La CNT en el exilio francés. Polémicas, enfrentamientos y divisiones

Por Simón Cortinas

El Movimiento Libertario en el exilio arrastraba, después de perder con la guerra bastantes conquistas sociales no por efímeras menos cargadas de futuro, una dualidad permanente que mediatizaba nuestras relaciones internas. Esta dualidad surgía del conjunto de circunstancias y de mentís reales dados a la doctrina por el mundo de los hechos: educados, configurados moral y espiritualmente para combatir y destruir el Estado, fuimos a él, nos integramos en él, participamos de sus mismas tribulaciones, de sus furores destructivos, de sus ordenamientos jurídicos; fuimos, en una palabra, puntales en vez de arietes. Hubo quienes, sensibilizados por esta aleccionadora experiencia, entendieron que se debía flexibilizar el cuerpo teórico y táctico del anarcosindicalismo ibérico; otros, por el contrario, se encerraron en una posición dogmática, intransigente, irreductibles a la enseñanza empírica –y con una gran facilidad para hacer «borrón y cuenta nueva» de las propias actuaciones personales, algunas de las cuales incluyeron casaca ministerial–. Naturalmente, entre ambas posturas, existieron, como en botánica, gran variedad de injertos, de híbridos.

Congreso de la CNT en el exilio (Toulouse 1947)

 Congreso de la CNT en el exilio (Toulouse 1947)

De la reorganización a la escisión

Cuando en febrero de 1943 empezamos a reorganizarnos, en plena ocupación alemana –aunque hubo siempre grupos organizados–, los que inician este movimiento de recuperación y lucha (casi todos aquellos hombres que constituyen el llamado «Núcleo del Cantal», aglutinado en el seno de una empresa constructora) responden a concepciones sindicalistas revolucionarias y anarquistas fieles a ciertos postulados de colaboración política con cuantas fracciones y sectores antifascistas persiguen el derrocamiento del régimen franquista.1Aquellos hombres del «Massif Central», entre otros, se llaman Germán González, José Berruezo, Rico, hermanos Tomás y Francisco Pérez. Editan un periódico, dirigido por Rico, titulado Exilio, y muchos de ellos se caracterizarán por su lucha en la Resistencia francesa; algunos, como Germán con peligrosas y relevantes responsabilidades.

A esta primera llamada no responden bastantes compañeros para quienes las motivaciones del paréntesis colaboracionista, iniciado en julio de 1936, ha muerto definitivamente. No vale la pena, piensan, que luchar en tal sentido es macular los ideales, introducimos en el universo de la impureza.

Daré un carpetazo a mis notas para no prolongarme, pero antes quiero referirme, para dejar constancia, al oscuro trasiego de muchos militantes cuando se terciaba la «solución Maura». Miguel Maura, antiguo ministro republicano de la Gobernación (al que le pusimos un remoquete algo siniestro: «el de los 108 muertos»), se proponía formar un «Gobierno de Unión Nacional» con el fin de restaurar la República. Cabildeos memorables, acompañaron tales proyectos. Todos los partidos y organizaciones rivalizaban en la sobrepuja. Nosotros íbamos tan lejos que reclamábamos (nada más ni nada menos) el respeto por los poderes públicos de las conquistas obtenidas el 19 de julio: colectividades, control obrero, planificación económica, acción comunal, etc. Los militares, jefes y oficiales, engrosaron precipitadamente las filas de una Agrupación que extendía carnets con nombre, cuerpo, arma y rango ostentado en el ejército republicano. Los antiguos funcionarios del cuerpo policial hicieron algo semejante. Este sueño de una noche de verano acarició las esperanzas de gran número de militantes que luego denostaron violentamente a los «políticos», cuando nuestras pasiones arreciaban, simultaneando los agravios con invocaciones a su inmaculada «pureza».

En el Congreso de París, celebrado en el Palais de la Chimle –mayo de 1945–, aunque ganaron por voto los núcleos más inflexibles y dogmáticos se demostró que de hecho, por votos reales, de haberse hecho un escrutinio justo, era mayoritaria la tendencia colaboracionista. Para triunfar, determinados grupos al servicio de un nefasto personaje, Laureano Cerrada (ex secretario de la Región Centro, muerto en circunstancias misteriosas, desveladas parcialmente por el periodista Eliseo Bayo –en la revistaInterviú), se dedicaron con ahínco a fundar Federaciones o núcleos fantasmales, a utilizar la difamación y el cohecho con objeto de conseguir una victoria sucia pero que les asegurara el control del aparato burocrático, fondos, siglas, etc. Lo más positivo del Congreso, pese a todo, fue el acuerdo de concederle privilegio determinante a la organización confederal del interior: acuerdo que fue revocado, sin consultar a la base, como consecuencia de la instalación del Gobierno Giral en México (antes de su instalación en París, en 1946), autentico avatar de la ruptura cismática más importante desde la acaecida el año 1932 a causa del problema «treintista». Relatamos brevemente los entresijos a continuación.

En España, a la sazón, se reorganizaba la CNT a marchas forzadas. Se vencían, mal que bien, las enormes dificultades del trabajo clandestino. Se celebraban reuniones de militantes asiduamente concurridas –con exceso, si tenemos en cuenta unas mínimas exigencias de discreción que comporta todo trabajo subterráneo–, se cotizaba en los sindicatos reestructurados, se editaba laSoli con miles de ejemplares que circulaban de mano en mano. En Barcelona, la Federación Local controlaba (según cifras manifestadas al que esto escribe por quien fue su secretario en 1947, el fallecido y excelente compañero Mariano Pascual) alrededor de 14.000 afiliados. La organización dinamizaba con creces la Alianza Nacional de Fuerzas Democráticas (ANFD), organismo de coalición antifranquista.2 Cuando Giralforma un gobierno de emergencia en el exilio, para coordinar posibles concursos diplomáticos, propone a la CNT, el envío de dos ministros, pues nuestra posición en el seno de la Alianza nos convierte en pieza maestra. El Comité Nacional del Interior, transmite una lista de cuatro nombres: José Sancho y José E. Leyva, por el interior;Federica Montseny y Horacio M. Prieto, por el exterior (García Oliver fue propuesto por la Agrupación de México, pero su nombre no fue retenido por el Comité Nacional).

De los nombres indicados por el Comité Nacional, Giral elige a Horacio M. Prieto y José E. Leyva para que se incorporen a su Gobierno. Llegado clandestinamente a Francia, para unirse a Horacio y trasladarse juntos a México, donde reside el Gobierno de la República, Leyvase encuentra con la oposición del Comité Nacional, en Francia, cuyo secretario Germinal Esgleas, le indica que vuelva a España y recomiende al CN del Interior que reconsidere sus acuerdos y desista de enviar representantes al Gobierno Giral. El Comité Nacional mantiene sus acuerdos y aconseja a Leyva y Horacio que se incorporen sin retraso al puesto para el que fueron delegados.

Entonces los acontecimientos se precipitan; un manifiesto de rechazo invocando «la transgresión de principios» y contra la CNT del interior por parte del Secretariado del Exilio, y otro, vigoroso, elaborado atropelladamente por la Delegación en el exterior, consuman el divorcio. El manifiesto de la Delegación en el Exterior, de apoyo a la CNT del interior, se encabezaba así: «Con España o contra España». Por su parte, CNT, órgano confederal en el exilio, afirmaba: «Los llamados ministros confederales en el Gobierno Giral son dos ex trabajadores sin más representación que la personal».

La crisis que no cesa

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1946-1963. Diecisiete años duró la escisión. Los viejos fantasmas, que nunca dejaron de poblar y girovagar en y por nuestras reuniones asamblearias, encresparon pasiones, concitadas, asimismo, por triquiñuelas, protagonismos, voluntad de poder, rivalidades personales y otros elementos psicológicos turbios alimentados durante muchos años de frustración, que nos habían vuelto atrabiliarios y vindicativos. Mientras a muchos militantes estos sucesos no les producían «estados de alma complicados», para muchos otros se iba concretando la idea de una revisión de métodos. Considerando globalmente nuestras acciones pasadas, se extrae de ellas una aleccionadora metodología negativa. Porfiamos en el descrédito y seguimos sin comprender la evolución tecnológica y científica, por tanto, económica, de nuestro tiempo. Esto lleva a conclusiones completamente originales. Coincidiendo, en este aspecto, con bastantes planteamientos formulados por Horacio M. Prieto, pionero de la «intervención política» (aunqueGarcía Oliver y un grupo de allegados a su influencia ya propusieran al comienzo del éxodo fundar el llamado Partido Obrero del Trabajo (POT), un grupo de 17 militantes, en una carta-manifiesto dirigida a los presos de España, en 1948, proponen sin medias tintas, a las tres ramas del Movimiento Libertario la más explosiva de las novedades revisionistas: la creación de un partido por los propios militantes, cuyo objetivo fundamental consistiría en asumir la representatividad política libertaria de forma eficiente y estructurada.

