Cambio climático y empleo

Desde el año 1995 en Berlín, se han producido 26 Conferencias internacionales sobre el Cambio Climático, estableciendo, mediante amplio consenso, el origen antropogénico del mismo, es decir, originado por nuestra forma de vivir y producir.

En 27 años poco se ha avanzado, y la razón es que no se discute del origen del problema, sino solo de alguno de sus síntomas obviando que, la crisis climática y del propio sistema con un alcance desigual entre las capas de clase, tiene una afección transversal que no se puede negar.

No se pone en cuestión el sistema económico hegemónico, generador de desigualdades sociales y precariedad. Y así, el Estado, prisionero del crecimiento y colaborador básico y necesario, nos muestra su insostenibilidad; no solo frente al cambio climático sino en la interconexión con problemáticas derivadas de la voracidad del sistema: degradación de suelos, agotamiento y deterioro de acuíferos, deforestación acelerada, agotamiento y encarecimiento de fuentes de energía. No se habla del agotamiento de las reservas de materiales, y la dinámica productiva que nos dirige a la extralimitación biológica, energética, y física del planeta, imposible de mantener ni siquiera acelerando la transición energética.

Las conclusiones de las conferencias sobre cambio climático se han centrado en la repercusión medioambiental del aumento de las temperaturas medias, y en 27 años, no se ha abordado el problema desde una perspectiva sociolaboral. Mientras tanto, se ha iniciado un proceso de precarización y pauperización de la clase trabajadora estructurado en los cambios regresivos que se realizan en los distintos marcos legislativos nacionales. Cambios que degradan las condiciones laborales; potencian aumentos de la siniestralidad laboral, que debido al calor se ha incrementado en un 10%, o la muerte por golpe de calor en el trabajo, contribuyendo a los 4.700 fallecimientos registrados en el Estado hasta septiembre, por causas relacionadas con el calor.

Las inversiones en I+D+I, lejos del objetivo medioambiental y de redistribución de la riqueza, que puedan paliar las consecuencias de los fenómenos meteorológicos extremos, se emplean para modificar los procesos productivos, buscando una mayor rentabilidad del capital, y condiciones más favorables hacia la productividad del trabajo. Las empresas y gobiernos parecen no contemplar la posibilidad real de la afección al empleo en las ciudades y áreas industriales (transporte, infraestructuras industriales…) por una mayor incidencia de fenómenos meteorológicos extremos. O el elevado riesgo de deslocalización de los puestos de trabajo a zonas menos expuestas a los problemas medioambientales derivados del cambio climático.

Parece que tampoco se contempla el riesgo que el cambio climático tiene para el empleo rural, con impacto directo tanto por fuertes precipitaciones, como por períodos de sequía y aumento del riesgo de incendio, como hemos podido comprobar recientemente. En el campo, donde los empleos dependen de las cosechas y el procesamiento de los cultivos, el aumento de las temperaturas impactará negativamente en la producción y en las economías rurales, incidiendo, además, en un aumento de la pobreza y las migraciones. Pero en iguales circunstancias se han identificado los empleos dependientes de sectores como el turismo, la pesca, la energía, las infraestructuras, por su dependencia de unas condiciones climáticas regulares. El sector industrial también se verá afectado. La OIT (en un informe de 2019) habla de la pérdida del equivalente a 80 millones de empleos a causa del calor en 2030, si la temperatura mundial sigue subiendo.

Desde el mundo del trabajo tenemos mucho que decir y aportar al debate sobre el cambio climático. Los orígenes de las crisis medioambientales y sociales tienen una fuente común en el modelo económico dominante. Hemos pasado de un modelo económico y empresarial que busca el enriquecimiento a cualquier precio a otro modelo, supuestamente verde, donde la mayoría de las políticas no están encaminadas a proteger el medioambiente, sino a tratar de hacer compatible el aumento del crecimiento y el bienestar material con la sostenibilidad, en este caso amparándose únicamente en la transición energética. Se equivocan. Sólo a través de un cambio del modelo económico, basado en el reparto de la riqueza con un mayor peso de lo público, es posible reorientar la deriva destructiva del medioambiente y del clima. Este cambio pasa por repartir el trabajo, una disminución de la jornada laboral que permita a todas las personas tener trabajos e ingresos dignos y tiempo para vivir.

Resulta evidente que esta propuesta de reparto confronta, con un sistema que ha certificado su insostenibilidad al estar basado en el crecimiento y los incrementos del consumo. Por el contrario, repartir el trabajo y la riqueza supone una apuesta por un modo de vida más sencillo y menos consumista, más cercano a lo esencial. Tenemos la certeza de que alcanzar un modelo de vida sostenible todavía es posible.

Nos hemos empeñado en seguir con los ojos cerrados ante un problema que aún podemos solucionar. La aportación directa del ámbito sindical exige la implantación de las 30 horas semanales, y una apuesta redistributiva del trabajo como contribución social efectiva al reparto de la riqueza. Una reivindicación histórica que cada vez tiene más sentido con las mejoras técnicas, la mayoría subvencionadas desde el erario público, que se han introducido en las empresas y que lejos de mejorar las condiciones de la clase trabajadora, únicamente han servido para aumentar los beneficios del capital.

