“Este es un presupuesto social que no tiene alternativa”, «Quiero asegurar a la sociedad vasca que este presupuesto es necesario. Inevitable diría», «pasaremos este difícil 2013 y buscaremos la luz en 2014».
La estrategia del lehendakari es de manual, fue popularizada por Chomsky, es la estrategia de la gradualidad y la de diferir, es decir para que se acepte una medida inaceptable, basta aplicarla gradualmente, a cuentagotas, por años consecutivos y para que se admita una decisión impopular se ha de presentar como “dolorosa y necesaria”, obteniendo una aceptación pública en el momento, a esperar ingenuamente que “todo irá mejor mañana”.
Urkullo manipula los datos al fijarse simplemente en los porcentajes. Si se miran las cuentas como quiere el Gabinete de Urkullu, fijándose solo en los porcentajes de las partidas sociales, a primera vista es así, pero ahora bien, el 73,9% del presupuesto se dedica a lo que denomina «gasto social», mientras que en 2012 la proporción fue del 72,7%. Pero ¿qué supone esto en dinero efectivo? Pues que este año se destinarán a «gasto social» 711,5 millones de euros menos que el año pasado. En 2012 se presupuestaron 7.596,5 millones para estas partidas, y este año 6.885 millones.
Pues bien, de la reducción global de los presupuestos de 1.132,5 millones de euros, nada menos que 711,5 corresponden al denominado «gasto social». Es decir, el 62,85% del recorte sufrido recae directamente sobre el «gasto social».
Además se ha de tener en cuenta, el aumento galopante del paro, que va a suponer un aumento de la demanda de ayuda social, lo que va a provocar un desfase entre la partida destinada a la Renta de Garantía de Ingresos y las Ayudas de Emergencia Social, aunque según el Gobierno no se toque la citada partida.
El Gobierno además miente al presentarlos como la “única alternativa”, ya que ha elaborado unos presupuestos restrictivos, en consonancia con las directrices de Bruselas y del Gobierno del PP, que no responden a la actual situación de emergencia ni sirven para reactivar la economía y crear empleo. Además el PNV, ha rechazado hasta ahora actuar sobre los ingresos, negándose a una profunda reforma fiscal.
