Inicio Salud laboral LA SUBIDA DEL SMI, UN ALIVIO INSUFICIENTE: “CON 950€, SOLO VIVES PARA TRABAJAR”

LA SUBIDA DEL SMI, UN ALIVIO INSUFICIENTE: “CON 950€, SOLO VIVES PARA TRABAJAR”

por CGT-LKN Araba

El incremento de 50 euros es insuficiente para los trabajadores: “Con ese salario, no se puede vivir dignamente”

Sin poder emanciparse, dependiendo económicamente de sus parejas o sobreviviendo de manera precaria. Las situaciones detrás de los trabajadores que cobran el salario mínimo interprofesional (SMI) sufrirán pocos cambios con la subida aprobada este mes por el Gobierno que, en algunos casos, no llegará ni a los 50 euros brutos mensuales que se anunciaron.

“El año pasado conseguimos que se nos subiera un 2,6% el salario, pero era absorbible, así que la subida del SMI nos va a afectar en prácticamente nada, en unos 18 o 20 euros”, declara Estefania Barrera, una operaria de una fábrica de perfumes en Sevilla de 32 años.

La Audiencia Nacional avaló en junio de 2019 que los complementos salariales, como las “primas de producción” son absorbibles por el salario mínimo, por lo que muchos trabajadores no han notado ningún cambio tras la última subida de 50 euros.

En su fábrica trabajan cerca de un centenar de personas, la gran mayoría mujeres, que oscilan entre los 20 y 50 años, todas ellas cobran el SMI. “Yo, por ejemplo, vivo en casa con mis padres, no me puedo independizar sola. Si tienes una vivienda, luz, agua, come, vístete… es complicadillo sobrevivir con 950 euros”, explica Barrera.

Mujeres, jóvenes y extranjeros. Estas son las características que componen el perfil más habitual de personas que cobran el SMI en España, a la que se suman otros factores como la ausencia de formación cualificada o la contratación temporal y parcial, todo ello según los datos que recopiló el Ejecutivo para la subida del SMI de 2017.

Hassan Kamalnaz, de 22 años, trabaja,desde el verano pasado, para una cadena de hamburgueserías en Barcelona donde hace una jornada de 20 horas semanales que compagina con sus estudios universitarios.

“Vivo con mis padres y estudio por las tardes. La verdad es que gasto poco, en la merienda, pagar el coche y el garaje, alguna factura del móvil y poco más”, declara Kamalnaz. “Para mí lo mínimo para poder vivir independiente son 1.300 euros. Con un sueldo de 950 euros, si tienes que pagar un alquiler o una hipoteca… eso no es vida, vives para trabajar, no trabajas para poder vivir”.

El objetivo declarado por los sindicatos mayoritarios y el propio Gobierno es que el SMI llegue a los 1.200 euros en esta legislatura, aunque para Gonzalo Pino, secretario de Política Sindical de UGT, la clave para impulsar los salarios es la derogación de la reforma laboral.

“No se puede vivir dignamente con 950 euros, con ese sueldo solo da para seguir sobreviviendo, pero nuestro objetivo no es que se aumente el SMI solo a 950 euros”, declara Pino.

“El SMI es el mínimo que establece el Gobierno de un país, pero el objetivo es que sea la negociación colectiva, una vez que deroguemos la reforma laboral, la que haga subir los niveles salariales a niveles dignos”, añade el sindicalista, que se muestra muy optimista sobre la derogación de la reforma laboral aprobada por el Gobierno de Mariano Rajoy en 2012.

“Estamos convencidos de que es el momento y de que hay un Gobierno que tiene compromisos adquiridos y en muy poco tiempo tenemos que llegar a la derogación para empezar a caminar”, afirma Pino.

Vanessa Lozano, una auxiliar de servicios de seguridad en unos grandes almacenes de Madrid, vive con su familia a sus 38 años porque admite que le es imposible independizarse con su sueldo de 950 euros.

“Mi vida social está muy reducida, yo tengo que ayudar en mi casa, paga transporte, teléfono, comida, ya no te digo ir al dentista… es complicado”, explica Lozano, que, aunque admite que la subida le va a “venir muy bien”, señala que no soluciona los problemas de sus sector, relativos, precisamente, a la ausencia de negociación colectiva propiciada por la reforma laboral de 2012.

“Necesitamos un convenio estatal que regule todas nuestras funciones y que nos permita tener algo a lo que agarrarnos”, añade Lozano.

No todo el sindicalismo ha recibido con tanto optimismo esta última subida del SMI. Sindicatos minoritarios, pero con una fuerte implantación en algunas empresas y regiones como la central anarcosindicalista CGT, el gallego CIG o los vascos ELA y LAB emitieron comunicados poco después del anuncio criticando que los 950 euros ni siquiera alcanzan el 60% del salario medio que recoge la Carta Social Europea.

“Es una subida positiva, pero insuficiente totalmente. Se está acuñando un nuevo término que es el trabajador pobre, gente que tiene trabajo, pero que tiene dificultades notables para llegar a final de mes”, declara Tomás Rodríguez, secretario de Acción Sindical de CGT. Este sindicato mantuvo una reunión con la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, la pasada semana en la que le transmitió que, de no cumplirse la promesa de elevar el SMI a 1.200 euros, “la gente acabará en la calle”.

Fuentes de la patronal CEOE, que logró que Gobierno y sindicatos rebajaran sus expectativas iniciales de subir el SMI ya a 1.000 euros, afirman que la organización busca que “cuanto más altos sean los salarios, mejor”. Sin embargo, inciden en los problemas que puede generar la subida en sectores como el agrícola “donde las empresas andan con los márgenes algo apretados y esto les puede dar la puntilla”.

Isabel García es una madre de familia de 59 años que vive en la localidad barcelonesa de Sant Sadurní d’Anoia. “En el campo no quieren subir los sueldos, y ya cuando subieron el SMI a 900 tuvimos muchos problemas”, afirma esta trabajadora de laboratorio de una empresa agraria.

“50 euros de subida no suponen mucha cosa, pero menos es nada, algo ayuda, pero siendo sincera, en la empresa somos mayoritariamente mujeres, y te lo tomas como que eres un complemento para llegar a final de mes con el sueldo de tu marido, si tienes la suerte de que trabaje en otro sitio”, declara García, que considera que solo con el objetivo marcado para final de la legislatura podrían ella y sus compañeras alcanzar la independencia económica.

“Un salario más o menos digno serían sobre los 1.200 euros para poder pagar un alquiler o una hipoteca y vivir un poquito, eso es lo que nos gustaría”.

Fuente: 20minutos.es

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