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En la CNT y el Movimiento Libertario puede afirmarse, sin menoscabo de la verdad, que muchos hombres han meditado fríamente sobre los factores de nuestras desventuras públicas y el aventurismo blanquista que nos ha enajenado la adhesión de grandes sectores populares. Cuando hemos hablado seriamente de estas cosas, he percibido en infinidad de militantes valiosos un pesimismo escéptico respecto a la ejecutoria. Cada vez que pensamos en aquel año de los dos ochos –ocho de enero y ocho de diciembre de 1933–, donde dimos una medida hiperbólica de nuestra «gimnasia revolucionaria», nos deja perplejos esa fruición por la aventura y, contrastando, el despego y casi indiferencia por los programas constructivos. Muchos de los más sañudos impugnadores del «desviacionismo», imputándolo a ambiciones de poder y riqueza, como si el poder y la corrupción no fueran omnipresentes, me han confesado, años más tarde, sus preocupaciones por ir a la conquista de aquellos ayuntamientos que administramos durante la guerra y donde aprendimos a conocer grandes cosas no despreciables, que pueden hacerse desde ellos.

 

 

 

 

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Realizada la unificación, en 1963, pudo comprobarse, al poco tiempo, lo frágil de aquella soldadura; digo soldadura porque, en realidad, nunca hubo síntesis, refundición, simbiosis. Al socaire de unos escarceos seudoinsurreccionales acaudillados por Juan García Oliver (terriblemente crítico para la, según él, blandengue, incolora e ineficaz actuación del Gobierno Giral)3 y de otras cuestiones de incompatibilidad, empezaron de nuevo las recriminaciones y las cazas de brujas. La chispa, o el detonador, que ocasionó otra crisis –la 1968-1969–, fueron las expulsiones, entre otros, de Cipriano Mera,Juan Manent, Fernando Gómez Peláez, longevo ex director de la Soli en París, de Tomás Pérez, uno de los de la vieja guardia del Cantal, Antonio Roig, conocido militante de Tarrasa, Señer, etc. A Cipriano Mera, el viejo «león de Guadalajara», modelo de honradez, coraje y sacrificio, se le acusó villanamente de malversación de fondos. A Gómez Peláez se le urdió una rocambolesca historia, nebulosa hasta el delirio, en torno a una renqueante multicopista.

Persistió el sanedrín del Secretariado Intercontinental4 en extender su imperialismo orgánico hasta el interior de España. Ese exilio, no satisfecho aún por sus culpables carencias, sus ineptitud, su descomunal alejamiento de la realidad, impermeable al más nimio empirismo, ávido de dominio, logró una última victoria: crear, en el Congreso de Madrid de 1979, las condiciones para otra segunda escisión. Dos en Francia; dos en España. Las cuentas están claras. Pero lo que ya no se vislumbra con tamaña transparencia es el futuro de la que fue primera organización sindical de este país. A menos que, a fuerza de amargas decepciones, una CNT renovada, embrión prometedor, con hombres nuevos y capaces, abiertos al diálogo vivificante, al pluralismo esencial sepan darle a ese sindicalismo revolucionario, libertario, cooperativista y autogestionario, la dimensión histórica que le corresponde.

Notas

1. Una excepción a la regla era nuestro recelo en colaboración con los comunistas, recientes aún graves incidentes y maniobras hegemónicas del PCE a través de su engendro llamado Unión Nacional, que nos había ilustrado, por si no lo supiéramos desde Mayo del 37, sobre sus intenciones, asesinando entre 80 y 100 militantes confederales. Se uncieron al proyecto centenares de confederales que pronto comprendieron la superchería. Recordemos, de pasada, una brillante acción: asesinato de la familia Soler e incendio de su morada: Soler era un conocidísimo militante barcelonés, antiguo conserje del Ramo de la Construcción; los hechos ocurrieron en el Ariege (Véase Juan M. Molina: El comunismo totalitario, Editores Mexicanos Unidos, México, 1982, pág. 37).

2. Compúlsense, para un conocimiento más amplio, El movimiento clandestino en España (1939-1949), de Juan M. Molina, La resistencia libertaria, de Cipriano Damiano, y La Alianza Nacional de Fuerzas Democráticas (1944-1947), de Enrique Marco Nadal.

3. No se cansaba de repetir en su correspondencia –que he tenido la oportunidad de leer gracias a un amigo común– que con los «mil millones de dólares de patrimonio republicano» (?) teníamos que formar un «gobierno de combate», una especie de Comité de Salud Pública.

4. Nueva denominación del antiguo Secretariado del Exilio.

 

 

Publicado en Polémica, n.º 4-5, junio 1982




El secuestro de monseñor Ussía por el Grupo Primero de Mayo. Un episodio de la lucha contra el franquismo

El Grupo Primero de Mayo secuestra en Roma a monseñor Marcos Ussía, consejero eclesiástico de la Embajada de España cerca del Vaticano. El secuestro dura desde el viernes 29 de abril al miércoles 11 de mayo de 1966.

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En el III Congreso de Federaciones locales de la CNT de España en el exilio, celebrado en la segunda quincena del mes de octubre de 1963 en Toulousse (Francia) se dio la puntilla al organismo denominado Defensa Interior (DI) que se había constituido en el II Congreso Intercontinental de la CNT, celebrado en Limoges en agosto-septiembre de 1961, para reactivar la lucha contra el régimen franquista. Al desaparecer Defensa Interior surgió el Grupo Primero de Mayo, que venía a ser el brazo armado de la Federación Ibérica de Juventudes Libertarias(FIJL), que había sido puesta fuera de la ley por las autoridades francesas mediante una ordenanza publicada en el Journal Officiel de la République Francaise del 20 de octubre de 1963. El relato que presentamos a continuación es una de las acciones realizadas por dicho grupo, cuya actividad prosiguió hasta 1974. Cabe señalar que la actividad armada del Grupo Primero de Mayo se caracterizó siempre por un escrupuloso respeto de la vida humana.

Los pasos de monseñor Marcos Ussía, consejero eclesiástico de la embajada de España cerca del Vaticano, habían sido observados durante varios días: siempre abandonaba aproximadamente a la misma hora la Embajada de España, situada en la Piazza di Spagna, para dirigirse con su automóvil al Colegio español del número 151, via Guilia, que es donde se alojaba el prelado.

El viernes 29 de abril de 1966, como de costumbre, aunque con cierto retraso, Monseñor Ussía efectuó el mismo recorrido. Al pasar por la via Farnesi, una calle de la Roma antigua, angosta y poco iluminada y a unos doscientos metros del Colegio español, tuvo que detener su vehículo; otro coche obstruía la calzada y vio a una persona tendida en el suelo. Sin duda se trataba de un accidente de la circulación.

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Un hombre descendió del automóvil que cortaba el camino para prestar auxilio al accidentado, y otro tanto hizo el prelado sin ni tan siquiera parar el motor de su vehículo. Cuando llegó cerca de la presunta víctima, ésta se levantó, mientras que el otro señor que había acudido, ayudado por un tercero, lo inmovilizaban y lo conducían al coche que no le había permitido avanzar. Le colocaron unas gafas de soldador al arco que impedían toda visibilidad y arrancaron a toda velocidad.

Los tres hombres llevaban una gorra bien hundida en la cabeza y el rostro enmascarado con un pañuelo atado en la nuca. Viajaron cerca de tres cuartos de hora antes de detenerse. Ayudado por dos de los secuestradores descendió del vehículo y después de subir unas escaleras lo introdujeron en una habitación. Entonces le quitaron las gafas ahumadas y vio que se encontraba en una estancia modesta, con una cama, un armario, una mesa y dos sillas. Le entregaron un pijama para que se cambiara de ropa y se llevaron sus hábitos de sacerdote.

