Hace más de un mes que los trabajadores de Gestamp Baires (Escobar, Bs. as) vienen dando una lucha adentro y afuera de la fabrica. Todo empezó por las suspensiones de trabajadores, la mayoría activos y opositores a la conducción del gremio automotriz y autopartista: SMATA. El reclamo de los que no estaban suspendidos, entonces, fue la rotación de las medidas para que no queden aislados los afectados y pasen a cobrar solamente ellos el 75 % por suspensión, es decir para que afecten a todos por igual.
El 5 de mayo, cumplido el mes de suspensión, los trabajadores suspendidos se presentaron a la fábrica, y debido a un error en el sistema de ingreso a la planta los compañeros pudieron ingresar. Fueron a su lugar de trabajo, pero la seguridad de la empresa los fue a buscar pidiéndoles que se retiren porque seguían suspendidos. Los compañeros no acataron la medida, y decidieron permanecer en la planta toda la jornada, la empresa llamó a los trabajadores del turno que seguía para que no fueran, con la clara intención de aislar a los compañeros en lucha…
Llegada la noche la situación que se vivía era: trabajadores suspendidos dentro de la fabrica exigiendo su vuelta a trabajar, bloqueo de los portones por parte de sus compañeros que sin estar suspendidos pedían al sindicato que se haga cargo de la situación llamando a una asamblea para resolver entre todos la golpiza que estaba sufriendo este grupo de suspendidos.
La delegación de SMATA zona norte se encontraba en una de las plantas (la más adoctrinada por la dictadura verde) que, subestimando la situación, intentó retirarse de la planta como si nada, pasando por delante de todos los trabajadores en lucha. El intento de salir por parte de la delegación no se dio, debido a que los compañeros instintivamente se colocaron frente a los autos de éstos, exigiendo que se bajen y establezcan una charla como mínimo. Estos traidores se escondieron como ratas nuevamente en la planta, y sólo aceptaron hablar reja de por medio, respondiendo con evasivas. Al no encontrar ninguna respuesta concreta, los trabajadores decidieron seguir bloqueando el portón de ingreso y al día siguiente cortar la autopista panamericana.
Al día siguiente, luego de cortar la panamericana con la solidaridad de otras organizaciones de izquierda y comisiones internas de fabrica, se encontraron con la imposibilidad de continuar el bloqueo, ya que mientras el corte se realizaba, la policía se apostaba dentro de la planta y vallaba todo el portón de ingreso. Desde ese día y hasta el presente, hay una presencia policial permanente en las instalaciones. Cuando los trabajadores que no estaban suspendidos quisieron entrar a la fábrica, se encontraron con que muchos estaban despedidos como represalia a la participación en la protesta de la noche anterior. Se despidieron a muchos suspendidos, pero también gente que estaba de licencia médica, 69 en total. Esa misma noche los trabajadores decidieron acampar en uno de los portones de ingreso de camiones que no contaba con vallado policial.
La patronal ajustó al personal de acuerdo con la nueva situación. Trajo trabajadores de otra planta para reemplazar a los despedidos, mientras la policía vigilaba para evitar reuniones (se encuentra prohibido el uso de celulares y de reunirse más de 3 personas) o cualquier otro tipo de actividad que no sea la producción, sembrando de esta manera el temor entre los que aún trabajaban, al tiempo que la empresa afirmaba que quienes se acerquen al acampe serían inmediatamente despedidos. Con el correr de los días, algunos trabajadores vencieron el miedo y se acercaron a saludar a los despedidos y a dejarles víveres para el acampe.
El acampe duró tres semanas. Se realizaron muchos cortes de calles donde se denunció a los medios de comunicación y al Ministerio de Trabajo los despidos, las suspensiones y la militarización de la fábrica. Como suele suceder con los medios, cubrieron la noticia tras un manto de caos de tránsito por un corte de calle, dejando a un lado la denuncia. Desde el Ministerio de Trabajo de la Provincia de Buenos Aires, la complicidad con la empresa y el sindicato se hizo manifiesta al reunirse solamente con éstos y acatando la mentira patronal de que eran casos individuales. El SMATA, mediante los delegados en las automotrices y autopartistas que están bajo su control, esparcían mentiras como que el conflicto había sido provocado por la izquierda y que había gente de partidos políticos y no trabajadores despedidos detrás de las protestas. Cuando los despedidos fueron a difundir el conflicto mediante volantes a una de las puertas de Volkswagen, una patota de alrededor de 70 matones del sindicato salieron a amedrentar y a golpear a los despedidos y a quienes fueron a solidarizarse con ellos, todo frente a los trabajadores de Volkswagen que salían de la fabrica y veían el accionar violento del SMATA, generando repudio y rechazo.
Pero el paso del tiempo los fue desgastando sin ofrecerles ningún avance con la reincorporación, por lo que decidieron entrar a la fábrica. Esta acción directa se decidió en asamblea y no se difundió para que no haya contrapropuestas ni anticipo de las fuerzas de seguridad.
En total fueron 9 los compañeros despedidos que entraron y estuvieron 106 horas adentro de la fábrica, sobre un puente de grúa en forma de protesta hasta que se los reincorpore. La medida fue efectiva, ya que llegaron a intervenir las máximas autoridades de la empresa y del estado, incluyendo el Ministerio de Trabajo y el Ministerio de Seguridad de la nación. Los compañeros, con garra y coraje, soportaron el frío y las amenazas de las fuerzas de seguridad dentro de la planta. Las organizaciones sociales y políticas, desde entonces, rodearon la fábrica de piquetes en forma de defensa y apoyo, hasta que finalmente se dictó la conciliación obligatoria y los compañeros bajaron del puente grúa.
Desde el primer momento la FORA estuvo presente a la par de los compañeros. Las SROV de Zona Norte, Capital y San Martín, participamos activamente demostrando que no nos mueven intereses partidarios mezquinos, sólo nos movió la solidaridad entre trabajadores.
En estos momentos la lucha sigue, y recrudecida, ya que la empresa (con la venia del sindicato SMATA) no acató los primeros dos días la Conciliación Obligatoria mediante subterfugios que, aunque legales, son inmorales. Al tercer día, el mismo Ministerio de Trabajo desconoció su propia medida. Al mismo tiempo, los distintos partidos de izquierda, quieren imprimirle a la lucha la dirección parcial que los mueve ensuciando, de esta manera, las asambleas (donde se decide que los partidos no aparezcan con sus banderas) y vaciando de personas las movilizaciones y actos.
Gestamp y SMATA no quieren que haya trabajadores que apunten a generar un cambio en el gremio. Es por eso que les solicitamos hacer acciones en solidaridad con los despedidos de la empresa Gestamp como ser cartas, faxes, mails y actividades de denuncia del trato y el accionar de esta empresa con sus trabajadores en otras partes del mundo, ya que estamos al tanto también que hubo acciones en septiembre del año pasado por un compañero de la CNT Aranjuez despedido por esta misma empresa. También nos comunicaron compañeros de Brasil que, en la ciudad de Gravataí, están sufriendo una situación muy similar con la misma empresa y contra el sindicato.