Podemos plantear alternativas y luchar por ellas o asumir que el cambio nos vendrá impuesto.

El 23 de septiembre a las 6,30 de la tarde, la juventud de Fridays for Future con el apoyo de la Alianza por el clima nos convocan a una jornada de movilización por el clima. Y en noviembre, con motivo de la Cumbre por el clima, la Alianza por el clima organizará una cumbre alternativa en la que os esperamos.

CGT/LKN Nafarroa




OTRO MUNDO ES NECESARIO, ¿POR DÓNDE EMPEZAMOS?

A principios de siglo, en el Foro social Mundial, en Porto Alegre (qué nombre más sugerente), teníamos la confianza y la esperanza puesta en que “otro mundo es posible”. 20 años después, tras ver que los tristes escenarios de cambio climático descritos por el IPCC se quedaban cortos, que somos vulnerables a nuevas enfermedades, que se nos agotan los combustibles fósiles, los materiales, que las guerras pueden llegar a la puerta de casa, vemos que, además de posible, otro mundo es necesario.

Además la brecha entre ricos y pobres aumenta, dentro y fuera de nuestras fronteras. En 2021, los ingresos acumulados de las cuatro principales compañías energéticas españolas crecieron un 34% respecto a 2020, obsceno. ¿Quién puede defender este paradigma injusto e insostenible social y ambientalmente? No serán las grandes corporaciones ni los gobiernos que las defienden, a través de la firma de injustos acuerdos como EL TRATADO DE CARTA DE LA ENERGÍA. No podemos esperar, a que los propios guardianes lo autorregulen, no podemos esperar que lleguen los desastres anunciados con un clima que supere en 3,3 ó 5,7ºC las temperaturas medias de la época preindustrial.

Es necesario cambiar, avanzar hacia un sistema cercano, sencillo, de contención. La buena noticia es que ese nuevo sistema nos acerca a una bien entendida “calidad de vida”, centrada en la vida, en las personas, en el ser, no en el tener. La gran pregunta, es ¿cómo se inicia ese tránsito necesario, urgente? No está exento de dificultades, serán necesarios mecanismos de ajuste y compensación, pero sabemos el camino, para reducir las brechas y las emisiones de CO2

– Empecemos con la alimentación, la salud. La agricultura ecológica, la dieta baja en carne, ganadería extensiva, productos de temporada y cercanía. El sector primario, la PAC, deben ser los aliados frente a las grandes corporaciones. La tierra para alimentar a las personas, no para biodiesel, alimentar ganado, o algodón para camisetas que duran un día de San Fermín.

– Una jornada laboral de 32 horas, que permita la conciliación familiar y el disfrute de lo cercano y el equilibrado reparto de los cuidados

– Los impuestos, progresivos, proporcionales a las rentas. Tasas de carbono que favorezcan los productos y servicios cercanos y neutros en carbono.

– Productos y materias primas de cercanía que reduzcan la necesidad de transporte de mercancías. Movilidad en transporte público y en bicicleta, el dinero público para servicios públicos neutros en carbono de transporte de mercancías y viajeros, no para coche privado, no a la falacia del coche eléctrico particular.

– Vacaciones sin avión, tal vez sin coche, a tiro de piedra, nuestro entorno es maravilloso para los de fuera, también lo será para nosotras. Empecemos nosotras el camino, es una senda, no hay autopistas, ni TAV, ni hidrogeno que nos salve. Recuperaremos la esencia del ser y la felicidad de lo sencillo. Ahí está la esperanza. Este es el norte que debería guiar la “Navarra pionera”.

Desde Ekologistak Martxan apostamos por esta buena vida e invitamos a acompañarnos el viernes 23 de septiembre a la movilización internacional que convoca la juventud de Fridays for Future y a la cumbre internacional por la vida que realizaremos en noviembre, durante la celebración de la COP27 en El Cairo, la cumbre por el clima. Ambas las apoyamos con actos en Navarra impulsadas desde Alianza por el Clima.

Ekologistak Martxan




El camino que nos queda

Extraído de: https://reasna.org/el-camino-que-nos-queda/

La imaginación es la capacidad que nos permite no sólo ser seres creativos, sino relacionar conceptos y así idear soluciones. Como toda capacidad también se trabaja y desarrolla. Michael Ende nos advertía de su importancia en La Historia Interminable: si queríamos salvar Fantasía, no podíamos permitir que la Nada se adueñara de nosotras. Por desgracia la Nada es poderosa, y basta precisamente no hacer nada para que avance destruyendo todo a su paso, lenta y continua, nos devora si no reaccionamos a tiempo. Enfrentarse a la Nada de Ende era finalmente enfrentarse a una misma, quienes leímos el libro lo sabemos bien. ¿Podríamos hacer un paralelismo entre la obra de este magnífico escritor y nuestro presente colectivo? Al fin y al cabo, nuestra sociedad se enfrenta cara a cara a sus sombras y al parecer nos cuesta mucho menos imaginar un colapso distópico, esa Nada que avanza, que imaginar un cambio de estructura, un cambio de sistema hacia sociedades basadas en el cuidado mutuo y el bien común.