Durante el día los tres hombres se turnaban para vigilarlo, nunca lo dejaban solo, y por la noche dos permanecían con él. En ningún momento pudo ver el rostro de sus secuestradores pues nunca se quitaron el antifaz. Según declaró Monseñor Ussía después de su liberación, dos de ellos eran muy locuaces, hablaban español con un acento similar al suyo, es decir, vasco. Mientras que el tercero nunca pronunció una palabra, con lo cual pensó que debía ser mudo.

Desde el primer momento los secuestradores intentaron tranquilizar a su prisionero diciéndole que no le harían el menor daño; que se habían visto obligados a secuestrario a pesar de la repugnancia que les causaba tener que recurrir a una acción semejante, porque la situación de los presos antifranquistas en España se agravaba cada vez más; las cárceles estaban llenas de presos políticos y que ellos, que se encontraban en libertad, tenían el deber de hacer algo en defensa de sus hermanos que sufrían bajo la dictadura. Incluso le leyeron los comunicados que habían redactado con la firma Grupo Primero de Mayo y que habían sido divulgados a través de los periódicos y de las agencias de prensa. Le permitieron escribir a su hermana para tranquilizarla y le aconsejaron que también se dirigiera al embajador Antonio Garrigues para informarlo sobre las razones de su secuestro y las condiciones para su liberación.

El mismo día 29, a eso de las diez de la noche, los carabinieri eran advertidos de que un Peugeot matrícula CD2811 se encontraba estacionado en la via dei Farnesi, con el motor en marcha, los faros encendidos y la portezuela abierta, bloqueando el tránsito. El coche del prelado fue inmediatamente identificado y en seguida se iniciaron las investigaciones sobre su desaparición.

Monseñor Ussía, desde su refugio, escribió dos cartas a sus familiares y otras dos, baja dictado, al embajador. Según confesó después de su liberación, las palabras tranquilizadoras de sus carceleros no le habían convencido y estaba seguro de que no volvería a ver la luz del sol, ya que las condiciones exigidas por los antifranquistas eran inaceptables. La pretensión de que el Papa interviniera cerca de Franco para lograr la liberación de los presos era pueril, y más absurda era la pretensión de que Franco cediera a sus exigencias mediante aquel secuestro.

El sábado 30 de abril la prensa vespertina italiana anunciaba la desaparición misteriosa del consejero eclesiástico de la Embajada de España en Roma y al día siguiente la noticia figuraba en la primera plana de todos los diarios al confirmarse que había sido secuestrado por un comando anarquista español que exigía a cambio la libertad de todos los presos políticos de España.

Luis Andrés Edo, militante de la FIJL, hizo el domingo primero de mayo, en la Agence France-Presse de Madrid, las sigüientes declaraciones relacionadas con el secuestro de Monseñor Ussía:

Los desesperados esfuerzos que el régimen se ve obligado a efectuar para encontrar una solución de recambio a la acelerada e indiscutible descomposición que se observa en su seno, se añaden, agravándolos, no solamente la manifiesta incapacidad física de Franco, que de por sí plantea de manera inaplazable el problema de su sucesión, sino también el deterioro de la situación en todos los sectores activos del país […]

El Movimiento Libertario DECLARA: 

Que la retención del consejero eclesiástico de la Embajada Española ante la Santa Sede, Monseñor Marcos Ussía, sienta de una forma clara y definitiva la posición de la militancia libertaria frente a la dictadura […].

EXIGE: La libertad inmediata de todos los presos políticos y sociales a cambio del rescate de Monseñor Ussía, cuya integridad física y seguridad personal están escrupulosamente garantizadas.

PROCLAMA: Su solidaridad con las fuerzas vivas y conscientes del país, obreros, estudiantes e intelectuales que en la calle, en la universidad y en la fábrica, bajo el influjo de una acción dinámica y directa aceleran la caída de la dictadura […]

El Movimiento Libertario, consciente del momento histórico que atraviesa el país, reafirma su confianza en la acción popular cada día más predispuesta con la aportación y el impulso de las nuevas generaciones, a no continuar soportando la ignominia y la arbitrariedad del agonizante régimen franquista.

Madrid, 10 de Mayo, 1966

El lunes 2 y el martes 3 de mayo, con las declaraciones de Luis Andrés Edo en Madrid y una carta que los secuestradores enviaron al periódico Avanti,* portavoz del Partido socialista italiano, el caso de Monseñor Ussía seguía siendo la principal noticia. En la carta enviada al diario se decía:

Somos un grupo de anarquistas españoles que nos hemos visto obligados a recurrir a esta forma de acción para que el embajador de España ante la Santa Sede recurra al Papa para que éste, a su vez, solicite públicamente al Gobierno del general Franco la libertad de todos los demócratas españoles (obreros, intelectuales y jóvenes estudiantes) condenados a largas penas en las cárceles de la dictadura franquista que hace cerca de 30 años personificaron Hitler y Mussolini.

Nuestro objetivo es obtener esta declaración para que la dictadura se vea obligada a acoger la petición de la Iglesia y los demócratas españoles detenidos sean puestos en libertad como lo desean todos los demócratas europeos.

La nota agregaba que la integridad física y seguridad personal de Monseñor Ussía serían escrupulosamente garantizadas y que una vez logrado el resultado perseguido sería puesto en libertad.

Luis Andrés Edo

La prensa internacional dedicó mucha tinta y papel al caso de monseñor Ussía, y la española no se quedó a la zaga, pero esta última deformando la verdad, pues no reprodujo las declaraciones íntegras de Luis Andrés Edo ni las de la carta enviada a Avanti.

En cambio, el corresponsal de la AFP que tomó las declaraciones de Edo fue detenido e interrogado por la policía durante varias horas.

La policía italiana realizó un enorme despliegue de fuerzas para dar con el paradero de monseñor Ussía, pero todo fue en vano.

A los doce días de infructuosas investigaciones, la prensa italiana fue informada de que el rehén iba a ser liberado, como así lo indicaba un comunicado que habían recibido del Grupo Primero de Mayo:

Efectivamente nuestra acción tenía por objeto llamar la atención del Papa, en tanto que máxima autoridad de la Iglesia para que hiciese una declaración pública pidiendo al Gobierno español la libertad de los presos políticos españoles. Por esto decidimos secuestrar a Monseñor Ussía y no al señor Garrigues…

Al ser dada la noticia por la prensa y la radio, nuestros compañeros de Madrid decidieron que el primer objetivo no era posible ya que el Papa no cedería ante una coacción pública. A partir de ese momento ya no quedaba otra solución que la de denunciar la dramática situación de los antifascistas españoles presos en las cárceles de la dictadura franquista presentando al Papa y a la Iglesia un problema de conciencia en el mismo momento en que la represión franquista se abate brutalmente contra los obreros y estudiantes católicos y también contra los sacerdotes.

Para demostrar por nuestra parte el profundo respeto que tenemos de la libertad –la nuestra y la de los demás– vamos a cumplir el primer paso restituyendo a monseñor Ussía a su vida normal, confiando que el actual Gobierno español –que con tanto énfasis se proclama cristiano– demostrará muy pronto por su parte su conciencia y voluntad de concordia concediendo la libertad a los demócratas españoles que hoy están privados de ella.

Afirmamos que hemos cumplido con un deber de solidaridad y que si hemos recurrido a este procedimiento que hasta nosotros repudiamos, nos ha obligado a ello la soberbia y la cobardía del fascismo español que nunca ha dado respuesta alguna a las demandas por parte de personalidades y organizaciones internacionales y a las propuestas pacíficas que hemos reclamado por la libertad de los presos políticos.

También afirmamos que estamos seguros de luchar por una causa justa y que nuestro comportamiento con monseñor Ussía habrá demostrado que los anarquistas sentimos un mayor respeto por el hombre que quienes, amparándose en el imponente aparato de fuerza de un Estado policíaco, se ensañan contra víctimas indefensas.

Y para dar prueba de que desde el primer momento hemos dicho la verdad tal y como lo hemos declarado públicamente y prometido a Monseñor Ussía, anunciamos que el miércoles será puesto en libertad.

¡Libertad para los presos políticos!

¡Libertad para el pueblo español!

¡Abajo la dictadura!

El Grupo Primero de Mayo (Sacco y Vanzetti)

Este comunicado iba acompañado de otro que decía:

El Grupo Primero de Mayo (Sacco y Vanzetti) forma parte de los grupos de acción de la Federación Ibérica de Juventudes Libertarias (FJJL)

Firmado en Madrid y con el cuño del Comité Peninsular de la FJJL.

Los secuestradores incluso anunciaron que la liberación se efectuaría el 11 de mayo, a las 19,30 h. en uno de los grandes jardines públicos de la ciudad de Roma.

