Opinión: Sarcasmo

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No se extrañen de que el nuevo Plan de Educación acordado con Defensa incorpore este texto en materia de lengua y literatura. Extráñense de que se enseñe lo que en realidad aconteció, como relata un amigo veterano de la guerra de Perejil, afectado por el síndrome de Trillo:

«Volvíamos de Honduras, ¿o era de El Salvador? Retornábamos en un Yak-42 con destino a las Bardenas. Jesusito de mi vida, rezamos sin parar durante el vuelo. Paramos en Cadreita a comer un bocata de chorizo, antes de llegar al polígono de tiro para llevar a cabo con el sargento Arensivia la Operación Arguiñano. Un horror. Nos obligaron a bombardear a unos súbditos afronavarros que sacaron del espárrago para armarlos con escopetas de corcho de los chinos. Matamos a esa pobre gente como maniobra de invasión de un islote con cuatro cabras. Desde aquel día no duermo por la noche, me he vuelto toxicómano, robo crema Olay en el Eroski para pagarme el pico y encima tengo el colesterol alto».

Lo del amigo veterano de la guerra de Perejil es ficción, sí. Pero no el desprecio a la vida y a la condición humana de la OTAN, la mayor organización terrorista del mundo, que arroja bombas de destrucción masiva por doquier, que está actuando estos días en nuestro territorio, que provoca éxodos de millones de personas que se desplazan como pollos sin cabeza por el cierre de nuestras fronteras. La OTAN, que desprecia la vida y la condición humana, cuenta con algunos cómplices en nuestro territorio, a cambio de dinero, cómplices que deberían confesar sus pecados al abad del Monasterio de la Oliva(1). La OTAN, ¿que arroja bombas de uranio en nuestro territorio? Lo negaba Trillo que tranquiliza(1), porque 4.500 millones de años con esa mierda son muchos años y mucha mierda. Que el pueblo decida: 2018, Bardenas libres.

(1)Sarcasmo

Goio Gonzalez