaria utilizada en la elaboración del cemento para la construcción de la plataforma, viaductos, túneles y pistas a lo largo de sus 400 km de recorrido por Euskal Herria ha emitido y emite sin cesar grandes cantidades de dióxido de carbono a la atmósfera. Asimismo, la extracción y el transporte de piedras y hierro, componentes del hormigón, ha contribuido también a la emisión de ingentes cantidades de gases de efecto invernadero.
Una vez puesto en marcha el TAV no es menos contaminante. Su consumo energético a 300km/hora es el equivalente al de una ciudad de 25.000 habitantes. El aumento de la velocidad hace crecer exponencialmente la demanda energética. Esta es alimentada por centrales nucleares y centrales térmicas de ciclo combinado como las de Castejón, las cuales emiten grandes cantidades de CO2 a la atmósfera, provocando la lluvia ácida. Además su refrigeración contribuye al calentamiento de las aguas del río Ebro.
Los polígonos solares y eólicos en funcionamiento y los proyectados también alimentarán el AVE de rapiña. Ellos también destruyen e industrializan espacios naturales y agrarios.
El calentamiento global es la consecuencia directa del capitalismo tecno-agro-industrial, y el TAV su icono. Ambos destruyen la imprescindible biodiversidad. Aún no han terminado el TAV. Estamos a tiempo de pararlo y evitar así la destrucción de parte del territorio de Euskal Herria. Luchando contra el TAV y contra el modelo social que lo impulsa luchamos contra el cambio climático.