Ni la policía ni los periodistas creyeron que la liberación del prelado se efectuaría en las condiciones anunciadas; era evidente que la indicación de un jardín público de Roma era una artimaña para distraer a la fuerza pública mientras lo liberaban en otro lugar y sin riesgos inútiles, como así fue.

Monseñor Marcos Ussía, como se prometió, fue liberado a las seis y media de la mañana del día 11 de mayo de 1966. Cinco horas después daba una conferencia de prensa en el salón de honor de la Embajada de España donde explicó las circunstancias en que fue puesto en libertad.

Sus secuestradores lo despertaron a eso de las cuatro de la mañana, le entregaron un traje civil de color gris y un sombrero de paja y le pusieron de nuevo las gafas de soldador; lo acompañaron hasta un automóvil y después de una media hora de recorrer carreteras se detuvieron, le entregaron un paquete con su sotana y documentos de identidad y le dijeron que no se moviera ni volviera la cabeza hasta que hubieran desaparecido.

Cuando el prelado miró a su alrededor reconoció aquel lugar; recordó haber estado una vez por allí para asistir a la inauguración de la nueva instalación de la Emisora Radio Vaticano en Santa María de Galería. En un mojón de la carretera vio que, efectivamente, se encontraba a cuatro kilómetros de Bracciano, o sea a ocho kilómetros de la Emisora. En Bracciano tomó el autobús de Roma y se detuvo ante la Radio Vaticana. Al gendarme de servicio le dijo: «Soy Monseñor Ussía, me han liberado hace una hora, sírvanse telefonear a la Embajada mientras descanso un poco». Serían las siete de la mañana. Minutos después la noticia de la liberación llegaba a la Embajada de España y al centro de operaciones de las fuerzas que desde hacía 13 días lo buscaban incansablemente, a la Secretaría de Estado del Vaticano y a las agencias de prensa.

Media hora después el embajador Antonio Garrigues salió en su busca, acompañado por todos los oficiales de carabinieri que habían participado en las investigaciones. Monseñor Ussía salió de Radio Vaticano hacia las ocho y media, y le bastaron un par de horas de descanso para encontrarse dispuesto a afrontar a los periodistas que deseaban oír de viva voz el relato de su aventura.

En la conferencia de prensa los flashes de los fotógrafos crepitaban y las preguntas de los periodistas se superponían: ¿Cómo se efectuó el secuestro? ¿Dónde le llevaron? ¿Quiénes eran realmente sus secuestradores? ¿Era auténtica su carta y la del fantasmal Grupo Primero de Mayo enviada al embajador español, al Osservatore romano, a las agencias de prensa y diarios? ¿Cómo le trataron?

Tranquilo y con ligera sonrisa, recién afeitado, el prelado se avino a contestar todas las preguntas.

Ya hemos indicado las circunstancias del secuestro, que confirmó en todo punto el prelado. Sobre el lugar donde fue conducido explicó que durante los días de encierro intentó por todos los medios descubrir donde se encontraba. Si se hubiera tratado de una casa de campo, granja o alquería –dijo Monseñor Ussía– hubiera sin duda distinguido ruidos característicos de ese tipo de habitación: cloquear de gallinas, el rebuzno de una asno, voces de los campesinos… pero al contrario todo era silencio. Solamente, de vez en cuando, se oía el motor de un automóvil. ¿Se trataba, pues, de una villa burguesa aislada? Monseñor Ussía precisó que tuvo muy pocos momentos para concentrarse, pues, durante todo el día, sus carceleros hacían funcionar muy alta una radio de transistores, con la cual captaban estaciones que transmitían música ligera. La única ventana que no tenía postigos –los de su habitación estuvieron siempre cerrados–, era una pequeña en el escusado, pero una higuera plantada contra el muro impedía ver más allá. También declaró que nunca oyó el cañonazo que se disparaba en la colina de Giancolo cada mediodía, ni la sirena que en Roma tenía la misma función, ambas cosas se oían perfectamente en toda la ciudad con lo cual era evidente que su escondite se encontraba fuera de Roma.

Todas estas indicaciones, bien vagas por cierto, no sirvieron de nada en las investigaciones posteriores.

Por otra parte, Monseñor Ussía declaró que había sido bien tratado, que la comida sin ser buena era aceptable, a base de sopa y latas de conserva. También le habían dado fruta y mozzarella. Dijo que nunca vio armas en manos de sus secuestradores aunque estos le dijeron que tenían pistolas.

Este secuestro tuvo como característica principal que, efectuado en Italia, no intervino en él ningún italiano. Tanto su preparación como su realización corrió a cargo del Grupo Primero de Mayo.

NOTA

Otra carta de los secuestradores fue enviada a la Jefatura de Policía, deslizándola por debajo del cierre metálico de un comercio con la indicación: «para la policía de Roma». El propietario envió la carta al destinatario por correo

Articulo de Antonio Téllez (extraido de Polémica)




«NAFARROA 1936 NAVARRA NO OS OLVIDAMOS» EN MUTILVA

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Se ha presentado en Mutilva la exposición «Nafarroa 1936 Navarra» / no os olvidaremos, que seguirá abierta hasta el día 20 de diciembre.

Hoy lunes, Clemente Bernad presenta su magnífico trabajo fotográfico.

El viernes día 20, Pablo Ibáñez nos presentará a la chula Potra, que tiene preparada para esta ocasión una intervención a base de hiphop que no dejará indiferente a nadie.

La entrada es gratuíta, por lo que habrá que llegar con puntualidad para coger un buen sitio.

 

 

La chula potra estará también en Mutilva




El «Desastre» de Annual visto por Ramón J. Sender

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La aparición de una nueva edición, la mejor, de la primera novela de Ramón José SenderImán, a cargo de Francisco Carrasquer y editada por el Instituto de Estudios Altoaragoneses, Huesca, 1992, ha puesto de nuevo al escritor oscense en la primera fila de los narradores hispánicos. ConSender hay un constante flujo y reflujo en su actualidad, favorecido por una obra muy extensa y desigual y por su autonomía altiva, en un país de capillitas y modas literarias.

Francisco Carrasquer ha organizado un excelente edición, con un exhaustivo prólogo y notas rigurosas. Carrasquer, profesor de literatura que fue de la Sorbonne y de la Universidad de Leiden, poeta, novelista y ensayista, se ha destacado por sus traducciones del holandés, especialmente por la antología de poesía neerlandesa que preparó hace unos años. Su tesis doctoral versó sobre «Imán y la novela histórica de Sender» y es uno de los mejores especialistas sobre la obra del autor de Crónica del Alba. Para CarrasquerImán, la primera novela senderiana, es una de sus mejores obras y en ella está ya todo el Sender posterior.

La opinión de Carrasquer va abriéndose paso e Imán está siendo ya considerada como una novela extraordinaria. Así, el crítico I.A. González Sáinz comentando esta edición afirmaba que la novela es «la asombrosa descripción de la desolación del espíritu humano frente a una adversidad suprema aniquiladora y que sin embargo afronta con atonía, con inercia estoica y aguante fatalista» (Archipiélago, n.° 15, Barcelona, 1993). Y hace poco, Félix de Azúa decía en una  entrevista en El País (26-2-94) respecto de Imán que se trataba de «una novela que está por encima de toda la literatura europea que le es contemporánea, la de los años veinte en que fue escrita, constituyendo una novela que explica mejor que cualquier libro cómo se desarrolló la guerra de Marruecos».

En efecto, Imán describe las vicisitudes de un joven herrero aragonés integrante de la tropa española que luchó en Marruecos en 1921 y vivió el denominado «Desastre de Annual».

Sender no fue testigo directo de los hechos. Llegó a Marruecos para cumplir el servicio militar en 1923, dos años después de la catástrofe de Annual (julio de 1921). Fue recogiendo testimonios directos, así como documentación sobre lo ocurrido, y a partir de unos cuadernos de notas confeccionó su primera novela. Años después, un protagonista de los hechos escribió su sobrecogedor testimonio en la novela La ruta, aparecida en Buenos Aires en 1954; se trataba deArturo Barea, pero por entonces, Imán ya hacía 24 años que había sido publicada.

