El terrorismo machista se ha cobrado en lo que va de año la vida de 15 mujeres  y no se está reconociendo la magnitud del problema. Si la asesinada es una mujer no se da el mismo trato tanto en los medios de comunicación o en la administración que si el asesinado fuera un político o un policía; al contrario se las minusvalora, se da una ligera referencia en los medios y una más para las estadísticas.

Para combatir el terrorismo machista no se reúnen gabinetes de crisis y se toman medidas especiales, sino que año tras año se reducen los presupuestos para combatir este tipo de violencia.  Así el Gobierno de Rajoy ha recortado un 27% con respecto a los Presupuestos de 2011 en políticas de igualdad y en la lucha contra la violencia de Género. Al maltrato no se le considera terrorismo y no se considera al maltratador como un terrorista y por lo tanto la administración se contenta con convocar una concentración de repulsa para cubrir el expediente.

El aumento del terrorismo machista no se considera una emergencia nacional. Ha sido la lucha de 8 valientes mujeres que llevan 15 días en huelga de hambre en la Puerta del Sol de Madrid en protesta por la pasividad del Gobierno ante los crímenes de violencia machista, pidiendo un pacto de Estado por la violencia machista y las potentes muestras de solidaridad recibidas donde el pasado domingo miles de personas abarrotaron el centro de la ciudad para mostrarles su apoyo, donde se organizó una asamblea espontánea multitudinaria como las del 15M del 2011, las que han conseguido que este problema sea tratado tanto en los grandes medios de comunicación como en el Congreso.

No se va acabar con el terrorismo machista con medidas policiales e institucionales, porque sus raíces son profundas y arraigadas en la sociedad desde el principio de los tiempos, basadas en la superioridad del hombre frente a la mujer, donde se infravaloran los atributos femeninos, se educa en la supremacía masculina, porque la violencia contra las mujeres es estructural y solamente en otro tipo de sociedad más igualitaria y menos jerarquizada se podrá conseguir erradicar esta lacra.

Mientras tanto tenemos que seguir luchando para que no nos siga pareciendo normal que la mujer sea un objeto al servicio del hombre, para que no siga siendo normal que algunos hombres asesinen a sus parejas como si fueran suyas. Tenemos que considerar el maltrato como terrorismo y hacer que se persiga al maltratador como un terrorista con la misma contundencia y rechazo.

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