A diferencia de la novela, la Nada en este lado del libro está exponsorizada, y cuenta con todo tipo de recursos para mantenernos en ese estadio entre el shock, la incredulidad y el miedo en el que no terminamos de reaccionar. No hay amuletos ni dragones blancos, pero sí muchos frentes abiertos. Son gigantes poderosos los que alimentan nuestra Nada. Estos gigantes han querido hacernos creer que sólo somos inocuas y previsibles personitas, y que estamos irremediablemente aisladas aunque tengamos mucha cobertura. Nos han hecho creer que cualquier planteamiento social alternativo al capitalismo es interesado o naif, y en cualquier caso, estéril. Que aceptemos que “el mercado” es así y ya estaría. El Mercado, ese gigante inmaterial que como los hombres grises de Momo, por seguir con el universo Ende, se alimenta del tiempo de las personas, nuestro recurso último más querido, mientras nos engaña con campañas de estudiado marketing para que creamos, que eso tan importante, la vida, está a buen recaudo. Nos repiten, de paso, que nunca existieron los gigantes, y que por lo tanto nadie nunca pudo ganarlos. Y que bueno, de existir, quiénes somos nosotras para hacerles frente, seamos serios. Imaginar herramientas prácticas y dinámicas cercanas que neutralicen esta nuestra Nada es, sin embargo, nuestra mejor baza. Y el gigante lo sabe.

Siguiendo con otros mitos, muchas personas creen que las democracias y los sistemas de control y garantías nacionales e internacionales se autorregulan como lo hace “el mercado”. Otras, un poco más descreídas, comprendemos que la baraja que decide las partidas importantes que ahora mismo se juegan (energía, agua, alimentación y recursos) está más que nunca en las manos de los dueños del mayor gigante nunca visto: el capitalismo.

El año 2020 no debería ser, al menos no sólo, el año del covid, sino el año en el que el agua empezó a cotizar en bolsa. Los mercados de futuros juegan con la alimentación y la salud humana en un sistema de apuestas en el que gana siempre el mejor postor, la lógica del bussines as usual. Esto en realidad no es nuevo, millones sufren hambre en el mundo, sed, guerras, explotación. Pero estamos en un contexto en el que el pico de producción de energías fósiles como el petróleo hace ya unos años que fue superado. La tecnología es omnívora, nos dice el gigante, y picotea por prácticamente toda la tabla periódica. El problema es que los materiales críticos, esos que califica un organismo oficial europeo en función del riesgo en su suministro y la importancia de su papel en la economía, crecen exponencialmente: en 2010 eran 14, en 2020 ya fueron 30. El costo de su extracción también crece de la misma manera. Parece que le vemos las costuras al planeta.

La emergencia climática es la guinda de esta tormenta perfecta: el hiperdesarrollismo de las sociedades ricas industrializadas no sólo se ha basado en el expolio colonialista depredador de otros territorios con el que asegurar la invulnerabilidad del gigante, también es el responsable de un cambio climático a escala planetaria que se traduce en falta de agua e inseguridad alimentaria para nuevos millones de personas. Amén de desastres naturales o de la llamada sexta gran extinción.

Pareciera que estuviéramos avocadas a la gran derrota final de la humanidad frente a sí misma. Desconectar este dispositivo que es el sistema capitalista pinta entre difícil y muy difícil, pero, citando a otro gran personaje que nada tiene que ver con Ende: “no contaban con mi astucia”. Y no me cabe duda: necesitamos astucia e imaginación para salir de esta y posibilitar otras formas de relacionarnos entre nosotras y con el entorno. Lo queremos todo y ya no podemos seguir procrastineando. Que cada día sea un ejercicio práctico que nos siga haciendo caminar hacia la utopía, esa en la que al final vencemos a la Nada.

Desde la Economía Solidaria apostamos por seguir construyendo sociedades basadas en la equidad, el trabajo digno, la sostenibilidad ecológica, la cooperación, el compromiso con el entorno y el reparto justo de la riqueza. Necesitamos nuevos indicadores para un desarrollo a escala humana, que como el modelo energético ha de ser local y descentralizado. El próximo viernes 23 de septiembre el movimiento Fridays For Future y Alianza por el Clima llamamos a la movilización por una sistema energético democratizado y porque primero somos las personas, no los beneficios. Imaginemos los caminos que necesitamos recorrer, desbrocemos la Nada, sembremos esperanza siendo el cambio que queremos ver, o no nos quedarán muchas páginas por leer.

A mi al menos, ante este capítulo histórico, me hacen falta nuevas referencias.

June San Millán




23 de septiembre: justicia climática, solidaridad y seguridad

China sufre una ola de calor extraordinaria, tanto por las elevadas temperaturas como por la persistencia de la misma, con los caudales de sus ríos más importantes en mínimos y sus hidroeléctricas apenas operativas. Al otro lado del Karakórum, en Pakistán, las lluvias del monzón han sido de proporciones colosales, con consecuencias devastadoras: más de 1200 muertos, 33 millones de desplazados e innumerables infraestructuras arrasadas.

