EL CONFLICTO COMO SOLUCIÓN
Hay una maldición en la tradición gitana que dice que Dios te de juicios, que quiere decir que un juicio es algo ambiguo, lento y penoso y que no se sabe el resultado; aunque creas tener buenos argumentos, si encima perteneces a un grupo social en el que la legislación no te favorece, pues tienes muchas posibilidades de no ganar nada. Esa es la situación de la clase trabajadora respecto a los patrones sean estos privados o públicos.
¿Hay alguien en el mundo que se siente a negociar algo si la otra parte no tiene fuerza o algún tipo de poder que le obligue a ceder? Solo hay una manera de comprobar lo preguntado más arriba y es tener un conflicto que vale para lo personal o para lo colectivo.
Desgraciadamente las personas o los grupos sociales que tengan los mejores métodos coercitivos son los que tienen posibilidades de iniciar una negociación real. Repetimos como hemos hecho en otros escritos un ejemplo actual, que ha ocurrido entre nosotros ahora mismo. Un grupo de básicamente trabajadoras, es decir, mujeres que en nuestro sistema suelen ocuparse de los trabajos peor pagados y con peores condiciones, y que tanto sus compañeros muchas veces y, por descontado, los patrones las consideran más sumisas que sus compañeros hombres, han hecho la hazaña de obligar a su empresa a negociar un aumento de sueldo del 25%. No hay conflicto protagonizado por otros trabajadores en los últimos 50 años que hayan conseguido nada parecido. Estas “chicas” son las mujeres trabajadoras de la empresa Inditex en Galicia. No hay que ocultar que estas mujeres con inteligencia colectiva han repudiado a sus representantes tradicionales (ugt y ccoo) y han elegido para representarlas a un sindicato de conflicto, LA CIG en Galiza y la CGT en Madrid.
EL CONFLICTO RENTA JODER.