Alfonso XIII

La novela de Sender es una narración antibélica, pero a diferencia de otras de la misma índole, el autor no hace un discurso explícito; le basta con mostrar las tribulaciones de su personaje y el curso de los acontecimientos, al contrario, pues de otras novelas explícitamente antibélica, como Abajo las armas, de la baronesa austríaca Berta Von Suttner, que fuera premio Nobel de la Paz, o de la famosa Fuego, deHenri Barbusse. El relato de Sender nos presenta la inmediatez de esa catástrofe como fue la guerra de Marruecos, un conflicto absurdo que pretendía revivir las grandes gestas coloniales hispánicas de otrora, con la aquiescencia entusiástica de Alfonso XIII y la temeridad alucinante del general Fernández Silvestre. El objetivo planeado por éste y el monarca, pasando por encima de otros mandos, era llegar a establecer la conquista del corazón del Rif y arribar a la bahía de Alhucemas, ensanchando el llamado «protectorado» español en Marruecos. La operación era poco menos que suicida. El ejército español estaba mal armado y ni siquiera disponía de planos cartográficos de la zona. Pero nada de eso iba a arredrar al general Silvestre, quien organizó su expedición con chulería, imprudencia y fiándolo todo a «los cojones», como él mismo expresó. Vamos: a lo que en deporte se dio después en llamar «Furia española». Así es que estableciendo precarios puestos de defensa según iba avanzando, llevó a la tropa al cañón de Annual, donde los bereberes rifeños de Abd El Krim le prepararon una certera emboscada; y estos solo tuvieron que ir cazando a los soldados españoles, cuya veda había abierto el generalSilvestre. Sin posibilidad de defensa, viendo la matanza, el general Silvestre se suicidó y la tropa emprendió una retirada desordenada, un «sálvese quien pueda», que fue calificado de desbandada. El resultado fue un episodio considerado como el más vergonzoso de la historia del ejército español, con más de 12.000 muertos descuartizados por las tierras rifeñas. Alfonso XIII, que saludó la salida de la expedición de Silvestre con un expresivo telegrama «¡Olé los hombres!», intentó escabullir su responsabilidad y poco después (1923) puso a otro de sus militares allegados, Primo de Rivera, al frente de su gabinete dictatorial. Una vez más la milicia española se consolaba de sus más de doscientos años de derrotas en los campos de batalla contra ejércitos extranjeros, dando golpes militares y obteniendo victorias contra la población civil a la que se suponía debía defender.

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Hasta aquí la historia; pero una vez más la literatura puede ofrecer un conocimiento sobre los acontecimientos históricos que supera y ejemplifica lo que es mera crónica. El protagonista deImán, Viance, vivió el descalabro militar, en primer lugar desde su acuartelamiento con el regimiento de Ceriñola, donde la escasez de víveres y la relación humana se mantenía «en el umbral del delirio»; posteriormente como participante de la desbandada de Annual, recorriendo unas tierras sembradas de cadáveres, bebiendo los propios orines y hurgando entre las heces de los caballos para encontrar algún grano de centeno que echarse a la boca. Su huída de esa versión apocalíptica de los campos de batalla que el cine nos ha ofrecido en su realismo y crudeza en Apocalipsis Now o Paisaje después de la batalla constituye una épica de la desolación: el hombre enfrentado al absurdo de la vida en la frontera con la muerte. Soldados huyendo despavoridos ante la persecución de la caballería bereber, «soldados atolondrados y cazados a golpes de alfanje por unos cincuenta jinetes moros». En ese paisaje donde la supervivencia se sobrepone al terror, al hambre y al sinsentido, se nos ofrecen escenas curiosas en su dramatismo, como el afán de escribir el propio nombre antes de la última exhalación; «esa prisa por asegurarse un poco de supervivencia, dejando escrito el nombre en algún sitio, es una de las más tristes y unánimes manías del hombre que se encuentra de pronto ante la muerte». En este contexto, los eufemismos y la cínica ironía pierden el sentido; esos muchachos luchando por la supervivencia pasarán a la historia como héroes, para dar sentido político al absurdo de un presente cuya significación no se alcanza a ver. «Nosotros somos los que en la prensa y en las escuelas llaman héroes. Llevar sesos de un compañero en la alpargata, criar piojos y beber orines, eso es ser héroes».

Ahora que la guerra nos acecha a ambas orillas del Mediterráneo, mientras en los puertos deportivos se compite en la ostentosa presencia de las embarcaciones, y los ministerios de Defensa –no hay ninguno de ataque, para qué pues defenderse– empeñan en convencer a los muchachos para recibir instrucción cuartelaria, parece más que oportuna la lectura de la novela de Sender como antídoto a la nueva épica bélica de los Rambos y Terminators, donde se confunde la búsqueda de la aventura con la desolación humana. Un viejo español camuflado de bereber, que vive con la calavera de su mujer árabe a la que él mismo dio muerte, ahuyenta y disputa con los hambrientos lobos los restos de cadáveres, por si en ellos quedó algún diente o anillo de oro, o hurgando en alguna desgastada herradura que cobija una creciente y fétida gusanera…, pues ese viejo loco carroñero que nos describe Sender, tiene acaso el discurso más lúcido sobre la guerra: «La cabeza de los viejos que mandan allá y aquí, y en todo el mundo, no tiene más que vanidad y miedo. Ni una idea humanitaria, ni un sentimiento puro. Y los intereses sembrados alrededor, que son como barrotes de una cárcel. Los jóvenes podíais haber evitado esto defendiendo a su tiempo las ideas que sólo vosotros sentís sinceramente y que son la verdad del mundo, aunque nadie quiera verlo».

Pero los viejos siguen especulando con la política de los intereses utilizando a los jóvenes como argumento «disuasorio». Seguramente tenía razón Leonard Cohen cuando decía que la guerra la organizan los viejos para quedarse con las mujeres de los jóvenes.

Ignacio de Llorens

Publicado en Polémica, n.º 56, enero 1995

 
 



El manifiesto de los 30. ¿Quienes eran los treintistas?

El treintismo fue una corriente ideológica, y finalmente un movimiento propio, que se dio en la CNT. Defendía la necesidad de una fase de preparación de unos años (no especificaban cuántos) antes del inicio de la revolución social. Los sindicatos de Valencia se auto-excluyeron de la CNT levantina en el otoño de 1932, siendo seguidos por varias expulsiones y auto-expulsiones de otros sindicatos ya mencionados. Fueron conocidos como los «sindicatos de oposición», y nunca formaron una federación anarcosindicalista propia, pero estarían coordinados mediante la Federación Sindicalista Libertaria. Serían readmitidos en el Congreso de Zaragoza de mayo de 1936.

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Os dejamos a continuación con el llamado «Manifiesto de los Treinta». Cualquier parecido con la actualidad, política y social es mera casualidad.

 

 

A LOS CAMARADAS, A LOS SINDICATOS, A TODOS.

Un superficial análisis de la situación por que atraviesa nuestro país nos llevará a declarar que España se halla en un momento de intensa propensión revolucionaria, del que van a derivarse profundas perturbaciones colectivas. No cabe lugar la trascendencia del momento ni los peligros de este periodo revolucionario, porque quiérase o no, la fuerza misma de los acontecimientos ha de llevarnos a todos a sufrir las consecuencias de la perturbación.

Las consecuencias de esta confabulación de procedimientos criminales son una profunda e intensa paralización de los créditos públicos, y por tanto, un colapso en todas las industrias, que provoca una crisis espantosa, como quizá jamas se había conocido en nuestro país. Talleres que cierran, fábricas que despiden a sus obreros, obras que se paralizan o que ya no comienzan; disminución de pedidos en el comercio, falta de salida de los productos naturales. El empobrecimiento del país es ya un hecho consumado y aceptado. En nombre de la República, para defenderla, según ellos [los ministros], se utiliza todo el aparato de represión del Estado y se derrama la sangre de los trabajadores cada día. Mientras tanto, el gobierno nada ha hecho ni nada hará en el aspecto económico. No ha expropiado a los grandes terratenientes, no ha reducido en un céntimo las ganancias de los especuladores de la cosa pública; no ha destruido ningún monopolio; no ha puesto coto a ningún abuso de los que explotan y medran con el hambre, el dolor y la miseria del pueblo. ¿Cómo extrañarnos, pues, de lo ocurrido? Por un lado altivez, especulación, zancadillas con la cosa pública, con los valores colectivos, con lo que pertenece al común, con los valores sociales. Por otro lado lenidad, tolerancia con los opresores, con los explotadores, con los victimarios del pueblo, mientras a éste se le encarcela y persigue, se le amenaza y extermina.

UNA INTERPRETACIÓN.

