Como era de esperar, el Pleno del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) decidió por mayoría informar favorablemente la continuidad de la central de Garoña, abriendo así la puerta a la prolongación del parque nuclear español hasta los 60 años y a una posible querella de Nuclenor en el caso de que el Gobierno decidiera no autorizar el funcionamiento.
El Pleno del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) ha decidido hoy emitir un informe favorable condicionado a la continuidad de la central de Santa María de Garoña (Burgos). Se trata de una decisión esperada pero de una profunda gravedad por varios motivos:
- En primer lugar, la central está en muy malas condiciones de seguridad, como muestran los propios informes elaborados por los técnicos del propio CSN, que imponen un gran número de reparaciones.
- El funcionamiento de la central supone un riesgo inaceptable al estar en la cabecera del río Ebro, por lo que un escape radiactivo sería catastrófico aguas abajo del ría.
- La radiactividad no conoce fronteras y los vientos dominantes empujarían la contaminación hacia el norte. Podría afectar al País Vasco, a Cantabria y quizá a Asturias.