Los sindicatos participantes de esta iniciativas seguimos poniendo en valor la confluencia, el compromiso y constancia de la dinámica, que por encima de nuestras diferencias nos une en esta reivindicación.
La política de dispersión de los y las presas políticas vascas se inicio hace más de 34 años, y estamos ante los últimos compases de esta siniestra sintonía que tanto sufrimiento ha traído para los prisioneros y sus familiares y amigos y que tanto a condicionado la política en Euskal Herria.
Todavía quedan en las cárceles del sur de la Península Ibérica algunos presos y presas vascas, pero se espera que en las próximas semanas sean trasladados a cárceles más próximas a Euskal Herria. Y a pesar de esta nueva realidad, un número importante de presos y presas continúan dispersadas por la mitad norte de la Península y a la espera de su ubicación en los centros penitenciarios de Euskal Herria. Será entonces cuando Sare propone comenzar a hablar de “normalizar la convivencia en nuestro País”. “Su ubicación en Euskal Herria, continúa siendo un objetivo irrenunciable para una gran parte de la sociedad vasca”, subrayan desde la red solidaria.
Sobre la adopción de las competencias penitenciarias por parte de la Administración Vasca, exigimos que se aplique “una nueva política penitenciaria de carácter humanista y tendente a la sustitución, con el estudio previo de cada uno de los casos, de las penas privativas de libertad, por otras más acordes a la nueva situación que estamos viviendo”. Por ello, es fundamental que la totalidad de los presos y presas vascos sea trasladado a las cárceles de Euskal Herria y sea objeto de aplicación de las medidas penitenciarias correspondientes.
Para empezar debería producirse ya la excarcelación de las personas gravemente enfermas y de aquellos mayores de 70 años, y recuerda que más del 90% de estas personas encarceladas, si no hubieran sido objeto de una política de clasificación basada en criterios estrictamente políticos, podían haber disfrutado , con la normativa penitenciaria ordinaria, de los permisos propios del segundo grado, situándose hace tiempo en el umbral del tercer grado y con el cumplimiento de las penas en semilibertad.