El ocaso de un modelo (inhumano).

Avistamos, lo queramos o no, el final de un paradigma económico, el del capitalismo y su modelo social, que amenaza con llevarse por delante las condiciones mínimas para la supervivencia en este planeta. Eso sí, como todo modelo en el que coexisten diferentes intereses, se resiste (lo hacemos resistir) a reconocerse fracasado, se estira (lo estiramos) ante la falta de alternativa, creando la ilusión de que con algunas pocas medidas políticas podemos reconducir una realidad que deja pocas dudas sobre su fatal desenlace. Esta crisis sanitaria, simplemente ha sido un escaparate que ha evidenciado la desigualdad, la injusticia y la necesidad de “otra cosa”, que desde luego no pasa por más de lo mismo aunque más despacito…

No estamos ante la necesidad de aceptación/negación de ciertas medidas sino ante la necesidad de generar un modelo alternativo que nos dé una posibilidad, aunque sea pequeña, de mirar hacia el mañana con cierta esperanza. Y la tenemos delante aunque nos exija salir de nuestra comodidad: renunciar al modelo consumista de vida actual y optar por la austeridad y la igualdad como opción vital:

  • Recuperar el carácter público, todos los recursos energéticos y servicios básicos necesarios, evitando dejar a los sectores más frágiles al albur de los “mercados”
  • Cambiar “más” por “mejor”, abandonar la identificación del crecimiento económico con el bienestar.
  • Responsabilizarnos ante la miseria a la que condenamos a millones y millones de personas, forzando migraciones inhumanas, a través del negocio de la guerra la explotación de recursos y la destrucción medioambiental, para el simple mantenimiento de nuestra forma de vivir.
  • Limitar nuestro nivel de consumo y, por tanto, de los niveles de ingresos más altos.
  • Reducir y repartir las jornadas de trabajo para que podamos trabajar todas y para vivir mejor.
  • Potenciar los trabajos de cuidados. Una sociedad centrada en los cuidados ayuda a la equidad entre géneros impulsando el reparto de trabajos y empleo.
  • Mejorar las residencias e instituciones de cuidados.
  • Paralizar todas las inversiones millonarias en mega-infraestructuras no necesarias para el bienestar general de la sociedad.

Nuestro actual, modelo basado en el incremento del consumo y el crecimiento económico, no sirve por falaz y absolutamente injusto. Falaz porque no puede existir un crecimiento infinito cuando los recursos son limitados. Y absolutamente injusto por estar basado en la competitividad y en la creciente desigualdad, en la generación del deseo por lo superfluo como individuos y como sociedad, dejando a muchísimas personas zonas del planeta en las afueras, en la carencia de lo más básico y vital.

Por todo ello, nos parece imprescindible reclamar y difundir la necesidad de ese nuevo modelo social en la calle, por lo que animamos a acudir a las movilizaciones que tendrán lugar este día 19, convocadas por la Carta de Derechos Sociales de Euskal Herria, bajo el lema “Defender lo público y esencial, repartir la riqueza. Primero la vida”, así como en la concentración que la Plataforma Navarra de Salud convoca para el día 20 en defensa de un sistema de salud y de cuidados público y para todas las personas.