Con abuso de esquematismo solemos hablar de violencia solo y exclusivamente cuando se producen hechos y actos que causan daños a personas o bienes por parte de personas físicas. Pero se trata de un concepto reduccionista. Ciertamente, existe una utilización legítima de la fuerza como derecho de defensa. Y luego hay un uso ilegítimo cuando se emplea la violencia contra gente pacífica, venga de donde viniera la agresión.
Aunque normalmente esa licencia forma parte de las prerrogativas de los Estados, el paradigma de la abstracta personalidad jurídica. Ocurre así desde el momento en que las atribuciones que sustentan su soberanía pierden su base democrática, convirtiéndose en simple Estado de Leyes. La dictadura franquista abrazaba ese modelo porque, llegado el caso, usaba el poder del Estado contra sus propios ciudadanos (que el paternalismo del régimen eximia de ser a la vez contribuyentes directos). Operaba, pues, como una amenaza permanente sobre sus administrados.

Botere Penitentziarioa, kartzelen harresi-artean legitimatzen dan botere hau, biolentzia erabiltzeko baimenaren jabe da; azken hau presoen gorputz eta arimetarantz sistematikoki bideratzen dalarik. Bere ustezko helburua (birgizarteratzea) inoiz lortu ez duen instituzio baten ordezkaritza lanak deskreditu eta lotsaz beterik darabilen eragile hau, sufrimenduaren produkzioa kudeatzen duen makinaria moduen ageri da geroz ta sarriagotan.