El autor reivindica un anarquismo social que busque confluencias con otros movimientos y tenga capacidad de incidencia en la cotidianidad de la sociedad y del mismo proceso de independencia que vive actualmente Cataluña.
No tengo ni idea de cómo acabará este conflicto sobre la independencia de Cataluña, y no quiero creer en la razón, porque la razón es siempre por el más fuerte o por quien se esconde de las realidades; pero da la mosca en la oreja que este conflicto, en el momento en que se encuentra, cada vez puede ser más transversal e interesante si los ahora intermediadores que se reclaman, al menos por la parte de la Generalitat, de la Iglesia y otros, no tienen el efecto esperado, como es de prever en el caso de la España eterna que parece que continúe en el siglo XIX. Por este motivo, habrá mucha imaginación para contrarrestar la violencia que son capaces de legitimar estos gobiernos.

Hay unanimidad en nuestros expertos. Populares y socialistas, y todos sus agentes de influencia en la prensa y las televisiones, lo tienen claro. Si Mélenchon no da la orden de apoyar a Macron su formación estará haciendo el juego a la extrema derecha desde la extrema izquierda. No valen ni el voto el blanco ni la abstención.