La banca es, por naturaleza, un negocio insolvente, porque presta (legalmente) más de diez veces más dinero del que tiene por nuestros depósitos. Se mantiene gracias a que no pedimos muchos a la vez nuestro dinero, y a la confianza de que si lo pedimos, nos lo entregan. Para los casos en que se produce una solicitud grande de fondos, existe el Fondo de Garantía de Depósitos. Sin embargo, este Fondo está utilizándose para otra finalidad: ayudar a los bancos a expoliar las Cajas de Ahorros.

El negocio de los bancos se basa en esta capacidad para mover y “crear” dinero, pero su codicia se ha llevado hasta un extremo irresponsable, provocando la “burbuja financiera”. Han prestado por encima de lo legalmente permitido y sin la prudencia requerida; han solicitado enormes créditos en el exterior para seguir haciendo negocio; se han inventado productos financieros cada vez más opacos y tóxicos buscando meramente su propio lucro.

El dinero ya no está respaldado por ningún patrón ni por la realidad de la economía mundial. El resultado de esto es que el dinero efectivo de billetes y moneda que circula realmente viene a ser solo el 7% del total de “dinero” que se mueve todos los días en la UE. Las transacciones financieras son 40 veces más que las derivadas de la economía real.

En nuestro país es la banca la principal provocadora y beneficiaria de una burbuja inmobiliaria que les ha estallado en las manos, pero que estamos pagando nosotros. Todo ello a través de paraísos fiscales y colaborando con las “agencias de calificación” para encarecer los préstamos, en un acto de auténtico terrorismo financiero.

El dinero es poder. La banca está demostrando capacidad para arrodillar gobiernos y sin embargo nuestros gobernantes les conceden cada vez más poder. Nuestro bolsillo, y la existencia misma de la democracia, necesitan parar este sinsentido. El Banco Central Europeo da a los bancos dinero al 1% y estos, con la otra mano se lo prestan a los Estados al 4% o al 6%. Este ROBO tiene que acabar.

Las malas “artes” y la falta de responsabilidad de la banca han generado una crisis financiera a escala mundial que ha tenido importantes repercusiones en todos los ámbitos. Y la solución dada por los gobiernos ha sido la de salvar a los bancos. Este “salvamento” ha costado a las arcas públicas más de dos billones de euros en ayudas directas y tres billones inyectados por los bancos centrales.

En España este rescate ha ascendido a 128.561 millones de euros (ayudas del FROB: 20.225 millones; adquisición de activos bancarios: 19.342 millones; avales del Estado sobre activos difíciles de cobrar: 88.000 millones). A esto se suma que la primera medida del nuevo gobierno ha sido conceder otros 100.000 millones en avales a los bancos. Para eso sí hay dinero.

Y ahora le toca el turno a las Cajas de Ahorro. Estas son entidades públicas que se supone debían cumplir con el cometido de financiar a familias y pequeñas empresas. Pero la realidad es que su funcionamiento ha emulado al de la banca privada. A lo que se suma que su crédito y financiación ha ido a respaldar las inversiones y gastos megalómanos de políticos y empresarios corruptos. Al final se ha provocado la necesidad de insuflar dinero público para su rescate, una vez hecho lo cual se han puesto a la venta a precio de saldo, siendo compradas por los propios bancos privados y grandes fortunas que ya se reparten el resto del pastel.

Abogamos porque las Cajas de Ahorro deben servir de base para la creación de una banca pública real. Si es un servicio público, debe ser público de verdad, poniendo el crédito a disposición de los proyectos económicos de más interés social; con un funcionamiento democrático y transparente, que propicie y facilite el control social; y que renuncie al ánimo de lucro, cumpliendo su función de proveedor de financiación a las familias y empresas.

Se hace necesario, en este contexto, un nuevo modelo de banca, que anteponga su función social al mero beneficio privado. En España ya ha existido una banca pública (Argentaria) que funcionaba conforme a esta función, hasta que gobiernos socialistas y populares decidieron desmantelarla. Nosotros reclamamos que la población pueda controlar donde y cómo se dirige su dinero. Es necesario crear una verdadera banca pública para asegurar que los servicios de crédito del Estado se puedan ejercer directamente sin la dependencia de la intermediación financiera que tan perjudicial se está mostrando para nuestras economías.

CONTRA LA ESPECULACIÓN: ¡BANCA PÚBLICA YA!!

 

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