Los hechos ocurridos en el día 9 de octubre en la ciudad de Valencia han sido de una violencia extrema y con claros componentes fascistas.
Desde la Confederación General del Trabajo queremos denunciar estos actos que nos traen tristes recuerdos de tiempos pretéritos que esperábamos no volver a ver. Está claro que las actuaciones de la derecha política de nuestro país han alimentado la proliferación de los grupos ultras, al paraguas de la inacción premeditada y orquestada de los medios policiales, dedicados a perseguir a pacíficos ciudadanos en lugar de a los violentos.
La tolerancia hacia emblemas, banderas, saludos, cánticos y gestos fascistas son una vergüenza para la gente de bien de todos los espectros llamados democráticos, que sumado a los actos reales contra las personas que recibieron no solo insultos y golpes, sino incluso auténticas palizas demuestran en su conjunto una carga de odio visceral y sectario que debería ser rechazado con contundencia por la sociedad en su conjunto, sin medias tintas ni ambigüedades.