La imagen del ODS 16, que aboga por la paz, la justicia y las instituciones sólidas, es una forma de lavar la imagen de la universidad sin comprometerse con una causa concreta. Es una manera de evitar tomar partido por una de las partes en conflicto, ignorando las violaciones de derechos humanos y el sufrimiento de la población civil que se producen en Palestina.
La declaración a favor de la paz que han hecho pública en la web de la UPV/EHU es una declaración genérica y vacía de contenido, que no reconoce la responsabilidad de Israel en la ocupación ilegal de territorios palestinos, el bloqueo de Gaza, la construcción de asentamientos, el uso desproporcionado de la fuerza y la negación del derecho de autodeterminación del pueblo palestino.
La actitud de la dirección de la UPV/EHU contrasta con la que tuvo al posicionarse junto a Ucrania tras la invasión rusa, lo que demuestra una doble vara de medir y una falta de coherencia. Si la universidad se solidarizó con Ucrania por defender su soberanía e integridad territorial frente a una agresión externa, ¿por qué no hace lo mismo con Palestina, que sufre una situación similar desde hace décadas?
La petición de incorporar un banner en apoyo al pueblo de Palestina en la web no es una petición política, sino humanitaria. No se trata de apoyar a un gobierno o a una organización, sino de mostrar empatía y compasión con las víctimas de una injusticia histórica. La universidad, como institución pública y comprometida con los valores democráticos, tiene la obligación de denunciar las situaciones de opresión y violencia que se dan en el mundo, y de educar a sus estudiantes en el respeto a los derechos humanos y la diversidad.