En la península ibérica hemos soportado las inundaciones de principios de año, intensas olas de calor, precipitaciones inusualmente escasas y, en varias provincias levantinas, agresivas tormentas con abundante aparato eléctrico, fuertes vientos, lluvias torrenciales e incluso granizo en forma de enormes pelotas de hielo cayendo del cielo a más de 100 km/h.

Inundaciones en  Nueva Zelanda y Texas, sequías extremas en Colorado y en el Cuerno de África, en buena parte de Europa Occidental, en Argentina el río Paraná agoniza … La lista es tan larga como desgarradora. Las pérdidas (humanas, animales no humanos, ecosistemas…) superan nuestra capacidad de registro y reconocimiento. 

Si bien encontramos expresiones extremas del desorden climático en curso en todos los continentes, son, indudablemente, aquellos territorios que menos han contribuido históricamente al calentamiento global los que con más severidad están padeciendo sus impactos. El caso de Pakistán es sintomático. Si atendemos a las emisiones acumuladas o históricas ―CO2 emitido desde la época preindustrial ―Pakistán supera los 5.000 millones de toneladas. En el caso de España, el CO2 acumulado emitido a la atmósfera excede los 14.000 millones de toneladas. Globalmente, EE.UU. destaca como el principal actor contaminante en términos históricos, con un 33% de las emisiones de CO2. Le siguen la Unión Europea (incluyendo al Reino Unido) con un 21% y China con un 18%. Pakistán ha aportado un 0,3%.

En 2022 apenas superamos los 1,1 grados de aumento de la temperatura media global respecto a los niveles preindustriales. ¿Qué tipo de meteorología podemos esperar con 1,5 grados de aumento?  ¿Y con 2? ¿Hasta dónde se acentuarán los períodos de sequía, las lluvias torrenciales, los vientos huracanados, las pelotas como puños de granizo cayendo a velocidades endiabladas?

¿Estamos preparados para hacer frente a fenómenos cada vez más extremos, cada vez más frecuentes? ¿Cómo podemos garantizar la vida organizada en un contexto de clima descontrolado y agresivo? Recordemos que nuestras sociedades, a lo largo de todo lo que llamamos historia (hace, al menos, 8000 años) se han configurado y desarrollado en un entorno climático y natural sumamente estable y predecible. Y no olvidemos, desde nuestras urbanas torres de marfil, que seguimos dependiendo de los mismos ciclos para nuestras cosechas.

Necesitamos tirar del freno de emergencia para detener, de modo ordenado pero urgente, esta máquina de destrucción que se llama capitalismo. Un sistema adicto al crecimiento y la expansión continua, agotando todos los recursos a su alcance. Nuestra economía no puede seguir creciendo. Porque necesitamos reducir las emisiones de forma drástica y continuada ―la producción y el consumo creciente significan aumento de emisiones. Pero también porque los combustibles fósiles se agotan: la producción de diésel, piedra angular de la actividad económica capitalista, lleva en pronunciado declive varios años, y así va a continuar. También el gas, el carbón y el uranio han alcanzado ya o se acercan a su pico de producción. Reclamamos, así, que se afronte la verdad de la encrucijada histórica en la que estamos inmersos, y se comunique de manera clara y objetiva. Reclamamos también esa reducción drástica de las emisiones y medidas contundentes encaminadas a detener la pérdida de biodiversidad (nuestro mejor baluarte frente a plagas, pandemias y desastres naturales). Y, afrontemos la realidad, no reduciremos las emisiones lo suficiente para garantizar alguna posibilidad de evitar la catástrofe sin abandonar la pretensión de un automóvil privado en cada hogar, es decir, sin poner fin a la industria del automóvil; sin renunciar al turismo de masas y los viajes lowcost, esto es, sin terminar con los vuelos domésticos y con buena parte de los internacionales; sin un cambio a una dieta baja en proteína animal y de alimentos ecológicos y producción local, en suma, adiós al modelo industrial dependiente de piensos e insumos químicos y extensas redes logísticas internacionales. Quizás también debamos pensar en Internet y su huella de carbono, enorme y cada vez mayor. Todo esto sin contar el desmesurado uso de minerales de la tecnología avanzada, creciendo a un ritmo exponencial.

Y aquí, en el Norte Global, debemos abanderar la lucha por la justicia climática, por solidaridad con los que están padeciendo los efectos de aquello que no provocaron; y también por nuestra propia seguridad, cada día más en entredicho.

La Declaración Universal de Derechos Humanos recoge que los seres humanos deben comportarse fraternalmente los unos con los otros, y que éstos tienen derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona. En Alianza por el Clima, diferentes colectivos sumamos esfuerzos para apoyar la movilización internacional impulsada por Fridays for Future el próximo 23 de septiembre, defendiendo la acción climática y reclamando esos derechos básicos, en el contexto de una situación climática descontrolada, unos gobiernos irresponsables y un aparato mediático que, con su silencio cómplice, contribuye a avanzar por la senda del precipicio.

