Fuente: https://www.ileon.com/actualidad/120705/la-trama-de-los-ataudes-de-valladolid-dio-el-cambiazo-a-seis-mil-feretros-desde-1995-para-defraudar-seis-millones-de-euros
El Grupo El Salvador, con sede en Valladolid pero que prestaba servicio en toda la Comunidad y también fuera de ella, habría empezado a reutilizar ataúdes de cremaciones antes de 1995 y en total se ha podido documentar la sustracción de 5.997 féretros para reutilizarlos con otros fallecidos, lo que supone el 73,08% de todas las incineraciones.
Un nuevo informe policial establece que el caso de la estafa de los ataúdes superó los cuatro millones de euros si bien la cifra total, aunque sin documentación que soporte esta última, superaría ampliamente los seis, según elDiariocyl.
Las anotaciones de Justo M.G, un trabajador condenado por extorsionar al dueño del grupo funerario, y las fotos que almacenó de los cadáveres a los que se quemó fuera de su ataúd, sobre tapas de algunos antiguos, han sido claves para establecer cómo se materializó la estafa de la Operación Ignis.
Para valorar los féretros que se sustrajeron y se reutilizaban con otros fallecidos, la Policía ha tenido en cuenta las cantidades que el propio grupo empresarial facturó tanto a particulares, otras funerarias y a compañías de seguro. “El precio de un producto, en este caso el féretro, está basado en un principio comercial de oferta/demanda, que dependerá por lo tanto de numerosos factores, entre los que cabe destacar el supuesto en el que el servicio proviene de otras provincias de la comunidad autónoma o bien de otras comunidades autónomas, en cuyo caso el precio fluctúa de manera considerable, sobre todo en el caso de servicios realizados a particulares”, indica el informe.
En este sentido, destaca que cuando eran particulares quienes contrataban los seguros y no una compañía de seguros, los precios de El Salvador podían “alcanzar cifras desorbitadas próximas a los 6.000 euros”. Añaden que parte de la estimación de precios cuando no se ha localizado factura, porque no se halló la documentación económica de varios años, se ha realizado a través de la media acotada, “cuyo resultado beneficia a los investigados ya que, a juicio de los encargados de la investigación, el valor total de los féretros que figuran como sustraídos superaría sin duda la cifra de 4.500.000 euros”.
Robo de coronas y reutilización de ofrendas florales
Pero además, se refieren a las anotaciones de Justo M.G en relación a la sustracción de las coronas y adornos florales, ya mencionadas en el Informe de las memorias USB remitido al Juzgado: “Otra fuente de ingresos: miles de coronas, centros, ramos, también se llevaban al Tanatorio para volver a venderlas se decía a la familia, como nos había aleccionado Ignacio, que se metían a incinerar con el difunto y allí quedaban para su posterior venta.” Posteriormente, en otra anotación: “…en cada caso pone si se le robó la caja o no y las coronas y centros que se bajaron de vuelta al tanatorio”. La Policía indica que no se ha podido fijar un criterio para calcular el precio de los adornos florales que se sustraían para reutilizar con el siguiente fallecido.
Sin embargo, a través del análisis de la documentación intervenida en los discos duros, servidor y correos electrónicos, sí se ha podido constatar que, en relación a estos adornos florales, existía una irregularidad contable que será objeto de estudio en los Informes relacionados con los soportes informáticos (discos duros, servidor, correos electrónicos, etc…) y que estaría directamente relacionada con los 961.785 euros que fueron intervenidos en el domicilio de Ignacio Morchón Alonso con ocasión de la diligencia de entrada y registro efectuada en el mismo.
“Pillaje” entre responsables de la empresa y empleados
Así, incluyen en el informe un documento contable en el que se refleja claramente el concepto “no facturada” consta que, solo en el año 2006, hubo un beneficio real de 403.225.92 euros y que solamente se declaró un beneficio de 114.695 euros del total de ventas que ascendió a 693.739,71 euros. Para la Policía, existe una “abrumadora prueba documental” a través del testimonio de Justo, que fue “involuntario”, al investigarse la extorsión a la que sometía al dueño de la funeraria. El hombre había hecho una “recopilación detallada de la sistemática sustracción de féretros”, que quedó avalado además por testificales de familiares y allegados, así como la numerosísima documentación intervenida al grupo empresarial.
“Ello induce a pensar, que si bien en el caso de las flores no existe esa prueba documental directa, sus manifestaciones tienen, para los investigadores, presunción de veracidad, lo que hace llegar a la convicción de que cuando el Grupo El Salvador contrataba un servicio funerario, ya fuera a través de las compañías de seguro o bien de particulares, cuyo destino final había de ser la incineración del cadáver, se planificaba con minuciosidad el mismo para el fin último de apropiarse además del féretro, también de los adornos florales, en una estrategia de ‘pillaje’ en la que habrían participado tanto los responsables de la empresa como los empleados”.