Maravillas: más que un Gaztetxe

El
desalojo del gaztetxe Maravillas, tras varios días de ocupación policial
del casco viejo de Iruña nos indigna pero no nos sorprende. Sabemos que
el poder acostumbra a desplegar todos los medios
que tiene a su alcance cuando se trata de destruir aquello que no puede
controlar. Especialmente, cuando lo que se cuestiona es el actual
modelo económico y social, cuando se buscan alternativas y se ensayan
otros modos de hacer, cuando reparto, justicia,
autogestión, crítica, … dejan de ser palabras y se pretende que sean
realidades. Es un modo de hacer y de entender la ciudad lo que tratan de
censurar, pues la existencia de Maravillas cuestiona los límites de la
política institucional.

Y ha sido
el Gobierno del Cambio el que ha emulado a la perfección a gobiernos
anteriores a los cuales pretendía superar en cuanto a valores y
prácticas democráticas y de justicia social. Pues bien,
la realidad que vivimos hoy en Navarra y en Iruña es que el TAV tiene
vía libre
para ocupar el territorio y para absorber grandes
cantidades de dinero público o que las grandes marcas multinacionales de
la ropa y del mueble ocuparán grandes y privilegiados espacios a pesar
de que sus prácticas tributarias no sean precisamente
ejemplares o que el centro de la ciudad se convierta en un espacio
inhabitable al servicio de un turismo depredador que ocupe locales,
calles y plazas en torno al consumo. Todas estas ocupaciones no sólo son
permitidas, son promovidas con políticas públicas
favorables, a la par que pretenden presentar a la juventud del
Maravillas como defraudadora y temeraria.

Resulta
lamentable que la presión que se viene ejerciendo de forma cada vez más
descarada desde los ámbitos más retrógrados de la sociedad vaya haciendo
mella en unos sectores políticos que se autodefinen
de cambio y que parecen obsesionados en presentarse como fiables, con
sentido institucional y como gente “de orden”. No obstante, no debemos
olvidar que cuando la calle desborda lo institucional se pasa a un nuevo
estado de creatividad política. Se abren nuevos
imaginarios a los cuales les debemos mucho y si hoy en día, nos
gobiernan las fuerzas “del cambio”, mucho tiene que ver con apuestas
valientes y rupturistas que se han dado tiempo atrás y que han ido
configurando otras expectativas políticas. Por desgracia,
hoy parece que el miedo marca los pasos de este gobierno y se opta por
la legalidad frente a la legitimidad.

Las
excusas aludidas para el desalojo, el cual han camuflado como una
supuesta revisión técnica, suponen un insulto a la inteligencia de la
ciudadanía. Que el Gobierno de Navarra, tras décadas de
abandono del edificio, se vea impelido a actuar ahora por la seguridad
del mismo, nos señala a las claras que el objetivo es otro, de índole
más política. Sin duda, las policías Foral y Nacional han generado en
tres días muchas más molestias y lesiones que
el Maravillas en toda su trayectoria. Por otra parte, no se recuerda
una actuación “preventiva” semejante, ni siquiera mucho menor, en el
entorno de alguna de las empresas en las que se han producido accidentes
laborales graves o mortales en los últimos meses,
algo que nos debe hacer reflexionar sobre la utilización del término
“seguridad” que el poder ha aprendido a hacer en los últimos tiempos, en
cualquier latitud del mundo para justificar sus prácticas más dudosas.

Estaría
bien que quienes celebramos en su día la creación del Parque de la
Insumisión en Iruña recordemos que ese movimiento que puso en jaque al
sistema militar surgió del descontento, se nutrió
con la desobediencia a normas establecidas y el resultado fue la
abolición del servicio militar obligatorio. Por ello, apostemos por
aquellas formas de rebeldía y desobediencia que aporten a la sociedad, a
este mundo tan deteriorado y corrompido, un poco de
aire fresco y tal vez algo de esperanza.

Maura Rodrigo, Sec. Gral. CGT/LKN-Nafarroa