 

Nacho Casado

Extinction Rebellion Iruña




Educando en el cambio climático

Una de las actuaciones comúnmente reconocidas como imprescindibles en la lucha contra el cambio climático debe implantarse en el ámbito educativo. La educación de la población joven en temas como los orígenes y consecuencias del cambio climático o sobre las posibles actuaciones en diferentes campos debe estar presente en los estudios. Así se ha entendido desde la UE y así se ha procurado incluir en los nuevos currículos de la LOMLOE, si bien de forma todavía insuficiente ya que en ocasiones se encuentran en asignaturas a las que no todo el alumnado accederá o chocan con otros contenidos contrapuestos, como la búsqueda de crecimiento sin fin de nuestro sistema económico.
En cualquier caso se ha producido un avance en cuanto a la inclusión de contenidos relacionados con la lucha contra el cambio climático y otros medioambientales, aunque aún hay margen para una mejora, que podría llevarse a cabo por parte de las Comunidades Autónomas, que tienen la posibilidad de ampliar el temario.
Pero para llevar a cabo estos cambios se hace necesaria la formación del profesorado, tal como se incluyó en la Ley de Cambio Climático y Transición Energética de nuestra comunidad, lo que a su vez requiere la inclusión en los próximos presupuestos de los gastos asociados a la misma. Así como el aumento en la partida de sueldos del profesorado de cara a permitir que en todos los centros escolares exista la coordinación en sostenibilidad que elabore el plan de sostenibilidad de cada centro y los recursos para que dichos planes puedan hacerse efectivos y coordinados. Todo esto, recogido en la citada ley, tendría que plasmarse también en las próximas cuentas públicas de Navarra.
Otro tema que relaciona a nuestra juventud con el cambio climático son los incendios ocurridos este verano en nuestro territorio. Incendios que privarán a las generaciones más jóvenes de esos espacios naturales. La zona que más hectáreas perdió en el fuego fue la de Valdizarbe y El Perdón, con más de 5.000 Ha entre área forestal, pastos y arbustos. Más al sur, en la Ribera, las dos localidades que sufrieron en primera línea los incendios de junio fueron Valtierra y Arguedas. El fuego se extendió por 1.810 hectáreas de zona forestal, pastos y arbustos, además de por el Parque de Senda Viva.
En este sentido, la necesaria e inmediata reforestación que se hace necesaria podría ser una nueva oportunidad de sensibilizar y concienciar a toda nuestra Comunidad Educativa con un gran plan de reforestación de todos los miles de hectáreas que han sido pasto de las llamas en la zona media. En Etiopía lograron plantar 350 millones de árboles en 12 horas; ¿hasta dónde podríamos llegar las y los navarros? Nos estamos refiriendo al mayor desastre ecológico de toda nuestra historia moderna. En aquellos momentos, en Navarra había 6 incendios simultáneos, y los recursos no eran suficientes. ¿Cómo vamos a prevenir emergencias de este calibre en el futuro? Es una pregunta a la que todas y todos, como sociedad, debemos aportar respuestas desde los ámbitos individuales y colectivos y, a los que la Educación no debería ser ajena; a fin de cuentas, estamos hablando de futuro y nuestra asociación acoge a profesorado que pugna por ofrecer un futuro “respirable” y habitable a nuestros jóvenes.
Otro tema controvertido es el greenwashing o lavado de cara por parte de empresas contaminadoras que se quiere llevar a las escuelas; como el programa educativo “ Zinkers” de Repsol, que puede que tenga aportaciones interesantes, pero nunca incluirá críticas a las actividades de empresas como la que la financia. Críticas imprescindibles cuando se abordan estos temas, muy relacionados con la quema de esos combustibles fósiles que provee la empresa, generadores del calentamiento global.
Con todos estos temas en la palestra, desde Teachers for Future consideramos que se hace necesaria una llamada de atención a nuestras autoridades para que se tomen verdaderamente en serio estos y otros problemas cuyas soluciones son ya muy urgentes. Y por eso convocamos a la comunidad educativa navarra a participar en las movilizaciones que se llevarán a cabo el 23 de septiembre y durante la semana del 14 de noviembre en nuestras calles, organizadas por Alianza por el Clima Navarra para llamar la atención sobre ellas y proponer y exigir soluciones realistas ya.

Codés Echalecu Elso, Teachers for Future Navarra




Reforma Laboral: es tiempo de aplicar alternativas

Una vez más, el consagrado “diálogo social” vuelve a traicionar a las trabajadoras y trabajadores que confiaban en la restitución de los derechos arrebatados mediante el Real Decreto Ley 10/2010 de 16 de junio de Zapatero y, especialmente, la Ley 3/2012 de 6 de julio de “M. Rajoy”, que supuso un aumento de la precarización en términos de temporalidad laboral y crecimiento de la desigualdad social.

Los datos de la lesiva reforma laboral de 2012, avalaban para haber centrado el esfuerzo en su derogación y establecido el punto de partida en una nueva y ambiciosa propuesta normativa. Un esfuerzo de responsabilidad social para las cúpulas de CCOO y UGT, que han vuelto a dar la espalda a millones de personas, olvidando las históricas movilizaciones del 29 de marzo de 2012 y legitimando la merma de derechos laborales que decían combatir.

