Artículo del militante de CGT-PV publicado en Levante-EMV
Nuestros sindicatos, los oficiales, nunca dejan de sorprendernos. Y no es porque saquen comunicados apoyando a sus organizaciones hermanas francesas, cada vez que estas se echan a la calle contra los recortes del gobierno galo, mientras aquí se resignan (las pocas veces que no son firmantes) ante reformas similares.
La cosa ha llegado aún más lejos en estas tierras que, digámoslo sin temor a equivocarnos, están entre las primeras en paro, precariedad y casos de corrupción. El hito alcanzado por las confederaciones valencianas de UGT y CCOO será difícilmente superable, ya que un momento tan dulce en las relaciones con sus antiguos antagonistas (por no decir enemigos de clase, que ya no se estila) de la patronal y la derecha política era impensable durante la Transición.