El vendaval contra el obrero

Vivir con miedo es la peor condena que nos podemos autoimponer los trabajadores, más si cabe, en los tiempos que corren. Aunque no lo van a solucionar sindicatos como UGT que con sus notas inciden más en la herida para intentar amedrentar a la plantilla y que se sometan a los atropellos, callen y acaten ante cualquier presión o ante la pérdida de derechos que ellos mismos nos imponen gracias a sus firmas.
UGT, en su último comunicado, nos viene a decir que debemos arrodillarnos ante las pretensiones de la empresa, sean cuales sean estas y los medios que utilicen.

La elasticidad de los compañeros llega a tal término que acabará por resquebrajar físicamente a una buena parte de la plantilla, y las bajas seguirán aumentando, gracias a su alabada flexibilidad, bajas que por otra parte deberían ser consideradas enfermedad profesional y no enfermedad común, ya que todas ellas derivan de los ritmos y las condiciones de trabajo a las que estamos expuestos, y no a lo que nos dedicamos en el poco tiempo que nos queda en nuestra vida fuera de estos muros.
Para que te reconozcan tu baja por enfermedad profesional, es importante que te pongas en contacto con nosotros, con CGT, que te ayudaremos a realizar los trámites oportunos.

Ante la tormenta de la que habla UGT debemos unirnos y presentar batalla para mejorar nuestras condiciones tanto laborales como sociales, ya que después del último acuerdo, que defienden con uñas y dientes, buena parte de los compañeros y compañeras que más lo sufren están agotados, tanto física como mentalmente.
Hablan de seguir trabajando para lograr herramientas, para luchar contra la decisión fácil del despido, lo que callan, es, que esas herramientas son, precarizar los contratos y las condiciones laborales que conocieron nuestros predecesores.

El compañero que vive con miedo, acabará hundido en el fango, ya que nunca será libre de decidir nada por si mismo, y ese miedo acabará poco a poco con su autoestima y su capacidad de reaccionar.
Dicen, que el vendaval arranca de raíz a los árboles más rígidos, efectivamente, pero lo que callan es que los árboles no tienen capacidad de movilización, ni física ni intelectual, y es así como nos ven ellos, como meros obreros en estado vegetativo sin capacidad de actuar ante las presiones y las actuaciones de la patronal y su comparsa sindical.

La pelota está en nuestro tejado, a finales de año tendremos elecciones y será el momento de lanzarles lo más lejos posible de nuestro lado, ya que a continuación se negociará el convenio, donde es imprescindible que tod@s tomemos partido, y seamos y nos sintamos, parte de la negociación mediante la participación en asambleas convocadas para este fin. En ese momento se demostrará si queremos seguir siendo los vegetales que ellos ven en nosotros, o si por fin y de una vez por todas levantamos la voz y no nos dejamos pisar
La flexibilidad que tanto elogian y reverencian no es más que otra pesada carga, que acarreamos como mártires de su nueva religión, envuelta en el halo de la competitividad y la precariedad, es nuestra obligación como trabajadores romper con ellos y sus imposiciones, ya que sobreviven entre nosotros gracias al miedo que imponen a la plantilla, haciéndonos creer que son nuestros salvadores cuando son y siempre han sido nuestros verdugos.

Siempre utilizan el cuento de que en Michelin se mantiene la plantilla en comparación con otras empresas, cuando vemos con los datos proporcionados por la empresa, observamos que, en 2011 éramos 8.398 trabajadores en MEPSA y a finales de 2013 nos quedamos en 7.718, o sea, la friolera de 680 compañeros menos, de los cuales el 95% son personal ligado directamente a la producción, así que no te vendan la moto de que protegen y luchan por mantener el empleo, ya que es solo otra mentira más, con la que intentan protegerse del vendaval, que muy pronto, quizá, les arrastrará lo más lejos posible de nuestro entorno.