El acuerdo publicado el 30 de diciembre de 2021, no responde a los retos laborales ni del presente ni del futuro. Las economías basadas en el capitalismo especulativo siguen estancadas y sin dar respuesta a la cada vez más creciente tendencia de eliminación del trabajo en términos de calidad, y el sindicalismo de servicio se ha constituido en el activo necesario para mantener el status quo.

Es un error considerar que es posible mejorar las condiciones laborales permitiendo que la patronal tenga derecho a veto en la legislación laboral. El sindicalismo debe ser ejercido con firmeza impulsando y conquistando una legislación laboral que respete lo que por derecho le corresponde a la clase trabajadora.

En ese sentido, no es posible admitir que las empresas con beneficios ejecuten despidos, que la indemnización sea inferior a 45 días por año trabajado, que las condiciones de trabajo se modifiquen de manera unilateral. Es básico acotar la temporalidad a condiciones de causalidad extraordinaria. Que los procesos de la actividad productiva principal no sean externalizados, poner coto a la subcontratación de obras y servicios y uso fraudulento.

En un contexto permanente de crisis económica y ecológica, es tiempo de activar medidas alternativas que redistribuyan la riqueza, y este pretendido “acuerdo social” debía haber servido para su impulso. Frente a las medidas facilitadoras de los despidos colectivos, los ERE, la incorporación del concepto de reparto del empleo mediante la reducción de jornada, la eliminación de las horas extraordinarias, utilizadas de manera indiscriminada y que se han incrementando considerablemente y la implantación de la jornada laboral de 30 horas semanales, con una jornada diaria de seis horas.

Secretaría de Comunicación CGT/LKN Nafarroa.




TAV, el tren del CAMBIO2 CLIMÁTICO2

De vergon-fondos europeos más el mercadeo llevado a efecto con las Moncloacas del Estado, el Gobierno de Navarra se ha soplado 200 millones de euros que plantea derrochar en una pequeña parte del tramo del AVE de Campanas a Castejón. Un pequeño tramo porque nunca habrá dinero para desarrollar esta megainfraestructura que han puesto de moda cual Nuclear Fission Week. ¿Moda? Nada más pasajero que una moda, pues pasajeros y pasajeras demandan un tren social que nos saque del coche, no una moda elitista frente al abandono intencionado del tren social, en beneficio de las grandes constructoras, que algunas se lo llevan crudo a paraísos fiscales como demonios, ya lo hemos sabido, a la espera de pescar más nombres ilustres con pulseritas de España envainando sus muñecas de guante blanco.

La huella financiera y de carbono de esta megainfraestructura no se puede tolerar, y menos en tiempos de emergencia social y climática. María Chivite estuvo recientemente en Glasgow participando en algunos encuentros de la COP 26, encuentros de greenwashing es de suponer, porque no hay pan integral de espelta ecológica con masa madre y semillas de chía para tanto chorizo.

Mártires del ecocapitalismo, las puñaladas se dan de cara y no por la espalda, pues esos 200 millones podrían ir a parar para la emergencia social que padecemos en nuestra desigual comunidad: en modo de alquileres sociales, rentas, educación pública de calidad, residencias públicas o salud mental para parar esta locura. Pero sobre todo para apuntalar la sanidad pública, que del mismo modo están debilitando intencionadamente en favor de las aseguradoras buitre que no paran de acosar en televisión hasta en horario infantil, cuando la atención primaria, tan desatendida, es la que mejor previene en gastos y salud. Sorpréndase a modo comparativo, pues sólo la choja para ese ínfimo tramo de TAV, daría para ocho hospitales completos, profesionales incluidas.

Desde CGT-LKN Nafarroa apoyamos la Kalejira del Elefante Txuria convocada por Orain Ardura en Iruña para el 11 de diciembre. El elefante blanco es el símbolo internacional de las infraestructuras inútiles, innecesarias, ruinosas e insostenibles. Sin nos atienden como a ratas, vayamos a por el elefante, que se asuste y se largue con la trompa entre las piernas.

Goio




SAD-Iruña: FIN DE LA ATENCIÓN A DOMICILIO PÚBLICA

Si nadie lo remedia, en pocos días se producirá un nuevo ataque a los servicios públicos en Pamplona. Esta semana, casi con toda seguridad, el Ayuntamiento de Pamplona (UPN-Navarra suma y PSN van de la mano en esto como en tantas cosas) aprobará la creación de una empresa pública a la que externalizar el servicio de atención domiciliaria.

Y las trabajadoras seremos una vez más las paganas de la ineptitud de los políticos para gestionar lo público. Volveremos a ver modificadas nuestras condiciones laborales y volveremos a ser moneda de cambio de los juegos políticos.

Este servicio nació como una prestación enteramente pública, que posteriormente fue en parte privatizada y en parte convertida en una empresa pública. Hace cuatro años fuimos asumidas como plantilla municipal. Cada uno de estos cambios ha supuesto incertidumbre en la plantilla y en varios casos pérdida de derechos. Sin embargo, las trabajadoras seguimos haciendo nuestro trabajo lo mejor que sabemos, hemos sido esenciales durante la pandemia y al menos durante un tiempo se ha valorado y premiado nuestro trabajo.