Siendo la situación de honda tragedia colectiva; queriendo el pueblo salir del dolor que le atormenta y mata, y no habiendo más que una posibilidad, la revolución, ¿cómo afrontarla? La historia nos dice que las revoluciones las han hecho siempre las minorías audaces que han impulsado al pueblo contra los poderes constituidos. ¿Basta que estas minorías quieran, que se lo propongan, para que en una situación semejante la destrucción del régimen imperante y de las fuerzas defensivas que lo sostienen sea un hecho? Veamos. Estas minorías, provistas de algunos elementos agresivos, en un buen día, o aprovechando una sorpresa, plantan cara a la fuerza pública, se enfrentan con ella y provocan el hecho violento que puede conducirnos a la revolución. Una preparación rudimentaria, unos cuantos elementos de choque para comenzar, y ya es suficiente. Fían el triunfo de la revolución al valor de unos cuantos individuos y a la problemática intervención de las multitudes que les secundarán cuando estén en la calle.

No hace falta prevenir nada, ni contar con nada, ni pensar más que en lanzarse a la calle para vencer a un mastodonte: el Estado. Pensar que éste tiene elementos de defensa formidables, que es difícil destruirle mientras que sus resortes de poder, su fuerza moral sobre el pueblo, su economía, su justicia, su crédito moral y económico no estén quebrantados por los latrocinios y torpezas, por la inmoralidad e incapacidad de sus dirigentes y por el debilitamiento de sus instituciones; pensar que mientras que esto no ocurra debe destruirse el Estado, es perder el tiempo, olvidar la historia y desconocer la propia psicología humana. Y esto se olvida, se está olvidando actualmente. Y por olvidarlo todo, se olvida hasta la propia moral revolucionaria. Todo se confía al azar, todo se espera de lo imprevisto, se cree en los milagros de la santa revolución, como si la revolución fuera alguna panacea y no un hecho doloroso y cruel que ha de forjar el hombre con el sufrimiento de su cuerpo y el dolor de su mente. Este concepto de la revolución, hijo de la más pura demagogia, patrocinado durante docenas de años por todos los partidos políticos que han intentado y logrado muchas veces asaltar el poder, tiene aunque parezca paradójico, defensores en nuestros medios y se ha reafirmado en determinados núcleos de militantes. Sin darse cuenta caen ellos en todos los vicios de la demagogia política, en vicios que nos llevarían a dar la revolución, si se hiciera en estas condiciones y se triunfase, al primer partido político que se presentase, o bien a gobernar nosotros, a tomar el poder para gobernar como si fuéramos un partido político cualquiera.

NUESTRA INTERPRETACIÓN.

Frente a este concepto simplista, clásico y un tanto películero, de la revolución, se alza otro, el que nos llevará indefectiblemente a la consecución de nuestro objetivo final.

Quiere éste que la preparación no sea solamente de elementos agresivos, de combate, sino que se han de tener éstos y además elementos morales, que hoy son los más difíciles de vencer. No fía la revolución exclusivamente a la audacia de minorías más o menos audaces, sino que quiere que sea un movimiento arrollador del pueblo en masa. No cree que la revolución sea únicamente orden, método; esto ha de entrar por mucho en la preparación y en la revolución misma, pero dejando también lugar suficiente para la iniciativa individual, para el gesto y el hecho que corresponde al individuo.

PALABRAS FINALES.

Somos revolucionarios, sí; pero no cultivadores del mito de la revolución. Queremos que el Capitalismo y el Estado, sea rojo, blanco o negro, desaparezca; pero no para suplantarlo por otro, sino para que hecha la revolución económica por la clase obrera pueda ésta impedir la reinstauración de todo poder, fuera cual fuere su color. Queremos una revolución nacida de un hondo sentir del pueblo, como la que hoy se está forjando, y no una revolución que se nos ofrece, que pretenden traer unos cuantos individuos, que si a ella llegaran, llámase como quieran, fatalmente se convertirían en dictadores al día siguiente de su triunfo. La Confederación es una organización revolucionaria, no una organización que cultive la algarada, el motín, que tenga el culto de la violencia por la violencia, de la revolución por la revolución.

Que todos sientan la responsabilidad de este momento excepcional que todos vivimos. No olviden que así como el hecho revolucionario puede conducir al triunfo, y que cuando no se triunfa se ha de caer con dignidad, todo hecho esporádico de la revolución conduce a la reacción y al triunfo de las demagogias. Ahora que cada cual adopte la posición que mejor entienda. La nuestra ya la conocéis. Y firmes en este propósito la mantendremos en todo momento y lugar, aunque por mantenerla seamos arrollados por la corriente contraria.

Barcelona, agosto de 1931.

 




Arranca en Iruñea el Ateneo Libertario Jakintza

 

logo ateneo

Desde el ateneo libertario jakintza nos envian la siguiente invitación

 

Estimad@ amig@, desde el Ateneo Libertario Jakintza te invitamos a la proyección del documental “Ferrer i Guardia: una escuela por la libertad”, un trabajo que narra la aventura emprendida por el pedagogo Francisco Ferrer i Guardia, a comienzos del siglo XX, para fundar una escuela antiautoritaria que respetase la voluntad y los derechos de l@s niñ@s

 

Después tendremos un pequeño debate amenizado con un aperitivo y unos refrescos que llevarán l@s compañer@s del Ateneo.

 

La proyección tendrá lugar el Domingo 17 de Noviembre de 2013 a las 18.00 horas, en BAKEAREN ETXEA (c/. Merced, 18). 

 

El Ateneo Libertario Jakintza es una iniciativa libertaria surgida a partir de los contactos entre militantes de CGT y de CNT de Iruña. Que pretende ser un espacio de reflexión, debate y de divulgación de las ideas anarquistas en el siglo XXI.




SEMANA DE LA MEMORIA EN ARTIKA. ORGANIZA EL AUTOBÚS DE LA MEMORIA

 

 

 Del Ocho al quince de noviembre se celebrará en Artika la «Semana de la Memoria», organizada por El autobus de la memoria. Esta semana estará compuesta por una exposición de pinturas de nuestro compañero Urtasun presentaciones de libros y charlas. Las jornadas daran comienzo el dia 8 en la Casa de Cultura María de Maeztu de Artika a las 19h., con la inaguración de la exposición “Navarra 1936” de la mano de su autor Jose Ramón Urtasun y presentación del libro sobre la misma. En la inauguración intervendrán tambien Mª Luisa Laparte Blázquez, hija de represaliados,  que contará su historia personal; la poetisa Ziritza González y finalizará con la actuacion del clarinetisna Mikel Donazar Moriones

El 12 de noviembre, martes en el Centro Cívico de Nuevo Artika Fermin Ezkieta Yaben hablara de su libro “Los Fugados del Fuerte de Ezkaba”, San Cristóbal 1938, en el 75º Aniversario de la fuga. El acto tendrá lugar a las 19 horas

 Y ya para el viernes 15 noviembre, charla de cierre sobre “La segunda República en Navarra” con Javier Dronda Martínez. Es doctor en Historia por la Universidad Pública de Navarra y profesor de Geografía e Historia en el IES San Miguel de Aralar. Sus investigaciones se han centrado en la II República en Navarra, atendiendo especialmente a la cuestión religiosa. Es coeditor de la obra colectiva Cuestión religiosa y democracia republicana en España (1931- 39) y autor de varios artículos en publicaciones especializadas como Gerónimo de UztárizFontes Linguae Vasconum,Zangotzarra o Ayeres en discusión. Además, actualmente preside el Instituto de Historia Económica y Social Gerónimo de Uztáriz. 

 

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‘Billy el Niño’, un comisario, un golpista del 23-F, y un escolta de Franco, en busca y captura

 

MartinVillaMovimientoLa Justicia argentina expide cuatro órdenes de detención internacional vía Interpol contra cuatro torturadores de la dictadura «para declaraciones indagatorias». Son un comisario de la Brigada Político Social, un escolta de Franco,  uno de los policías con más denuncias por torturas, y un guardia civil que participó con Tejero en el asalto al Congreso. Estos son sus perfiles.

 

ALEJANDRO TORRÚS 

 

 
 

Casi 38 años después de la muerte de Franco, la impunidad del régimen dictatorial que dirigió con mano de hierro España comienza a resquebrajarse. La jueza argentina ha dictado cuatro órdenes de detención internacional contra tres miembros de la Brigada Político y Social de la dictadura(Juan Antonio González, Celso Galván y Giralte González) y contra el ex guardia civil Jesús Muñecas, golpista en el 23-F. Así, la Justicia argentina también emitirá un exhorto para reclamar la colaboración del Gobierno y de la Justicia del Estado español.

