En 1976, estando muy reciente todavía la muerte de Franco, Vitoria era una tranquila
capital de provincia. Una ciudad de “de curas y militares”. Pocos podían imaginar que,
ese año, se iban a producir unos sucesos dramáticos, que cambiarían – de una vez y para siempre – la ciudad. Unos hechos que tuvieron también una importancia indudable en el devenir de la llamada transición española, especialmente en el País Vasco.
“Ya tenemos dos camiones de munición, ¿eh? O sea que a actuar a mansalva, y a limpiar, nosotros que
tenemos las armas; a mansalva y sin duelo de ninguna clase”
José Luis, periodista en una radio local, y acostumbrado a la rutina aburrida de la
información en una pequeña ciudad, tampoco podía prever lo que se avecinaba.
Sin embargo, los acontecimientos le envolverán en una situación que le afectará más de cerca de lo que hubiera podido imaginarse. Tan de cerca, que será su propia hija,
Begoña, una de las protagonistas (y víctima) de aquellos días de marzo.
La ciudad estaba cambiando, miles de trabajadores planteaban mejoras salariales, pero también cambios sociales y políticos. Frente a ellos, una patronal y unas autoridades que no estaban dispuestos a permitirlos y que estaban dispuestos a todo. A todo.
Así las cosas, el conflicto estaba servido. También en una familia de clase media como
la de José Luis se reproducirá un conflicto que terminará afectando a todos sus
miembros.
Begoña, la protagonista de esta historia -igual que tanta gente joven de aquella
generación- crecerá como persona de forma paralela a su toma de conciencia social.
José Luis y Ana -su mujer y madre de Begoña- tampoco podrán permanecer al margen
de una situación enconada, que acabará afectando a todos y cada uno de los habitantes de la ciudad, y deberán decidir de qué lado están.
El trágico resultado es conocido: el asesinato de cinco trabajadores a manos de la
policía en el día tres de marzo. Un día que ha quedado grabado para siempre en la
memoria colectiva de una ciudad que desde entonces no fue ya la misma.
“Hemos contribuido a la paliza más grande de la historia. Cambio”