Desde los partidos que con toda probabilidad van a poyar nuestra externalización se dirá que una empresa pública es un servicio público. Y en parte tienen razón, el dinero que permitirá que el servicio funciones será público. Pero en parte mienten. Invitamos a las plantillas de las empresas públicas del Ayuntamiento y del Gobierno de Navarra a comentar públicamente sus condiciones laborales y sus convenios de referencia. Si nos privatizan no es para seguir como estamos sino evidentemente para ahorrar. Y en este servicio el ahorro puede venir por gestionar mejor o por empeorar las condiciones laborales de la plantilla, que es la mayor parte del gasto.

Frente a la solución fácil de ahorrar en las condiciones laborales, pedimos a Navarra suma y al PSN que pongan en práctica la moratoria que el comité de empresa ha planteado. Les invitamos a justificar con hechos el dinero invertido en contratar una empresa externa que ha estudiado cómo mejorar la gestión del servicio. Y que establezcan un año de moratoria para poner en práctica las medidas convenientes. Y después podemos sentarnos a hablar.

Pedimos también al resto de la plantilla municipal que haga pública su opinión. ¿No hay nada que decir desde el Comité de empresa de funcionarios?  ¿Y la plantilla del área de Servicios sociales de la que formamos parte?

Ha pasado la hora de negociar, es el momento de unir fuerzas y salir a la calle para reivindicar que un servicio de atención domiciliaria público y eficaz es posible. Es el momento de hacer saber a la población de Pamplona, a las personas usuarias del servicio y a los sindicatos que dicen defender lo público que necesitamos su ayuda, su voz ante el ayuntamiento. Necesitamos que nos acompañen en la pelea q tenemos por delante. Necesitamos que crean de verdad en la defensa de los servicios públicos.

Ahora solo nos queda apelar a la conciencia social del PSN en Navarra y tratar por todos los medios de frenar lo que parece una nueva vuelta de tuerca al desmantelamiento de lo público. Triste esperanza. Gestionar lo público consiste no solo en ponerse medallas con lo excelente sino también en mejorar lo que puede ser mejorado. Pónganse a ello.

Grupo de Trabajadoras del SAD de Iruña




Opinión: “Frente a las crisis presentes y futuras, unidad de acción transversal”

Extraído de: http://ahotsa.info/edukia/frente-a-las-crisis-presentes-y-futuras-unidad-de-accion-transversal

En este contexto de pandemia, de duras medidas restrictivas y de otras que aminoren siquiera su amplio y profundo impacto, nos parece necesaria también una reflexión proactiva. A ella, modestamente, deseamos contribuir con el presente escrito.
Amaia Zubieta, Javier Echeverría, Guillermo Múgica, Chema Berro

Es posible que la crisis sanitaria se encuentre en vías de ser controlada pero la crisis económica y social no ha pasado, y ya nadie duda que sus efectos serán extensos y duraderos. Por ello debemos tomar conciencia de que si no hay una respuesta social contundente lo serán más de lo previsible.

Se impone por tanto una apelación al tejido social organizado y no organizado, a las distintas sensibilidades y tradiciones políticas, para que busquen el camino hacia alianzas y solidaridades transversales lo más amplias posibles.

La experiencia de otras crisis anteriores nos confirma que la única vía posible de contestación, realmente influyente, es la unidad de acción fruto de procesos abiertos y colaborativos, capaces de articular herramientas colectivas de organización y movilización. Cultivando activamente el consenso, superando la fragmentación de iniciativas y en torno a ejes básicos. Cuales sean estos, lo dirán las circunstancias y los actores que participen. En este momento solo nos atrevemos a destacar algunos previos que no por obvios conviene dejar de reseñar.

Lo prioritario ahora es atender a los sectores más vulnerables, los de ahora y los de siempre (mayores, mujeres, jóvenes, migrantes, etc.), golpeados directamente por la pandemia. La amenaza de una nueva ola de precariedad y pobreza, en definitiva, de una desigualdad excluyente todavía más acusada, exige aplicar medidas de urgencia que se sostengan todo el tiempo que sea necesario.

Para poder emprender un enfoque que sea paliativo y al tiempo regenerativo, de manera sostenible, debemos redoblar la defensa de lo común y lo público contra sus enemigos, empezando por la sanidad, los servicios y la educación. El objetivo es restaurar no tanto un estado del bienestar sino un estado de supervivencia digna (alimentación, suministros energéticos, vivienda, cuidados), que nos permita avanzar hacia una sociedad igualitaria más robusta, a la que no le afecten en lo básico las crisis por venir.

La dedicación a la resolución de la actual crisis nos debe llevar a desarrollar mecanismos anticrisis a medio y largo plazo que prevengan, minimicen y puedan ir enfrentando las crisis de fondo en las cuales estamos inmersos: del modelo económico capitalista, del modelo de cuidados, del modelo energético y medioambiental desarrollista, del modelo democrático representativo o del modelo patriarcal. En alguna medida, la crisis del coronavirus se imbrica y se agrava en este contexto de grandes crisis. Y es preciso tenerlo en cuenta.