«Es un día histórico. La resolución de la juez es, además, fundamental no sólo por lo que representa sino porque nos permite entrar en la segunda parte del proceso: en el juicio contra el franquismo», ha asegurado a Público la abogada de la acusación, Ana Messuti, nada más conocer la noticia.

El fin de la impunidad llega, sin embargo, por la parte más débil del régimen. Al contrario del proceso judicial que juzgó la dictadura argentina, las órdenes de detención dictadas por la jueza que instruye la causa contra los crímenes de la dictadura franquista afectan solamente a cuatro de los torturadores del régimen y a ningún alto cargo político. «Es el camino más sencillo. Contra estas cuatro personas había muchos más testimonios y pruebas», ha añadido la abogada Ana Messuti. Los querellantes habían solicitado también la detención, entre otros, de tres exministros de la dictadura: Rodolfo Martín Villa, por el asesinato de cinco obreros durante una huelga en Vitoria y José Utrera Molina (suegro de Gallardón), por firmar la condena a muerte de Puig Antich; y de Fernando Suárez, exministro de Trabajo.

Este es el perfil de los cuatro torturadores que, desde hoy, están en búsqueda y captura:

Juan Antonio González Pacheco, alias Billy el Niño

Juan Antonio González Pacheco, alias Billy el Niño está considerado como uno de los mayores torturadores del régimen franquista. Tiene un amplio dossier de diligencias judiciales por presuntas torturas en los últimos años del franquismo. Su nombre llega a aparecer hasta en 17 querellas, presentadas en Argentina, unido de manera indisoluble al delito de tortura. En 1974 llegó a ser condenado, junto a otros tres policías, por el Juzgado Municipal número 19 de Madrid, a pagar 1.000 pesetas por una falta de malos tratos y otra de coacciones al estudiante Francisco Lobatón. Un año antes, en 1973, ya había sido condenado por otra falta de lesiones interpuesta por Enrique Aguilar Benítez de Lugo.

El policía, con un amplio dossier judicial por presuntas torturas, fue absuelto por la Ley de Amnistía

González Pacheco fue absuelto de todos los procesos judiciales en los que estaba envuelto por la Ley de Amnistía. El resto de procesos pendientes se sobreseyeron tras no presentarse reiteradamente a los juicios en los que estaba encausado y beneficiarse, posteriormente, de la ley de Amnistía de 1977 que se extendió a «los delitos y faltas que pudieran haber cometido las autoridades, funcionarios y agentes del orden público con motivo u ocasión de la investigación y persecución de los actos Incluidos en esta ley».

 Así, también prestó declaración ante la Audiencia Nacional por su presunta relación con los asesinos de los abogados de Atocha y por los grupos antiterroristas paramilitares Antiterrorismo ETA y Batallón Vasco Español, autores de varios asesinatos durante la Transición.

Pero la Ley de Amnistía no fue suficiente para limpiar su honor. El 1 de julio de 1977 el Ministro del Interior, Rodolfo Martín Villa, le condecoró con la Medalla de Plata al Mérito Policial y se le organizó una cena homenaje «como desagravio a la persecución de la que es objeto por parte de algunos medios de comunicación». Al acto asistieron cien policías, entre ellos Manuel Ballesteros que será Jefe del Mando Único de la Lucha Antiterrorista. Ese mismo año pasó a formar parte de la Brigada Central de Información, que más tarde daría lugar a la Brigada Antiterrorista donde actúa como segundo de Roberto Conesa, que también fue su superior en la BPS.

En 1985 González Pacheco aparece como jefe de seguridad de la empresa automovilística Talbot en Madrid, donde también trabaja en diversas empresas de seguridad. En 2011, según la documentación previa a la demanda de la Red Aqua, figura como jefe de tráfico de la empresa Loomis.

Celso Galván Abascal, acusado de asesinar al estudiante Enrique Ruano

Fue escolta de Franco y también de la Casa Real

Fue escolta de Franco y, más tarde, de la Casa Real. Ha sido denunciado por haber diseñado diversas estrategias de tortura. Fue acusado por el asesinato del estudiante Enrique Ruano el 17 de enero de 1969 cuando era inspector de la Brigada Político-Social del franquismo.

Sin embargo, la Sección Segunda de la Audiencia Provincial decidió su absolución por «falta de pruebas», si bien indicaba el propio auto que no es posible admitir sin dudas razonables la versión oficial del suicidio por parte del estudiante.

Jesús Muñecas, golpista del 23-F

Fue el diputado que anunció en el Congreso la llegada de la «autoridad, militar, por supuesto»

Jesús Muñecas es, actualmente, propietario de un centro de equitación en Valdemoro. Recibe la pensión máxima de jubilación por sus servicios prestados al Estado a lo largo de su dilatada trayectoria como guardia civil. Su nombre no pasó a la historia, como el de Tejero, pero sí su intervención en el 23-F. Él fue el primero en dirigirse a los diputados para comunicarles la «próxima» llegada de la «autoridad, militar, por supuesto». Durante el secuestro de los diputados en el hemiciclo, él mismo se ocupó de dirigir el grupo armado que tuvo a su cargo la vigilancia de las puertas del Parlamento.

Jesús Muñecas disfruta de la pensión máxima a pesar de haber protagonizado un golpe de Estado. Previamente, había sido denunciado en varias ocasiones por delitos de torturas en la Comandancia de Zarautz y en la Comandancia de la Guardia Civil de Tolosa, dependiente de la de San Sebastián. No fue condenado por ninguna de ellas.

Sí lo fue tras el 23-F por «delito consumado de rebelión militar» por el que es condenado a tres años y seis meses de prisión. Salió en libertad en octubre de 1984, tras cumplir las tres cuartas partes de la condena y obtener setenta y cuatro días de reducción por trabajos realizados.

José Ignacio Giralte González

Fue miembro destacado de la Brigada Político Social hasta su disolución y, posteriormente, fue comisario del Cuerpo Nacional de Policía. En su trayectoria como policía del régimen siguió un camino similar al de Billy el Niño. Su nombre aparece en, al menos, cuatro de las querellas presentadas en Argentina asociado a torturas a miembros del movimiento estudiantil del tardofranquismo.




La otra cara de los problemas del anarcosindicalismo

Ramón ÁLVAREZ

Este artículo se publicó en Polémica dentro de un pequeño dossier elaborado con motivo del Congreso de Unificación Confederal celebrado en Madrid entre el 29 de junio y el 1 de julio de 1984. Este Congreso consolidó la unidad de los sectores escindidos del V Congreso (1979) y formó el embrión de lo que más tarde sería la Confederación General del Trabajo (CGT). En él, Ramón Álvarez responde al artículo de Federica Montseny, que apareció  en este mismo dossier. 

Federica Montseny

Federica Montseny, con una experiencia sindicalista bastante más limitada de lo que puede hacer creer el empeño de aparecer como figura histórica única del anarquismo español, movimiento inagotablemente rico en recias individualidades, publicó un artículo de una ponderación reservada al uso externo, como queriendo restaurar una imagen bastante comprometida.

Que en la Confederación hubo siempre encontradas corrientes de pensamiento, como sucede en todos los grupos humanos, resulta de una banal autenticidad. La ocultación de prácticas incompatibles con la filosofía anarquista se encuentra en la referencia que hace al derecho inalienable de la libertad individual, nunca respetada, que se esgrime para enmascarar el ejercicio de métodos restrictivos que se convirtieron en moneda corriente en Francia cuando, ya vencido el nazismo en Europa, volvió al seno de la CNT Federica y un reducido equipo de seguidores, tras cinco años de inhibicionismo injustificado para miembros de lo que había sido Consejo General del Movimiento Libertario. Olvidaron en aquella circunstancia lo que recomiendan ahora como norma del comportamiento militante.

 

«Porque en la CNT –escribe– ha existido y debe existir un principio que regule la vida y el funcionamiento de la organización. Este principio es el del respeto a los acuerdos de los Congresos. Y es también el principio de respeto a los acuerdos mayoritarios, lo que no supone que las minorías no puedan defender sus puntos de vista…»

Reorganizada en Francia la CNT, que llegó a reunir más afiliados que todas las fuerzas exiliadas juntas, el equipo de Federica Montseny, reaparecido como por encanto cuando Europa volvía a la democracia, tildaba de colaboracionista a la CNT rehecha sin concurso del llamado «Movimiento Libertario», pretendiendo condicionar su reconocimiento de la organización a que ésta hiciese una declaración solemne de renuncia a la colaboración con las demás fuerzas antifascistas que lucharon juntas durante la guerra por la defensa de la República. Les importaba poco entonces desobedecer los mandatos de la mayoría, dimanantes de plenos regulares celebrados en España antes de abandonarla el mes de febrero de 1939.

