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Cambio de paradigma: El decrecimiento

por CGT-LKN Kalean
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Con motivo de la Cumbre por el clima (COP 27), organizada por la ONU en Egipto en el mes de noviembre, multitud de organizaciones pretenden dar a conocer los escasos resultados de cumbres anteriores y la falacia de su organización, auspiciadas en muchos casos por las propias empresas responsables de los daños medioambientales. Cuanto mayor es la concreción de los acuerdos y su importancia real, menor es el apoyo que encuentran entre los países que acuden a las cumbres. Y, sin embargo, en este contexto, parece que empieza a calar en la sociedad que es necesario un cambio de paradigma. Ni el planeta y sus recursos ni el sistema económico aguantan tal y como están concebidos en la actualidad.

Se han escrito muchos artículos sobre los males de la sociedad actual y creemos que se puede llegar a cierto consenso sobre la mayoría de ellos. En cuanto al planeta: falta de sostenibilidad, agotamiento y encarecimiento de materias primas o de bienes de primera necesidad, escasez y privatización del agua, calentamiento y cambio climático, incendios, deforestación…etc. Y en cuanto al sistema económico, por lo menos estaremos de acuerdo que no aguanta con un mínimo de la exigible justicia social, este capitalismo salvaje va dejando al margen cada vez a más personas, aumentan las desigualdades económicas (lo reflejan las estadísticas) y no se afrontan con éxito muchos de los problemas del actual modelo productivo: paro de larga duración, precariedad laboral, envejecimiento de plantillas, siniestralidad y enfermedades laborales, falta de paridad, machismo, techo de cristal, temporalidad, aumento en la edad de jubilación mientras se eleva el paro entre las personas jóvenes…

Si bien en el diagnóstico de los problemas podemos encontrar muchos puntos comunes incluso desde ideologías diferentes, no parece que haya una solución fácil para afrontarlos. Desde el sindicato CGT, creemos firmemente que como decíamos en el primer párrafo, es necesario un cambio de paradigma, hay que cambiar la mentalidad. El decrecimiento debería servir para afrontar el futuro con mejores perspectivas, tanto a nivel de las personas como a nivel de planeta.

Como clase trabajadora debemos asimilar que si queremos abordar el problema del cambio climático no podemos vivir en una sociedad donde el consumo sea una finalidad. No hay que producir y acumular cuanto más mejor, objetos, bienes, dinero… Si el ideal es una sociedad más igualitaria, y el planeta no da abasto, hay que reducir el nivel de consumo, de bienes y energía.

Si el análisis nos lleva a ver la necesidad de buscar un mundo más sostenible, habrá que ser coherentes y darnos cuenta de que no podemos mantener con nuestros actos (aunque con nuestras palabras lo ataquemos) un sistema que siempre quiere más, que siempre vende algo nuevo, que cada día nos crea una nueva necesidad. El empresariado quiere más productividad y competitividad… la clase trabajadora quiere más salario, más tiempo libre. El reparto de tareas en el hogar, el cuidado de las personas mayores sigue cayendo mayoritariamente sobre los hombros de las mujeres tanto familiar como profesionalmente.

La jornada de 8 horas tiene ya 100 años, fue un gran logro de la clase trabajadora que toca poner en cuestión. Más en estos tiempos en que la robotización nos sustituye, aumenta la productividad, las empresas multiplican las ganancias y disminuyen gastos en personal. Negocio redondo.

Trabajemos menos, para trabajar todas. Nuestra propuesta pasa por la jornada de 30 horas a la semana para disminuir el paro, para producir lo socialmente necesario y ambientalmente posible y para mejorar la precariedad de tanta gente. Trabajemos menos horas para mejorar el reparto de tareas en el hogar y el cuidado de nuestra infancia y nuestros y nuestras mayores. Los beneficios empresariales de las grandes corporaciones deberían disminuir en gran medida, porque recordemos que el planeta no soporta el actual modelo. Los salarios más altos de las empresas pueden verse reducidos o no (según casos), mientras que los más bajos necesitan ser aumentados, persiguiendo siempre mayores cotas de igualdad. Repartir el trabajo nos parece una herramienta fundamental en el desarrollo de otro modelo productivo y laboral que ponga en el centro la vida y no el consumo.

Si asimilamos que debemos disminuir nuestro nivel de consumo debemos aspirar a que mejoren los salarios de las escalas más bajas, las más precarias, y si pensamos que hay que ser coherentes quienes están en las más altas escalas laborales tendrán que asimilar que para acelerar la mejora de las más bajas, deben renunciar a parte de su estatus. Es necesario disminuir las diferencias salariales, eliminar las diferentes escalas en las empresas…

Para tratar sobre este y otros temas, los colectivos que forman la Alianza por el clima proponen un mes de noviembre con actividades para la reflexión y la acción, con alternativas al actual modelo económico que provoca un cambio climático que aún podemos frenar.

El sistema actual se ha mostrado insostenible. Todavía podemos cambiarlo.

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