Ha quedado evidente que la economía no la sostiene las fortunas de los grandes millonarios; la economía la sostiene la clase obrera que acude día a día a su puesto de trabajo, y que es lo que realmente genera la riqueza de cualquier sociedad. Por lo tanto es hora de que frente a la incompetencia de las multinacionales para sostenerse en el mercado, la clase trabajadora debe asumir la opción de auto organizarse, controlar y gestionar por ella misma los medios de producción.