Habla sin adelantar nombres –porque no los hay en el campo de sus opositores de siempre– de agentes ajenos a la Organización teledirigidos por fuerzas políticas exteriores que se infiltran en las filas libertarias para provocar «problemas».

Al escribir para el gran público parece imperdonable sustraer al conocimiento de los lectores el nombre de los traidores, dejando flotar la sospecha para que nadie pueda analizar con rigor las conductas a la luz de los hechos imputados.

Nos adelantamos a denunciar la morbosa tendencia de apuntar hacia figuras sistemáticamente desacreditadas como Pestaña, por ejemplo, callando que este hombre fue la víctima elegida por el pistolerismo que estuvo a punto de asesinarle en un atentado, y que fue precisamente él quien descubrió en nuestros medios a elementos radicalizados que defendían la neutralidad española durante la guerra europea de 1914, sirviendo interesadamente a la embajada alemana en nuestro país.

Lo más irritante para los que llevamos 56 años de intensa actividad y de haber participado en los principales acontecimientos desde las postrimerías de la dictadura primorriverista a nuestros días, es que nos hablen de libertad y derechos de la minoría discrepante, quienes cerraron a cal y canto las columnas de «su» prensa para todo lo que no fuese aplaudir la gestión que ha traído a la CNT al pie mismo de la fosa, manejando a su antojo las Federaciones Locales en Francia para expulsar a los heréticos de la «fe indiscutible». Y cuando resistían a la presión y a la injusticia, como sucedió con el historiador José Peirats y algunos otros, se expulsaba colectivamente a toda la Federación, fórmula reñida con la norma federativa y extraña al ideal libertario.

Hay conciencia en los implacables censores de que sus acciones carecen de transparencia y huyen de toda discusión pública, ahogando esa libertad de expresión que se usa como banderín de enganche en propagandas adocenadas. En una carta abierta que yo destiné a Federica Montseny hace años, le decía:

Precisamente viene esta carta a reiterar ciertos hechos y a sugerir un debate a la luz del día –si no teméis la polémica ni la claridad– desde cualquier periódico de los que están a vuestro exclusivo servicio (aunque pagados con fondos de todos) siempre que sea garantizada la libertad de expresión que no cesáis de reclamar a los gobernantes de turno para mejor cercenar la de los demás, como hacen los comunistas.

Cuando se celebró el V Congreso de la Casa de Campo, en Madrid, el mes de diciembre de 1979, el primero desde el que tuvo lugar en Zaragoza en mayo del 36, el equipo de Federica Montseny –ella optó por la incomparecencia por enfermedad diplomática– comprendió pronto que acabaría por perder el control que venía ejerciendo sobre la CNT desde 1945, y que esta vez resultaría insuficiente confiar al estómago la digestión de la crisis que apuntaba en el horizonte cercano. Emplearon entonces el asalto y los saqueos, de los que hay constancia en toda la prensa del país, a los Sindicatos que se atrevieron a impugnar el Congreso, especialmente en las localidades donde podía aplicarse fácilmente el método «disuasorio». En la dinámica del anarquismo a lo nazi, agredieron a compañeros, enviaron anónimos conteniendo amenazas de muerte. Uno de ellos a la hija de Juan Peiró, militante ejemplar que ensalzan después de muerto.

Como hecho más cercano en el tiempo, del que se ocuparon ampliamente los medios de comunicación, está el reciente Congreso de reunificación de la CNT celebrado en el Palacio de Exposiciones de Madrid y que ha logrado el aislamiento definitivo de los que, con la ex ministra, se niegan a incorporarse a la marcha de la historia. En el momento de la inauguración se presentó un «cuerpo expedicionario» de 50 matones reclutados quién sabe en qué zona de Barcelona y trasladados en autocar hasta Madrid, con la intención de reventar el congreso que pone término a la disputa de las siglas.

Si Federica Montseny, que observa un silencio cómplice con relación a estos hechos de estilo totalitario, y de los cuales sobran referencias públicas, los denunciase claramente, prestándose a rendir cuentas de una gestión que va, por lo menos, desde 1939 hasta nuestros días, podríamos pensar que se iniciaba una reacción favorable.

Ramón Álvarez, Ramonin (1913-2003), fue un destacado militante de la CNT asturiana.




LA QUERELLA POR LOS CRÍMENES FRANQUISTAS Y ANA BOTELLA EN BUENOS AIRES

 La Coordinadora Estatal AQUA ha convocado una comitiva en apoyo a la querella argentina interpuesta por las víctimas del franquismo con el lema «Madrid, capital olímpica de la impunidad»

ARANTZA DE CASTRO 

 

 

La Coordinadora Estatal Aqua (CeAQUA) ha convocado este miércoles en Buenos Aires una comitiva en apoyo a la querella argentina interpuesta por las víctimas del franquismo. Con el lema «Madrid, capital olímpica de la impunidad», la asociación ha aprovechado la visita a la ciudad de la alcaldesa de la capital madrileña, Ana Botella, para hacerse oír en su lucha contra los crímenes cometidos en España por la dictadura franquista.

La edil madrileña se encuentra en Buenos Aires con motivo de la elección de la ciudad que albergará los Juegos Olímpicos de 2020. Una decisión que se conocerá el próximo 7 de septiembre. Junto a la alcaldesa se encuentran el príncipe Felipe y el presidente de la candidatura de Madrid, Alejandro Blanco.  A éstos se espera que se unan el viernes el presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, cuatro ministros, la princesa Letizia y el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. 

Por ello, la coordinadora ha decidido poner voz a la querella argentina contra los crímenes franquistas este miércoles, pocos días después de que el Congreso del país firmara su condena a «la impunidad» de los crímenes franquistas mediante una carta , a la que tuvo acceso Público, firmada por su presidente, Julián Domínguez, el presidente de la Comisión de Derechos Humanos de esa cámara, Romero Carlotto, y otros ocho diputados de diferentes formaciones políticas.

En su declaración, los parlamentarios expresaron, además, su solidaridad con las víctimas, «apoyando el proceso judicial abierto en nuestro país para investigar los crímenes, promoviendo de esta forma la memoria, la verdad y la justicia», señalaron. 

El 14 de abril de 2010, asociaciones por la Memoria Histórica interpusieron dicha querella ante la justicia argentina para investigar los crímenes del franquismo, un proceso que aún sigue abierto y que el Gobierno español ha obstaculizado en diversas ocasiones . De hecho, la querella se interpuso ante la imposibilidad de abrir una causa en España y tras ser apartado de la carrera judicial el exjuez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón.

Ana Botella junto al alcalde de Buenos Aires

Para esta campaña «Madrid, capital olímpica de la impunidad», la asociación CeAQUA ha creado un callejero ‘especial’ de Madrid en el que se recogen los nombres de las calles de la capital dedicadas apersonas, lugares o hechos relacionados con el franquismo, realizado por el historiador Antonio Ortiz Mateos.

En dicha toponimia aparecen nombres como Agustín de Foxá -coautor del himno de la Falange Española, Cara al Sol- o Juan Pérez Almeida -miembro de la falange fallecido en Salamanca-.

Además, los querellantes de la causa preparan una concentración el 7 de septiembre, día en el que los miembros del Comité Olímpico Internacional (COI) decidirán cuál de las tres ciudades  -Madrid, Tokio y Estambul- será la nueva sede de las Olimpiadas. 

los querellantes de la causa abierta en Argentina para juzgar los crímenes del franquismo preparan una concentración el 7 de septiembre, día en el que los miembros del Comité Olímpico Internacional (COI) decidirán en Buenos Aires cuál de las tres ciudades postulantes -Tokio, Estambul y Madrid- será la nueva sede de las Olimpiadas. Como aseguró a Público Carlos Slepoy, uno de los abogados de las víctimas del franquismo, «teníamos que encontrar una fórmula para denunciar esto, la idea surgió en una reunión que ponía de manifiesto no sólo la impunidad del franquismo y la consigna que afloró fue la de «Madrid, capital olímpica de la impunidad».