Las soluciones a crisis globales como la actual requieren un activismo más maduro, que atienda la situación local pero que se abra y coordine con iniciativas de nuestro entorno inmediato y, en la medida de lo posible, a nivel transnacional. Solo remontaremos crisis planetarias si aprendemos la dura lección de esta, desde una perspectiva solidaria y coordinada, sin fronteras.

Para que el tejido social pueda intervenir hay que posibilitar genuinos espacios de participación, en los que el debate sea abierto y sin apriorismos ni censuras, en el cual podamos criticar la gestión de la pandemia y de las diferentes alternativas y, sobre todo, en el que las diversas propuestas dispongan de cauces para ser realmente tenidas en cuenta. Y esto no debe ser un reclamo retórico, sino un hecho en una democracia imperfecta pero real.

Todo este programa intuitivo de principios solo tendrá sentido si en algún momento, de alguna manera, sorteando las actuales dificultades, somos capaces de generar plataformas amplias, operativas y transversales, que se apoyen en las iniciativas que ya están trabajando, pero que incorporen a aquellos grupos y personas que todavía no pueden hacerlo. No solo las instituciones y los parlamentos o los partidos políticos y los sindicatos tienen la responsabilidad de hacerlo posible, sino también las organizaciones sociales y las personas podemos y debemos aportar nuestro granito de arena.

Las circunstancias actuales quizá no nos permiten reunirnos con normalidad y desarrollar a mayor escala este proceso pero sí observar, reflexionar, proponer y trabajar en la salida de esta crisis, esto es, plantar las semillas de la reactivación social. Todas las personas estamos llamadas a participar, también en Navarra, en nuestra localidad, en nuestro barrio, en nuestro círculo de amistades. Que la salida de la crisis sanitaria nos pille colaborando en la salida de la crisis social y económica. Desde la unidad de acción transversal es posible.




¿TU SALUD TIENE PRECIO?

Flaco favor al sistema público de salud ha realizado la Consejera del Gobierno de Navarra, Santos Indurain, cuando asegura que “las derivaciones a la red privada son más baratas que atender a estos pacientes en la pública”. Un informe de la Cámara de Comptos contradice esta afirmación, poniendo encima de la mesa datos numéricos donde queda demostrado que los precios que se abonan en estos conciertos son del doble y hasta del triple, salvo en el caso de la hemodiálisis, en que es similar.

Durante todos estos años desde los presupuestos de Navarra se han habilitado una media de 63 millones de euros para conciertos y derivaciones a lo privado. Este montante podría justificarse siempre y cuando la sanidad pública no tuviera capacidad para asumir este tipo de atención o no dispusiera de infraestructura suficiente. Pero éste no es el caso. Hay capacidad real para asumirlo. ¿Falta voluntad?

La concertación de servicios sanitarios puede estar justificada en determinados momentos críticos pero eso no significa que lo puntual se acabe convirtiendo en lo habitual. En nuestra Comunidad , vemos habitual la existencia de convenios con entidades y empresas privadas que hacen de la salud un negocio , lo mismo que ocurre en el ámbito de las residencias de personas mayores donde se impone el criterio mercantil por encima del socio-sanitario. Asimismo, observamos con preocupación el crecimiento exponencial que están teniendo los seguros privados en una zona donde apenas tenían incidencia. El miedo y la inseguridad provocadas por la pandemia han sido un excelente caldo de cultivo para estas empresas. Y por este motivo, es ahora cuando hay que apuntalar y reforzar la credibilidad del sistema público de salud: porque es más justo, universal e igualitario.

Para ello, este sistema público nuestro debe alcanzar unos niveles europeos de inversión cercanos al 10 % del PIB, pero sin olvidar que más gasto no siempre significa más calidad, porque si se invierte de forma adecuada y con buena capacidad de resolución clínica, un sistema será más eficiente. Porque la buena salud de una población, además de los recursos públicos que se invierten en ella, se mide por factores ambientales, genéticos, de actividad física, esperanza de vida, mortalidad evitable, condiciones laborales… Y en la prevención y sensibilización de lo anterior intervienen los equipos de Atención Primaria de Osasunbidea, no las empresas privadas. La Atención Primaria supone un 22% del sistema público de salud y hoy en día, más que nunca, sigue demandando más recursos económicos y más personas para llevarlos a buen fin.

Recursos bien invertidos. Esa es la clave. En la vuelta a la normalidad sanitaria, habrá que trabajar para que las derivaciones se hagan a los propios centros públicos, por el fin de las peonadas, estabilizar las plantillas reduciendo el 51% de eventualidad que impera hoy (frente al 12% de las empresas privadas), racionalizar el gasto farmacéutico, emitir mensajes de confianza desde la propia institución (empezando por sus máximos representantes)…; en definitiva, dar un vuelco a un sistema que prioriza intereses económicos, políticos e incluso, en muchos casos, de los mismos profesionales sanitarios que no creen en lo público. Ese es el objetivo. Dejar de justificar y dejar de creer que lo privado es imprescindible en el caso de los conciertos. Nos lo han hecho creer.

Ruben Oneca Erro, afiliado a CGT/LKN-Nafarroa y trabajador de Osasunbidea.